Capítulo XXVIII: Te protegeré

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Capítulo XXVIII

Pasaron un par de meses desde la única y ultima tormenta, el clima se volvió frio pero nada insoportable, de hecho estaba bastante cómodo y ya no sudabas todo el tiempo. En casa no celebraban Navidad pero esta vez sí hubo regalos, principalmente proporcionados por Hoyt y mamá que fueron a la ciudad por provisiones invernales.

Esa sería la última vez que podrían hacerlo ya que, según Hoyt, habían bloqueado por fin tu cuenta bancaria. Y no era de sorprenderse, sabías que eventualmente pasaría pero al menos lograron sacar lo suficiente para gastos necesarios y algunos ahorros que ahora yacían debajo de la cama de mamá.

Para ese entonces ya te habías hecho una nueva prueba de embarazo casera que resultó negativa, una parte de ti sintió un gran alivio y no sabías porque. Thomas por otra parte parecía bastante neutral, aunque por sus intentos reiterados asumías que volvía a tener la energía y actitud para hacerte un hijo. Pero quizá no quería abrumarte y no lo externaba.

Lo estaban dejando todo en manos del destino, ninguno de los dos se abstenía bajo ninguna circunstancia y tampoco utilizaban protección de ningún tipo pero por alguna razón, quizá una razón divina, no lo habían conseguido todavía.

De todas maneras Luda Mae aprovechó su viaje a la ciudad para hacer compras femeninas y entre ello compró un montón de cosas de maternidad y para bebé que luego guardó bajó llave en su habitación. Estaba decidida a cuidarte muy bien esta ocasión.

Día con día los avistamientos de policías y personal del gobierno disminuyeron, el pueblo se quedó solo y solo unas cuantas personas vivían en los terrenos aledaños según Hoyt, aunque estaban demasiado lejos para saberlo, si es que no se habían vendido al gobierno por unos cuantos dólares.

No la familia Hewitt, ustedes iban a permanecer en la tierra que los vio nacer, crecer, sobrevivir y ahí morirían también, no obstante, se encargarían de dejar un legado que trascendiera con los años sin importar las inclemencias.

—¿Cómo me veo?— Preguntaste mientras dabas una vuelta entera.

Estabas probándote ropa junto a unas botas nuevas que te "regaló" Hoyt. Eran botas vaqueras en tonos café, punta redondeada y motivos florales discretos. Desde hacía mucho tiempo querías unas de esas y realmente te hizo feliz poder combinarlas con diferentes vestidos.

Thomas asintió a tu pregunta y levantó el pulgar en aprobación, aunque lo mismo había hecho con los otros conjuntos que te probaste frente a él. Tal vez ya estaba ignorándote o de verdad le gustaban todos.

A él le habían regalado unas nuevas botas también pero eran más bien de trabajo y mamá le compró una nueva corbata. De ser otra la situación te habrías alegrado por él, sin embargo, todo aquello te daba la sensación de que estaban preparándolo de nuevo para el trabajo en casa.

Decidiste dejarte ese último conjunto de vestido bohemio en tonos beige, ibas a estrenar tus botas aunque no tuvieran ningún acontecimiento importante, simplemente para verte bonita ante ti misma y sobre todo ante Thomas. Dejaste al pobre hombre tranquilo después de retenerlo en la habitación un largo rato y no para lo que a él le gustaría.

Aun así te acercaste a él que se encontraba sentado en la orilla de la cama y le diste una ración de besos con mucho cuidado, en los labios, en la frente, en la punta de la nariz y prestaste atención en la línea de la mandíbula, habiendo aprendido ya lo mucho que le gustaba.

Pese a tus esfuerzos por hacerle curaciones ocasionales, nada funcionaba. Las heridas seguían ahí y algunas hasta se agravaron, era desalentador no poder visitar a un doctor pero nadie quería arriesgarse y mucho menos hacer un gasto tan grande. Además Hoyt no confiaba en los médicos, decía que las farmacéuticas eran puro fraude y solo hacían enfermarte más para seguir sacando dinero.

Walk in the sun once more (Thomas Hewitt X Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora