Capitulo XVI
La muerte dejó de acechar la casa por una temporada en la cual Thomas cayó en una especie de depresión, se la pasaba casi todo el día y noche en el sótano. A veces se le escuchaba salir en las madrugadas a rebuscar las sobras de comida o simplemente salía a romper cosas, su comportamiento se volvió más impredecible y ahora intimidaba mucho más a todos en la casa.
Tenía un odio creciente en su interior, no quería ver a nadie y mucho menos a ti. Tal vez te culpaba por no haberle dado un hijo vivo, o tal vez solo le recordabas a ese suceso que quería olvidar con todas sus fuerzas.
No te parecía justa la posibilidad de que te culpara, a final de cuentas tu solo fuiste una espectadora aquel fatídico día. Y tampoco estabas bien, físicamente te habías tenido que mantener en cama algunos días, Luda Mae te daba remedios caseros y te acompañaba casi todas las tardes por si había algún malestar. Pero no había nada que curara tus heridas emocionales, porque tú también al igual que Thomas esperabas con muchas ansias el nacimiento del bebé.
El sentimiento de no querer verse era reciproco, al menos no con esa cosa puesta en la cara. Era tétrico y no hacía más que hacerte regresar una y otra vez a ese día. Aparentemente todos los jóvenes habían muerto, no quedo ni uno solo pese a sus intentos de escapar y de la misma manera fuiste reprimiendo tus sentimientos hasta que no quedara ni uno.
Salvo por aquel que te hacía extrañar al Thomas de antes, el que se preocupaba por ti y tus necesidades. Te conseguía alimentos adecuados, te abrazaba todas las noches para cuidarte del frio, el único que te hacía sonreír de verdad en aquel lúgubre lugar.
Deseabas un abrazo suyo, habías perdido demasiado ese día y sentirlo tan distante era como perderlo también.
—Más tarde vendrá Henrietta— Anunció mamá —tal vez quieras que suba aquí a hacerte compañía... —Sugirió mientras te ayudaba a cambiarte.
Seguías reposando en la habitación, día con día los dolores eran menores pero debías guardar la cuarentena por lo menos. A veces y sobre todo al principio era casi humillante como debía ayudarte hasta para ir al baño, sabías el tipo de cosas que conllevaba parir pero todo eso valdría la pena si se hubiera dado correctamente el embarazo, ahora solo estabas ahí triste y tratando de guardar la poca dignidad que te quedaba.
—¿Para estar escuchando los berridos de su bebé? No, gracias. Prefiero estar sola hoy si no te molesta.
Luda Mae soltó un suspiro de resignación, ya no sabía qué hacer. Thomas deprimido en el sótano, tú en la habitación, había metros y metros de distancia física entre ustedes y ni hablar de la distancia emocional que tomaron. Sentía que nada de lo que habían logrado valía la pena ahora, también trató de persuadirlo para salir de aquel lugar pero con él la situación era peor por su comportamiento tan agresivo.
— ¿Y entonces que vas a hacer? ¿Te vas a quedar aquí para siempre? En algún momento debes salir, por ahora nos podemos dar el lujo de gastar los ahorros para vivir al día pero sabes que pronto debemos volver a las andadas, tendrás que continuar con tu trabajo en la casa. — Soltó a modo de reclamo. No solo lo decía por ti, eran palabras que debía decirle también a él pero entrar al sótano era casi imposible. El dinero de la anterior diligencia pronto se terminaría y eso solo significaba una cosa; debía volver el trabajo de carnicero.
—Lo sé, estaré mejor pronto...— Respondiste sin ganas. Ambas sabían que era difícil que eso sucediera, la vida no se detenía por nada ni por nadie, era verdad que pronto volverías a seguir lavando la ropa cubierta de sangre y viseras pero eso tendría que pasar aunque no estuvieras bien.
Mamá salió de la habitación luego de terminar de ayudarte, te quedaste sola para no hacer nada más que esperar a que el día terminara. Más tarde te llevaría de comer pero podías hacerlo sola esta vez, era sumamente nostálgica toda aquella situación con la diferencia de que ya no eras una prisionera. O algo así.
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Walk in the sun once more (Thomas Hewitt X Reader)
FanfictionEres una abogada en un mundo donde los hombres tienen el control, las mujeres que ejercen aun son pocas y los abogados del bufete donde trabajas te envían a ti sola a una diligencia rumbo al Condado de Travis, Texas. Para tu suerte tienes un amigo...