Capítulo XIV: ...Stormy weather, since my man and I ain't together...

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Capítulo XIV

Mamá no te reprendió con gritos ni mucho menos, pero una sola mirada suya y la orden de quedarte lejos fueron suficiente para que obedecieras inmediatamente. La rubia siguió pidiéndote ayuda mientras te alejabas, la seguías escuchando pero al menos no la veías.

Tu destino era el dormitorio pero la languidez de tu cuerpo no te permitió llegar hasta allá y solo llegaste hasta el saloncito donde el tío Monty se sentaba a leer el periódico todos los días, de hecho él estaba ahí y no se inmutó con tu presencia por lo que te acomodaste en uno de los sillones buscando el silencio y otra cosa en que concentrarte. Funcionó al principio hasta que el bullicio comenzó de nuevo.

El sonido de un cristal roto te puso los pelos de punta, luego mamá gritándole a Hoyt, luego más y más gritos. Forcejeos peleas, las voces ajenas a la familia. Todo eso debía ser ya normal para ti pero haber visto sus rostros te llenaba de culpa, de miedo y te comenzaba a desbloquear esos recuerdos que te atormentaban.

Volviste a cubrirte los oídos con ambas manos pero podías escuchar aún todo lo que ocurría y no hacías más que imaginarte la situación. Ellos eran personas igual que tú, igual que tu familia, tenían derecho a vivir tanto como todos ustedes pero estaban a punto de ser asesinados y lo peor es que no quedarían rastros de sus cadáveres.

Sentiste una punzada en el vientre como si fueran cólicos. Las náuseas volvieron por la preocupación, no pensabas que fuese algo normal y con todas las fuerzas del mundo intentaste tranquilizarte por el bien del bebé.

Solo podías pensar en Thomas, deseabas tenerlo a tu lado para que te rodeara con sus grandes y cálidos brazos, los pensamientos de sus momentos juntos te ayudaron a concentrarte mientras te acariciabas la barriga suavemente para darte alivio.

Pudieron pasar unas cuantas horas hasta que lo lograste, el bullicio cesó mucho antes de que el cielo se tornara oscuro, la casa apenas tenía iluminación y Monty cayó dormido. Te recargaste en el sillón con la respiración más relajada, el dolor se había ido un poco y el silencio simplemente te reconfortaba.

Mamá ya debía haber ido a buscarte pero en cambio comenzabas a oler el aroma de la comida, pensaste en ir para ayudarle como solías hacerlo pero un instinto primario de supervivencia te lo impidió, te quedaste en quietud como si alguien te acechara desde los rincones oscuros de la habitación.

Por otra parte, Thomas estaba en el sótano llevando a cabo sus tareas, su tío le había encomendado llevarse al muchacho pelinegro que había intentado escapar y que trató de resistirse, pero estaba demasiado débil ahora.

Lo ancló a la mesa a través de unos grilletes improvisados de metal y clavos, nada del otro mundo, era necesario hacerlo cuando había ganado muy vivo como ese. Pero notó algo que llamó su atención mientras le cortaba la ropa para comenzar a rebanar.

Arqueó la ceja e ignoró los insultos del pelinegro por un momento para concentrarse en esa cara pesarosa de ojos azules. Ese debilucho que suplicaba por su vida era de esos que la vida les había otorgado la bendición de ser hermosos, de ser tratados con el respeto mínimo humano, de hecho hasta más. Seguramente tenía el privilegio de ser tratado como alguien importante y estar rodeado de amigos y mujeres por el simple hecho de verse como lo hacía.

Lo que lo llevó a otro gravísimo recuerdo, una vez que ese tipo estuvo bien anclado a la mesa lo abandonó unos segundos para dirigirse a la columna de madera más cercana. Ahí había puesto tus fotografías que había tomado prestadas de tus cosas, quería verte todo el tiempo y recordar que tú lo querías a pesar de su maldición.

Acarició tu figura con las yemas de los dedos, no podía creer que tú estuvieras con él, que en ese momento llevabas a su hijo en tu vientre. De hecho, de verdad no podía creerlo, sus dedos llegaron hasta la figura quemada de la otra persona que te acompañaba en la foto. Ahora ya no estaba ahí pero recordaba perfectamente como era ese hombre, era igual de hermoso que aquel que estaba en la mesa aun insultándolo.

Walk in the sun once more (Thomas Hewitt X Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora