Capítulo XXX: Confía en mi

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Capítulo XXX

Tus sueños habían revelado una realidad cercana o simplemente había sido una coincidencia muy cruel por parte del destino, pero estabas segura que era real, el dolor que paulatinamente desaparecía mientras te mantenías quieta, era la señal de que aquello de verdad estaba pasando.

-¡Quédate donde estas!-Amenazó Monty una vez más con el bastón.

Los guijarros bajo la suela de los zapatos dejaron de escucharse anunciando su propia quietud, luego el tío Monty volvió a gritar pero esta vez nombrando a Thomas para que viniera. Una parte de ti quiso correr dentro de la casa como se supone que deberías hacerlo mientras los hombres se encargaban del viajero, pero aquella parte de ti que seguía arraigada al pasado no quería que le hicieran daño a una persona tan significativa.

Una cosa había sido matar a Standford, era un imbécil y probablemente los habría delatado pero Hayden siempre fue bueno contigo, era un buen hombre y lo sabías, tal vez él podría guardar el secreto.

-Me quedaré aquí, solo vine a hacer unas preguntas-Dijo Hayden en un tono pasivo-agresivo-¿De casualidad ha visto a esta persona?

Escuchaste el sonido característico del papel desdoblándose.

-No- Dijo el anciano con sequedad sin siquiera darse el tiempo de mirar.

-¿Y usted, señorita? ¿Podría mirar solo un momento?-Preguntó esta vez dirigiéndose a ti con una voz más suplicante y menos mordaz-Estoy desesperado, ella es importante para mí y lleva mucho tiempo desaparecida, por favor...

Monty volvió a negar antes de que pudieras responder pero si es que Thomas había escuchado el llamado la primera vez seguramente ese momento terminaría muy mal. Por lo que trataste de regular tu respiración aunque tu corazón seguía latiendo con fuerza y lentamente te diste la vuelta con la frente en alto, encarando justo a sus ojos castaños.

Al principio no pareció haberte reconocido, no era difícil de entender ya que la fotografía era muy diferente a la persona que eras en ese instante.

Sus ojos se abrieron tan grandes que creías que se saldrían de sus cuencas luego de unos segundos en que te observó con cuidado.

Frunció el ceño, avanzó un par de pasos y luego dijo tu nombre. Su voz pronunciando cada letra se sentía ajeno, anormal y doloroso.

-¿Eres tú?-Inquirió y dio un paso más-¿De verdad eres tú?

De tu boca no salieron palabras pero asentiste ligeramente. Sentiste el peligro a tu alrededor así que a paso renco te aproximaste hasta él, Monty trató de detenerte pero fue en vano.

-Soy yo, estoy bien pero tienes que irte-Fueron las primeras y únicas palabras que lograste decirle.

Luda Mae apareció de pronto en la entrada y se quedó junto al anciano con una expresión consternada y confusa.

-Pero...-Sus manos se alzaron temblorosas y te tomó por los hombros-No entiendo, ¿qué está pasando? ¿Quiénes son estas personas? ¿Qué te hicieron?

Su mirada estaba clavada en tu rostro, estaba analizándote completa, veía tu herida pero sobre todo el cansancio y la tristeza en tus ojos.

-Te dije que estoy bien, no puedes estar aquí.

Para él tus palabras eran una alarma, estabas en peligro y tenía que ayudarte. Te conocía mucho mejor que nadie, no eras la misma persona que perdió pero su corazón sintió un alivio al haberte encontrado.

No respondió sino que se abalanzó a abrazarte, te estrechó con cuidado contra su pecho y trataste de soltarte pero su calidez te invadió, el aroma a colonia y sudor en su camisa eran tan conocidos, tan familiares y evocadores hacía la normalidad que alguna vez fue tu vida.

Walk in the sun once more (Thomas Hewitt X Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora