~• Capítulo 11 •~

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Mazikeen

22 de diciembre de 2015

Aquí estábamos en el jet sentados en los mismos asientos al venir a España, no estábamos muy lejos el uno del otro. Él estaba frente a mí en otro asiento justo al lado.

No nos mirábamos ni siquiera nos hablamos, desde esta mañana temprano no nos hemos dirigido la palabra desde anoche, y mejor que lo dejemos así. La verdad me arrepiento un poco de lo que hice anoche. Estaba un poco cabreada de que me siguiera todo el tiempo y eso que le dije que no quería que me siguiera aun así lo hizo.

¿Qué es lo que pretende? Ni que fuera mi novio celoso o algo, cada día puedo menos con él y a la vez lo quiero atar a una cama, azorarlo hasta convertirlo en mi perro que obedeciera todas mis órdenes.

Todo esto le estaba dando vueltas en mis pensamientos mientras miraba por la ventana, tomándome un batido de vainilla con una pajita. Necesitaba un poco de azúcar y un buen desayuno por la mañana.

- No digas nada de lo que pasó anoche - me saca de mis pensamientos su insoportable voz.

Giré mi cabeza hacia él con mis gafas de sol en mi cara - No te preocupes niño de mamá, haré como lo que pasó anoche nunca hubiera pasado - le di un sorbo al batido volviendo mi vista a la ventana viendo las nubes - De mi boca no va a salir, te lo aseguro. Alguien está muy avergonzado de haber sido domado por una mujer.

Solo salió de él unos gruñidos sonoros. Me encanta sacarlo de sus casillas así que reí ante la situación.

Una llamada entró a mi teléfono irrumpiendo esta maravillosa conversación tan interesante. Estiré mi cuello hacia la mesa donde estaba el teléfono viendo el número de la persona que me estaba llamando. Levanté mi labio inferior con una expresión de desagrado, colgué la llamada y puse mi teléfono en modo avión.

- Deberías de haber hecho eso antes de subir al jet - puse los ojos en blanco, en definitiva, cada vez le soporto menos.

-¿Quién eres? ¿Mi padre? Vete a tomar por culo. Que eres más pesado que una vaca en brazos - bufé.

El resto del vuelo estuvimos en silencio, bueno también porque me quedé dormida hasta el aterrizaje. Juro que estaba deseando de llegar a casa e invernar, aunque estemos a punto de entrar a dos mil dieciséis. Diciembre en este país es helador, prefiero la temperatura de mi país.

Estiré mi cuerpo abriendo los ojos. Ni siquiera estuve atenta si él salió antes o no, si presencia me importa un comino.

En la pista se encontraba mi padre y Damon hablando entre ellos, el primero en fijarse en mí fue mi padre - Hola, pequeña tormenta - dice en español.

- Buenas - digo en ruso, así me entienden todos - Tengo que hablar con vos - esta vez me dirigí a mi padre señalándole. De reojo noté como los hermanos levantaban una ceja.

Nos retiramos para hablar a solas - ¿En qué vaina se metió? - habla con ese marcado acento colombiano que tanto amo de mi país.

- No me he metido en ninguna vaina, apá. Es el cansón de Charly que está volviendo a llamarme - por si no lo sabéis Charly es mi exnovio.

- Mándalo a la chingada a ese toche, saltatapias, sapo, pendejo de mierda, rata de cloaca - y miles de insultos colombianos.

- Si, ya sabemos lo que es ese cansón. Quiero saber cómo chingados a encontrado mi número - pise la mano sobre mi cadera, estoy harta de cambiar de número constantemente, volvía a sonar el teléfono y le mostré el número - ¿Ves? Está volviendo a llamar.

Me quitó el teléfono descolgando y se lo puso en la oreja - Buenas Carlos - no escuchaba a través de línea, pero ya me imaginaba las palabras del pendejo - Quiero que dejes en paz a mi niña pedazo de guevon si no quieres que te mande un ejército a acabar contigo. Buen día - le colgó devolviéndome el teléfono con una gran sonrisa.

Amor perverso ✓ Completa [#II Saga emperadores de la mafia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora