~• Capítulo 19 •~

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Mazikeen

31 de diciembre de 2015

Hoy cenaba con el novio de mi padre y su sobrina. Me sentía muy extraña al tener que compartir mesa con alguien que no conozco.

Tengo que enseñarle a ese hombre cual es mi territorio, sobre todo las consecuencias que se llevará si hace daño su pequeño corazón.

No me molaba mucho la Navidad, pero a mi papá le encanta. Llevamos por desgracia dos años sin pasar estas fechas juntos, al fin podremos estar juntos y espero que muchas más noches como la que se dará hoy.

Todo esto lo pensaba en mi cama con el calor de mi peluche y mi gato. No me apetecía nada levantarme siendo casi las doce del mediodía.

La puerta se abrió bruscamente viendo entrar a mi padre — ¿Vas a estar holgazaneando todo el día? — dice levantando una ceja.

— Esa es mi intención — me giro dándole la espalda, tapándome aún más abrazando mi peluche y sin dejar de acariciar a Salem.

— Levantate y preparate — me ordena.

— ¿Para qué? — otro que me da órdenes sabiendo que no las sigo.

— Mi novio y su sobrina ya están aquí — tira de las mantas — Así que vamos.

Pongo los ojos en blanco — ¿Aquí donde?

— En la casa. Están abajo y vamos a salir a comer fuera. Vamos — me da la espalda saliendo de la habitación.

Le hago burla, quería estar todo el día metida en la cama hasta la cena. Lo bueno de todo esto es que ya no tengo que llevar el cabestrillo de mierda.

Me levanté totalmente desganada. Mi teléfono comenzó a sonar cuando vi el nombre me puse muy enojada, era Damon.

Ni siquiera descolgué, hoy pienso pasar de él y de su hermanito.

Me eché maquillaje en la marca de mi cuello, no es agradable a la vista y no quiero preguntas.

Las llamadas no paraban y estaba harta de la puñetera vibración, entonces descolgué — ¿Qué coño quieres?

— Colombiana, un respeto a tu jefe — dice con voz ronca.

— A mi jefe le pueden dar mucho por el culo, ¿qué? ¿Sigues en esa silla de ruedas o quieres que vaya a romperte los dos huesos que están detrás de la tibia que se llama peroné? — hablo con una sonrisa diabólica.

— Colombiana te la estás jugando.

— Te la estás jugando tú tocándome las pelotas a fin de año — amenazo.

— Te quiero aquí y ahora, tengo que hablar contigo y con mi hermano de la misión de hace dos días que no me habéis informado.

— Tu hermanito tenía que haberte informado y yo ahora no puedo, tengo asuntos familiares — como no me libre de él ya me han jodido el día.

— No me hagas repetir las mismas palabras de antes — gruñe — Aquí te espero.

Me cuelga como si nada. Quería estamparle el teléfono en toda la cara, acuchillarle la yugular y ver cómo se desangra.

Pasé las manos por mi rostro y gruño como nunca. No puedo con él.

Me puse un body de encaje con magas que hacía destacar a la perfección mis pechos, pantalones de cuero, botas de tacón altas y mi chaqueta de cuero. Amo el negro.

Me cepillé el cabello, me maquillo un poco el rostro dejándolo lo más natural posible.

Agarré las llaves de mi moto y el casco. Salgo de la habitación y bajé las escaleras. Fui directa al salón donde estaban ellos.

Amor perverso ✓ Completa [#II Saga emperadores de la mafia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora