Los cristales rotos relucían de una forma única bajo la luz de la luna, casi hermosa, Ballister no opinaba lo mismo.
Apenas unas horas atrás se había revelado como omega y a su padre no le había hecho gracia eso, una cerveza había sido suficiente para desencadenar el caos en la mente de su padre.
Los cristales eran de la misma botella de cerveza de la que había bebido, la misma botella con la que había sido golpeado, había sangre pero ya no sabía si era suya o si era de su madre.
Solo sabía que había sangre.
Mucha.
Todo parecía moverse en cámara lenta, como si su propio cerebro lo preparara para lo que estaba a punto de suceder.
Aunque nada en el mundo podría prepararle para la imagen de su madre con la misma botella de la que su padre había bebido. La misma botella que había roto contra la pared y la misma botella que su madre tenia clavada en la cabeza.
La sangre caía por su frente creando una especie de corona alrededor de su cabello. Blanco teñido de escarlata.
Grito y lloro entre los brazos de su madre que unos minutos atrás lo habían protegido del hombre que los miraba en shock con el cuello de la botella en la mano, esos brazos tan cálidos, en los que había amado esconderse ahora fríos y sin fuerza.
No supo cuánto tiempo había pasado, no creía querer saberlo, pero las manos de su vecina lo apartaban de su madre y los cristales en el suelo reflejaban luces rojas y azules.
Su padre seguía con los restos de la botella en la mano mirando a lo que un día había sido su mujer, ni siquiera se fijó en que se llevaban a su hijo. No le importo.
Fue en ese instante que lo entendió todo, su mente lo llevo a todas las veces que había salido con su madre y alfas se habían acercado a ellos, esas miradas que no entendía y que ahora le repugnaban.
Su madre ya no estaba con él, la única persona que tenía en el mundo ya no estaba con él todo por culpa de un Alfa inútil como su padre, lo peor era saber que su madre habría muerto a manos de cualquier alfa el momento que saliera sola y los rechazara.
Fue mientras estaba sentado en la ambulancia, con su vecina mirándole con pena que se prometió a si mismo nunca confiar en un Alfa.
•••
Habían pasado 2 meses y todavía veía al rostro de su madre sin vida cada vez que cerraba los ojos, y el orfanato no era de ninguna ayuda para poder estar en paz.
Los empleados eran estrictos y para nada empáticos, ningún niño se le acercaba y nadie parecía notarlo. En cierto modo era un alivio pero aún así no quería estar tan solo.
Fue exactamente el día que cumplió 3 meses en el orfanato que ella llegó, con el pelo rosa en unas trenzas y una sonrisa que decía "arrasare con todo"
Nimona se hacía llamar, poco había servido preguntarle sobre su vida.Pero no cabía duda de que ella nunca lo abandonaría.
Holii! Espero que hayan disfrutado del prólogo, de mi parte me ha gustado bastante el resultado y esperó que penséis lo mismo y en este mensaje solo quiero aclarar que este fic será omegaverse como habéis comprobado al inició lo siento si no os gusta, seguramente escriba otro fic que no tenga omegaverse aunque ahora mismo no se de qué si tienen alguna sugerencia no duden en comentarla.
Este fic me gustaría que fuera de almenos 30 capitulos, me gustaría que decidieran ustedes si les gustaría mas o tal vez menos y también espero escribir un capítulo a la semana.
Mi inspiración es algo que va y viene y tal vez habrá una semana en la que suba 5 capítulos de mil páginas y otra en la que escriba uno de 500, pero algo que quiero intentar es darles almenos un capítulo a la semana.
Tal vez más adelante decide establecer una fecha, un día de la semana a cierta hora pero no lo de todavía.
Pronto habra más de este fic que espero que os guste tanto como me va gustando a mi.
Tengan unos buenos días, buenas tardes y buenas noches.
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•In Your Arms•
FanfictionDurante toda su vida solo había tenido 2 reglas. -No dejar a Nimona cometer un crimen -No dejarse engañar por ningún alfa. Eran simples reglas muy fáciles de seguir Solo había un pequeño obstáculo, un obstáculo con nombre y apellido.