Arlene Mania

18. Delia Harbor, 2010

           Arlene miraba a la nada por la ventana de la Escalade de Jamie. El viento despeinaba su cabello castaño. La animada conversación entre su amiga y su novio se le figuraba lejana. Tenía mucho en qué pensar.

           No quería demostrarlo, pero las palabras de Freddy le habían hecho mella. ¿Por qué Jolene habría hecho lo del vestido? La rubia sabía que podía pedirle cualquier cosa y que Arlene se la compraría. Le gustaba demostrarle cariño a su amiga de esa manera. Así, el hecho de que Jo hubiera comprado algo a escondidas la hacía más bien dudar de sí misma. ¿Acaso estaba haciendo algo mal como para que su amiga no le tuviera confianza de pedir que le compara un simple vestido? ¿Sería que no estaba haciendo lo suficiente por la amistad de Jolene?

           Arlene intentó pensar en otra cosa. Hablando de ese vestido, hasta ella tenía que admitir que si Jolene se lo había comprado, había hecho una excelente elección. Seguro se le vería espectacular. ¿Pero qué tal el vestido blanco que ella finalmente había elegido? Sus amigos habían dicho que se le veía muy bien, aunque... ¿qué tal si Peter no pensaba lo mismo? La chica no sabía muy bien cómo lidiaría con un novio ciego, pero tenía claro que quería seguir siendo perfecta para él. ¿Y si por estar peleando sus amigos le habían hecho escoger un vestido inadecuado? En todo caso la culpa sería de ella, por forzarlos a convivir, aún sabiendo lo volátil que era Jolene. Aunque ella no esperaba que Freddy estuviera tan sarcástico...

           ¿Pero cómo no iba a estarlo, después de lo que había pasado con su primo? Por un momento, Arlene se preguntó si ella quizá podría haber prevenido todo alertando a su amigo, contándole su visión. Sin embargo, era inútil pensar en cambiar el pasado. Al escucharla, cualquiera habría pensado, como lo pensaron Jo y Jamie, que estaba bajo el influjo de alguna droga fuerte. Y si Freddy la hubiera escuchado y las cosas hubieran sucedido como su visión... bueno, la joven no quería ni pensarlo. Probablemente todo el mundo estaría tras ella, intentando estudiarla como si fuera un fenómeno... o peor aún, intentando meterla en el manicomio. No importaba lo que Arlene quisiera pensar, todo terminaba con ella siendo internada, como su madre... Ese maldito pensamiento hacía que la chica sintiera que le iba a estallar la cabeza. Quería dejar de imaginarse una vida internada... las imágenes en su mente le causaban náuseas y mareos...

           Jamie dio la vuelta y condujo por el Corona Bridge. La vista del horizonte desde el puente no sirvió para distraer a Arlene de sus pensamientos. Al contrario, se sentía ahogada por ellos, como si hubiera saltado del puente y hubiera caído al mar, y nadie pudiera verla, como si se estuviera ahogando en la noche. Sin embargo, pensó en ese momento, preferiría mil veces saltar del Corona Bridge a tener que ser internada en Heaven's Door. El puente era tan alto que en unos segundos todo habría terminado y sólo habría silencio, y paz... ya no habría ese miedo y esa ansiedad...

           -Bueno, ¿ya puedes quitar esa cara de funeral? Ni parece que vayamos a llevarte a una sorpresa- Jolene la regañó desde el asiento delantero-. Y si traes esa jeta porque tu amiguito el maricón se la pasó mal, sólo te digo que ni creas que me voy a disculpar, ni con él ni contigo. Fue tu culpa por llevar a ese desviado con nosotras.

           Arlene tragó saliva. Necesitaba decirle a su amiga la verdad. A lo mejor no sería tan malo.

           -Sí, perdón... es que la verdad han sido días muy complicados. Ya sabes, lo de Peter, y luego lo de la fiesta en casa de Freddy...

           -Ay, ¡no es cierto!- otra vez, los ojos verdes volteados con fastidio-. No me digas que en verdad te importa lo que le pasó al primo psicópata de tu amiguito. Otro desviado como él.

           -¿En verdad vas a hacer un drama por el neonazi de pacotilla, Arlene?- Jamie lanzó un resoplido que era mitad risa.

           -Ya sabes lo dramática que es mi amiga- rio Jolene antes de subirle el volumen al radio y empezar a cantar "California Gurls" a todo volumen, incluso por encima de la voz de Katy Perry.