~• Capítulo 39 •~

2.1K 177 122
                                    

Mazikeen

Hoy es el gran día en el que me caso con el amor de mi vida y me estoy comiendo todo lo que me ponen en la habitación de los nervios.

Ahora mismo estoy devorando un muffin de chocolate mientras la peluquera me peina. Era esto o llorar y no hace nada que me maquillaron así que para no estropearlo como.

— Señorita, si sigue comiendo no le entrará el vestido, —suelta la peluquera.

Giro mi cabeza y la miro de forma asesina, —¿y usted qué coño le importa? Peina y cállate. — Vuelvo a mirar hacia el espejo, puede ver el miedo en sus ojos, normal doy miedo hasta con la mirada, lo tengo muy bien trabajado.

Veo entrar al fotógrafo. Me pareció extraño, ¿no quería una boda privada? ¿Para que un fotógrafo?

Dejo de comer y agarró el móvil para mandarle un mensaje a Nick.

Tú, bonito. ¿Por qué hay un fotógrafo en mi habitación? ¿No era esto privado? Si es secreto, tiene que serlo, ¿a quién le vas a enseñar las fotos? ¿Al espíritu de la habitación?

Espero unos minutos para que me conteste.

Las fotos son para nosotros. Debemos tener un lindo recuerdo para este día, además de que el secreto no va a durar eternamente, nuestras familias algún día tendrán que saberlo.

No pensaba para nada en decirle esto a nadie, creo que los nervios me están afectando a las neuronas.

Si se entera tu familia voy a ser linchada. ¿O no recuerdas lo que pasó hace 3 - 4 años?

Lo sé perfectamente, para no olvidar esos acontecimientos. Tendrán que saber que su hijo está casado algún día con el amor de su vida, aunque te odien tienen que aceptarlo.

Pongo los ojos en blanco, no quiero hacerme fotos, odio las fotos de boda, me gustan cuando son casuales y no forzadas.

Está bien.

Dejo el teléfono encima del tocador y sigo comiendo, me da igual que me hagas las fotos mientras como, necesito saciar mi ansiedad.

Lo había decorado todo y dejaron de traerme comida, no iba a comer nada después de la ceremonia o sí, soy muy glotona.

Me quedé tumbada en la cama ya preparada hasta que llegase la hora, mirando el techo pensando en cómo le diría a Evans y María que me he casado sin decirles nada, ni una invitación. Que desastre. Acepté casarme con él sin pensar en ellos. Mi impulsividad y esas cosas.

En mi cabeza estaba mi Apá. Revivo su muerte una y otra vez, hasta tengo pesadillas con ese día que no me dejan dormir. El saber que no volveré a verle nunca más, duele, me duele mucho el pecho y quiero llorar todo el tiempo.

Cerré los ojos divagando en mis recuerdos de hace ocho años.

Tenía quince años y estaba en el jardín de nuestra casa de Colombia entrenando como cada tarde después de la escuela.

Estaba en posición esperando un nuevo ataque de su parte, pero no se movía, no hacía nada. Decido atacar, pero él me bloquea, y con su pierna derecha me tumba en el césped como si nada.

Vas mejorando, suelta como si esta no fuera la quinta vez que me tumba.

Si tú lo dices, digo poniéndome en pie de nuevo.

Pequeña tormenta eres una niña prodigio, serás capaz hasta de superarme algún día. Sin embargo, tu padre no es tan inteligente como su pequeña.

Amor perverso ✓ Completa [#II Saga emperadores de la mafia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora