Capitulo VIII: Negociaciones.

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CAPITULO VIII

Un abogado del estado estaba a nada de llegar, habían aceptado tu demanda y enviaron a uno de sus hombres para conciliar. Era un alivio porque seguramente los Hewitt no iban a querer entrar a juicio, además era costoso y mucho dinero no tenían.

Fingiendo ser una familia normal se posicionaron todos en la sala, Hoyt debió quitarse su uniforme de alguacil y ahora se veía como un pueblerino cualquiera. Thomas por otra parte se quedó escondido en la habitación, su máscara llamaba demasiado la atención y se negó a quitársela, prefirió quedarse arriba sin hacer ruido. Era su especialidad después de todo.

Y luego tú con tu elegante ropa, por supuesto que hacía demasiado calor como para usar un saco pero al menos la blusa blanca sin mangas y la falda lisa hasta las rodillas estaba bien para dar formalidad al asunto y sobre todo estaba bien para fingir que no llevabas meses viviendo en esa casa.

Al cabo de un rato, escucharon un automóvil aproximándose. Les hiciste una seña a todos para que se comportaran y saliste de la casa con el aspecto más tranquilo que pudiste, Hoyt iba detrás de ti.

El abogado aparcó su distinguido Aston Martin plateado a unos cuantos metros de la casa. Cuando bajó pudiste ver el desagrado en su rostro mientras divisaba los alrededores y luego observaba su auto que ahora tenía mucho polvo. Sin embargo, su rostro se volvió amable y relajado cuando te volteo a ver, obviamente producto de la fachada que debía mantener.

—Pedazo de mierda citadina... —Susurró Hoyt a tus espaldas. Y por primera vez estuviste de acuerdo con él.

El hombre joven caminó hasta ustedes con una enorme sonrisa, iba bien peinado hacía un lado y con un traje color gris tan elegante como su propio auto.

—Señorita ____ ¿verdad? —Estiró su brazo para saludar y entrando en el mismo papel sonreíste con cortesía y lo saludaste.

—Así es, es un placer conocerlo, Señor Wilkes. Él es mi cliente, Charles Hewitt.

Señalaste al hombre mayor quien estaba sonriendo con tanta amabilidad como le fue posible, casi daba miedo el papel que había adoptado también.

Tras unas cuantas palabras hipócritas entraron a la casa, habían limpiado y acomodado todo para verse como una idílica familia Texana. El comedor estaba recubierto con un mantel floral qué sólo se usaba en ocasiones especiales y las ventanas estaban abiertas, dejando pasar suficiente luz y ventilación.

—Leí su demanda...— comenzó cuando se hubieron acomodado y de su maletín sacó varios documentos, incluyendo el tuyo. —Es bastante buena, a mí me convenció. Pero me temo que mis clientes no están de acuerdo con la cantidad que usted pide.

—Sin embargo, ellos no están aquí. —Señalaste.

—Sabrá usted que personas como ellos tienen otras obligaciones. Pero no se preocupe tengo la tarea de negociar con ustedes un precio accesible para comprar su propiedad.

Hoyt frunció el ceño y se aguantó de decir algo.

—Como ya le he explicado, mi cliente no está dispuesto a vender la propiedad y tampoco existe una razón legal para ceder.

Continuaste hablando y explicando a grandes rasgos tus motivos para demandar una indemnización por el intento de expropiar ilegalmente.

El hombre no daba ningún paso en falso, pasó de ofrecer la cantidad mínima para comprar la casa hasta ofrecer una cantidad increíblemente alta. No solo por la propiedad sino por desistir de la demanda.

Walk in the sun once more (Thomas Hewitt X Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora