~• Capítulo 62 •~

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Maratón 3/7

Mazikeen

Aquí estoy, en un país que no conozco a causar el caos. Use al ejército rojo para que pusieran bombas debajo de toda la ciudad de Nis.

Me siento preparada para esta guerra con un chaleco antibalas y vestida para la ocasión completamente de negro con el teléfono en mi mano, sentada en una silla.

Nos ubicamos cerca de la ciudad, necesitaba ver desde aquí como una ciudad entera explota, con sus habitantes dentro. Mataré a muchísimas personas inocentes, incluido niños, pero nada me importa. Quiero a mi hijo de vuelta.

Marco el número del serbio, me lo pongo en la oreja esperando a que el desgraciado descuelgue.

Un tono

Dos tonos

Tres tonos

No llega al cuarto cuando ya ha descolgado, dice algo en su idioma que no entiendo. Es uno de los pocos idiomas de los que no tengo ni idea, —buenas tardes, Goran.

— ¿Quién eres?

Normal que lo pregunte, nunca escuchó mi voz, —la madre del niño al cual has secuestrado.

— Encantado de conocerte, señorita Petrova. — En su tono había maldad.

Hago un sonido de negación con la lengua, —no, hoy señorita González y fíjate, que yo no estoy encantada de conocerte.

— Vaya, que problema, —dice con sarcasmo. Le importaba una mierda.

— Quiero a mi hijo de vuelta.

— Cuando me den lo que quiero.

Ajna es una niña de diecinueve años, tú tienes casi cuarenta. Queda claro cuál es la respuesta.

— Pues entonces no hay niño que valga, puedes ir rezando para que tu hijo no vuelva a tus brazos en pedacitos.

— No sabes con quien te has metido, puto serbio. — Hecho la cabeza hacia atrás.

— Ah, ¿y qué vas a hacer? — Finge un puchero, —¿decirle a tu marido que Goran fue malo?

Empiezo a reír, no era una risa normal, sino una llena de locura. Demasiada diría yo, —escucha la musiquita que te voy a poner.

Quito el teléfono de mi oreja, me pongo en pie y me acerco a la ventana. En mi otra mano tenía un botón, el cual si le doy activa los explosivos.

Entonces me llega un mensaje de Maxim, donde dice:

Ya está todo listo y estamos lo más lejos posible de la ciudad.

Llegó la hora. Aprieto en botón, los explosivos estallan. Puedo ver desde donde estoy una magnifica imagen de como desaparece entre las llamas, ese olor a nitroglicerina.

El sonido del estallido llega al micrófono del teléfono, bueno y todas partes. Uno de los mejores espectáculos de mi vida.

Mi móvil vuelve a mi oreja, esperando una respuesta ante tal atrocidad.

— ¿Qué mierda ha sido eso?

— Ha sido que acabo de hacer es volar en pedacitos una de las ciudades de tu país. Creo que se llama Nis.

Puedo notar su rabia a través del teléfono, —voy a matar a tu hijo.

— Hazlo, si le pones una mano encima puedo hacer que todo tu país desaparezca del mapa en menos que canta un gallo. — Amenazo, —¿quieres arriesgarte a ello?

Amor perverso ✓ Completa [#II Saga emperadores de la mafia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora