𝑽𝒊𝒆𝒓𝒖𝒏𝒅𝒛𝒘𝒂𝒏𝒛𝒊𝒈

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         Llevaban un buen rato abrazados, ninguno se quería separar. A pesar de que llevaban tan poco tiempo conociéndose, pareciera que había surgido algún lazo que los había conectado en el momento en el que se conocieron, como si sus almas estuvieran unidas y solo estaban esperando a que por fin se vieran en persona para completar aquel vínculo.

Mc no quería romper ese abrazo, pero tenía que hacerlo. Debía ir a su siguiente clase, y solo tal vez, pensar en como hablarle de nuevo a Jessy y Richy, sentía que se había portado mal con ellos la última vez que se habían visto.

Pero en el fondo tenía sus razones para actuar como lo hizo.

Y de ser posible, les explicaría a ambos que ahora Jake viviría con ella. No tenía ningún problema, al contrario, necesitaba que alguien estuviera con ella y la hiciera sentir segura. De no ser así, sus noches se volverían en vela ya que el insomnio la atacaría y no la dejaría en paz.

—Ya me tengo que ir Jake —le mencionó mientras se separaba un poco del abrazo, solo para ver los ojos azules que podía alcanzar a apreciar en aquella máscara.

—No te preocupes Mc, respecto a la mudanza temporal a tu casa, ¿cuando te parecería bien?

Pesé a que Jake quería estar con ella, no podía llegar de golpe a su casa esa misma tarde, primero tenía que consultarlo con la anfitriona del hogar. No quería apresurar las cosas ni quería que él se viera como un desesperado por invadir su hogar.

Respetaba a Mc en todos los sentidos.

—Yo te mando mensaje, necesito revisar algunas cosas antes de cualquier cosa.

—De acuerdo Mc, cualquier cosa me avisas.

Mc asintió y se despidió con un abrazo de Jake.

Tenía una hora desde que se había ido del invernadero y ahora trataba de prestarle atención a la maestro que decía un montón de palabrerías qué no concordaban con la materia que estaba impartiendo en ese momento

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Tenía una hora desde que se había ido del invernadero y ahora trataba de prestarle atención a la maestro que decía un montón de palabrerías qué no concordaban con la materia que estaba impartiendo en ese momento.

Hasta podía jurar que eso lo habían visto ya en el cuatrimestre anterior.

Suspiró y dirigió su mirada hacia una de las ventanas del salón que daba directamente hacia uno de los patios. Trataba de concentrarse en cualquier otra cosa que no fueran las incontables miradas que estaba sintiendo en su espalda.

Las cosas habían mejorado solo un poco, tan solo algo pequeño. Y todo había sido gracias a Jake.

¿Se arrepentía de haberse ido encima de Hannah? Claro que no, pero si admitía qué hubiera estado mejor hacerlo en cualquier otro momento.

Con más personas tal vez.

Daba igual, lo que ya había pasado, pasó. Y no podía quedarse estancada en el pasado, ¿de que servía si por más que pensara las cosas, nunca iba a poder deshacer algo que ya no era perteneciente a esa línea de tiempo?

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Después de algunas clases más, tuvo que quedarse unos minutos más al final de su última clase ya que uno de los maestros quería hablar con ella respecto a unas cosas de la universidad.

Entre ellas felicitarla por su rendimiento académico, lo inteligente que era, etc. Aunque Mc agradecía qué uno de los decentes reconociera su esfuerzo, en ese momento quería irse, y no porque le causará incomodidad estar a solas con el maestro, sino que tenía un mal presentimiento.

Y prefería estar en la seguridad de su hogar.

Cuando el maestro la dejo ir, fue directamente al baño ya que su organismo le pedía que cumpliera ciertas necesidades. Mc maldecía un millón de veces que en ese momento le entraran ganas de ir al baño.

Al terminar rápidamente se dirigió al lavabo y comenzó a lavar sus manos, se mantuvo sumida en sus pensamientos, su vida había cambiado de golpe gracias a una mentira. Sabía que tenía que hablar muy seriamente con Hannah respecto a lo que había publicado sobre ella.

Mas no quería que al hablar con ella, se generarán más problemas, muchos más de los que ya tenía.

Mientras lavaba sus manos estaba algo inquieta, tenía un mal presentimiento. Ya quería irse, y maldecía enormemente qué el maestro la haya entretenido con sus elogios.

Sabía que ya no había casi nadie en la universidad, mayor razón para querer irse.

Tenía su celular en mano, por cualquier cosa, y justo al salir fue emboscada por un desconocido el cual le tapó la boca.

—No voy a esperar un minuto más. Necesito de tus servicios pequeña zorra.

Mc empezó a llorar desesperada tratando de liberarse. Pero aquel tipo era más fuerte que ella, como pudo apretó un botón en su celular antes de que el chico se lo quitara.

La metió de nuevo al baño, con tal de que nadie supiera lo que iba a pasar.

Manoteó con tal de zafarse, estaba haciendo lo que podía pero ya la habían despojado de su prenda superior, lloraba con fuerza, no podía gritar debido a la mano que obstruía su boca.

Las palabras no salían, y lo único que podía hacer era llorar.

Observó como el chico se desabrochaba el pantalón y con mayor fuerza trataba de quitárselo de encima, pero por la misma impotencia perdía fuerzas. No quería, no quería que pasara.

Y justo antes de que le quitaran el pantalón, la puerta del baño fue abierta con rudeza, y ahí lo pudo ver.

Esa sudadera era sumamente familiar para ella.

—¡Jake! —lo llamó llorando, suplicando qué la ayudará, qué la salvará.

Y el hacker, al ver aquella escena, pudo sentir la fuera recorrer por las venas de sus brazos y cuello. Se aproximó con rapidez para quitárselo de encima, golpeandolo en el proceso.

Una vez que lo dejó inconsciente, se quitó su sudadera y se la coloco a Mc, y solamente la abrazó. Sentía como su corazón dolía al escucharla llorar, tan vulnerable.

El peor miedo de cualquier mujer.

—Tenía mucho miedo Jake —tomó un respiro para poder decirle eso, pero enseguida volvió a llorar.

—Mientras yo esté aquí, nadie podrá lastimarte —le dijo apretandola contra su pecho, dándole la confianza y seguridad que ella necesitaba en ese momento.

Y en toda esa situación, Mc se pudo percatar de algo.

Jake no tenía puesta aquella máscara.

𝑴𝒊 𝒑𝒓𝒐𝒕𝒆𝒄𝒕𝒐𝒓 ||𝑫𝒖𝒔𝒌𝒘𝒐𝒐𝒅||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora