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1 año después.

Seguía yendo todos los días al hospital, nunca se habían rendido con Ballister.

Pero había tenido que superarlo aunque solo fuera un poquito, habían pasado tantas cosas que le dolía que Ballister se las perdiera, pero no podia hacer nada.

Cuando no tenía trabajo, Gloria estaba con Glorieth y el horario de visita se acababa, se iba a donde había llevado a Ballister una vez, donde lo había besado como nunca y le había dicho que sería su pareja, una vez llevó a Nimona, la cual tenía una exitosa relación con Glorieth.

El mundo no se había parado, pero una parte de el sí. Pequeña y escondida, en su cabeza esperando a salir el día que Ballister despertara.

Nunca hubo nadie más, aparte de Bal, nadie que valiera la pena. Tampoco lo había intentado o pensaba intentarlo.

Siempre había sido paciente y daba igual el tiempo que tuviera que esperar, nunca se rendiría.

De todas formas ahora tenía el apoyo de su padre, y podían relajarse más el y Glorieth.

Podían vivir, todo lo que uno puede vivir cuando tiene a alguien tan querido en tal estado.

Pero vivía.

•••

Todo era raro, había demasiada luz y demasiados sonidos.

No se sentía el.

—¡Ballister!

Conocía esa voz.

Esa voz.

Consiguió enfocar a Nimona, casi encima de el, y sonrió, se arrepintío al instante, porque comenzó a dolerle la cabeza como nunca.

—¡Estás despierto! Tengo que llamar a Ambrosius.

Fue una agonía levantar el brazo y agarrarle la muñeca a Nimona, pero ella había entendido lo que quería y siguió ahí.

No podía ver a Ambrosius todavía.

•••

—¿Cómo estas?

—¿Como si me hubieran atropellado?

—Pues llevas durmiendo bastante.

—¿Cuanto tiempo Nimo?

—Un año Bal...

Tanto tiempo perdido.

Tantos cumpleaños y cuántas anécdotas.
Cuantas historias.
Se las había perdido todas.

—¿Mi padre?

—Ya no está aquí, ya no puede molestarte, nunca más.

—Nimona quiero salir de este sitio.

•••

El sitio era igual de hermoso que la primera vez, tirado en el maletero dibujaba a Bal de memoria como había aprendido a hacer después de tanto tiempo.

Aunque no tenía el mimso brillo que había tenido el, se asemejaba lo suficiente.

El aire era templado y suave, las mantas lo hacían todo más cómodo y pronto se durmió bajo las tenues luces colgadas del techo del coche.

Solo le faltaba una persona.

Ambrosius soño con una vida en la que Ballester seguía junto a el, y aunque sabía que no lo había dejado, no podía evitar pensar en que si.

Durmió bastante bien a diferencia de otras noches, aunque lo hizo por poco tiempo, le despertó el ruido de otro motor, de un coche aparcando cerca.

No le presto mucha atención, se estiró en un intento de desperezarse y agarro so libreta de dibujo, mirando todos los retratos de Bal, sonriendo.

Alguien se aclaro la garganta cerca y cuando se giro para verlo se quedó congelado.








Ya hasta me siento hipócrita cada vez que me disculpo por la demora, lol.

Que tengan unos buenos días, buenas tardes y buenas noches.


•In Your Arms•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora