~• Capítulo 7 •~

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Mazikeen

20 de diciembre de 2015

No recuerdo nada de lo que pasó anoche. Todo el alcohol en mi cuerpo. El dolor de cabeza era intenso.

Casi vómito al notar el olor a putrefacción, quería ducharme, pero estaba el otro metido en la ducha así que decidí vengarme una vez más.

Que pedazo de polla, me la metía doblada por todo mi cuerpo. Le pertenece al cuerpo equivocado.

Jamás tocaría ese cuerpo, ni siquiera lo besaría. Me da puto asco.

Después de dejarle mi celular me metí en la ducha para quitarme el olor a vómito y ponerme bonita.

Vestí con una falda de cuero por la mitad de los muslos, botas de tacón largas hasta los muslos rozando la falda con un cordón que hace zic zac. Un top de manga larga de encaje que mostraba un poco mi estómago, por último, mi chaqueta de cuero negro. Adoro el negro y me encantaba mostrar lo que soy, una gran torturadora.

Me maquillé mucho, me gustaba cargarme de maquillaje y verme bien puta.

Agarré mi bolso saliendo de la habitación. Vi a Nickolay al final del pasillo hablando por mi teléfono.

Lo ignoré yendo al ascensor poniéndome las gafas de sol. Llegué al restaurante del hotel, teniendo todas las miradas sobre mí, hasta las de los camareros. Me senté en la terraza, hacía buen tiempo para estar en invierno. Pronto llegaría la primavera y se nota.

Pedí del menú que me trajeron tan elegantemente.

Pasó un rato y noté enseguida la presencia del poste. Cruzamos las miradas, aunque no lo supiéramos porque los dos llevábamos las gafas de sol.

Me lanzó el celular mientras se acercaba a mí mesa. Lo agarré en el aire, lo metí en mi bolso.

— Te pierdo de vista un momento y desapareces — se sentó frente a mí hablando con esa voz ronca.

— Magia — digo con las manos abiertas cerca de mi rostro.

— Eres muy graciosa — hizo una mueca de desagrado.

— Tenía hambre, no iba a esperarte — coloqué mis gafas en la cabeza. A la vez que la camarera vino a traerme la sopa.

Le di las gracias con una sonrisa — Que bien disimulas la resaca.

— ¿Quién te ha dicho que tengo resaca? — señaló la sopa — Si, tengo un dolor de cabeza que creo que me va a estallar el cerebro en cualquier momento.

Nos quedamos en silencio por unos minutos — ¿No vas a preguntar por lo que hiciste anoche?

Levanté una ceja — Me acuerdo perfectamente — mentira. Me llevé el vaso de cerveza a la boca.

— ¿De qué te acuerdas?

— Me acuerdo de haberme liado con un tío muy atractivo que me invitó a una copa — su mueca de desagrado hizo que sonriera — ¿Estás celoso?

— Sigue — quiso desviar el tema.

— Estás celoso. Estás celoso — repetí varias veces en forma de burla.

Agarró la cuchara con la sopa y me lo metió en la boca haciéndome callar — Sigue.

Entrecerré los ojos con fastidio, saqué la cuchara de mi boca tragando el líquido — Luego te vi y me escapé por la ventana del baño. Fui a otra discoteca y me lie con casi toda la discoteca. Me encontré contigo. Intenté que bailarás, pero como eres un puñetero soso seguí bailando sola y ya no te cuerdo más — dije mirando a otro lado.

Amor perverso ✓ Completa [#II Saga emperadores de la mafia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora