EPÍLOGO

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Habían pasado 20 horas desde la última vez que vio a su padre, su vida no había dado un giro, pero aun así, si lo hubiera hecho no habría estado solo.

Nimona había estado con el y Ambrosius también, ambos lo habían hecho reír en un intento para aliviar sus nervios. La tumba de su padre era como la de cualquier otro, pero no habían flores ni mensajes, una simple piedra con fecha y nombre.

El tiempo no se había detenido y le costó volver a ponerle rumbo a su vida, pero había tenido ayuda y ahora es mucho mejor que antes.

Tenía un nuevo hogar, y aunque echaba de menos su casita con Nimona, vivir con Ambrosius no era nada malo.

Nimona era feliz con Glorieth, el era feliz con Ambrosius y Gloria disfrutaba más que ninguno con las nuevas parejas de sus hermanos.

El tiempo no se había detenido y no podía estar más feliz. Porque no estaba solo, porque tenia lo que necesitaba y lo que quería.

Los fantasma de su pasado todavía lo acechaban, especialmente en forma de pesadillas, pero ahora tenia a Ambrosius a un brazo de distancia cada noche.




Estaba sentado enfrente de la lápida de la mujer que más había querido en su vida, solo, pero no del todo.

Había necesitado su espacio para ver a su madre, pero sabía que si llamaba vendrían.

Habían flores frescas, tulipanes azules, sus favoritas.

No sabía cuento tiempo llevaba mirando la lápida, tampoco tenía algo que hacer. Podía quedarse toda la noche si quería.

Había limpiado la piedra y ahora el granito dejaba ver bien las palabras escritas.


VALERIN BOLDHEART

TODO COMIENZO TIENE SU FINAL

1978-2001


Nunca había escuchado a su madre decir esas palabras, pero, si lo había hecho alguna vez, eran tan ciertas como dolorosas, y, sinceramente, algo que ella habría dicho con el mentón bien alto. Le dolía tanto como le enorgullecía ser el hijo de la misma mujer que había dicho esas palabras alguna vez.

Pero estaba aquí para despedirse, para que ambos pudieran descansar en paz.

Con un suspiro junto su frente contra la fría lápida y cerro los ojos, murmuró un rápido "gracias y adiós" antes de levantarse y darse la vuelta, caminando despacio por el cementerio y sintiendo un pequeño peso dejando sus hombros.

Aunque nunca tuvo la oportunidad de escuchar esas palabras de parte de su madre, una parte de el podía escuchar el recuerdo de su voz repitiendo esas palabras en su cabeza una y otra vez.

Todo terminaba, pero el se quedaría con lo que pasaba de por medio y aunque en la lápida de su madre no lo dijera, el sabía que ella pensaría lo mismo.

Ahora, era su momento de una vez por todas vivir su vida como había quererlo siempre, feliz y sin miedo, y lo mas importante, acompañado.

•In Your Arms•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora