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Pasaron los días y no volvieron a hablar tan en serio como esa vez, fueron a ese puesto de brujas y salieron huyendo porque una llamada myrtle quería maldecirlos, terminaron riendo en una esquina durante lo que parecieron horas, fueron a cenar cerca de la playa y Bal se comió las olivas del plato de Ambrosius, salían y hablaban pero nada como en el coche después de la feria o esa noche en la que había aparecido Ambrosius en su puerta.

Había llegado a conocerlo, algo que nunca imaginó hacer, ser amigo de un alfa, todavía tenía esa batalla interna entre si Ambrosius le haría daño o no, y aunque fuera la persona perfecta y no hubiera hecho nada para hacerle daño no podía sacar de su cabeza esa alarma de advertencia.

•••

Había dormido una hora o dos antes de que las pesadillas comenzarán y no pudiera dormir mas.

Eran las 3 de la mañana y mientras estaba sentado en su cama esperando a que amaneciera su teléfono comenzó a sonar.

Era una llamada, era Ambrosius.

No lo pensó mucho y contesto, del otro lado solo podía escuchar su respiración agitada, y lo único que dijo fue "¿Damos un paseo? Estoy fuera" tal vez si hubiera sido otra persona lo habría mandado a la mierda, pero se levantó se puso una sudadera y salió de casa, Ambrosius estaba ahí parado en la entrada con la misma mirada perdida que aquella noche hace 3 semanas.

No levanto la mirada hasta que estuvo parado a su lado, le ofreció el brazo y Bal lo tomó, pronto ambos caminaban por la calle sin que nadie pudiera molestarlos.

—¿Te he despertado?

—No.

—¿Que hacías despierto?

Bal lo miro, hablaba despacio y bajo como si hablar más alto fuera a destrozarlo, todavía tenía la mirada perdida y Bal solo podía pensar en lo peor para que el hombre junto a el que solo parecía saber lo que era la risa estuviera en tal estado.

—No podía dormir, me acosté temprano— mintió, porque no quería que Ambrosius se preocupara.

—¿Crees que soy insufrible?— me pare en seco, todavía no sabía que sucedía pero nunca había escuchado a Ambrosius hablar así de alguien o de si mismo.

—No, no lo creo y no lo eres.—Me miró de reojo y vi que su mirada brillaba más de lo normal— Me he peleado con mi padre, está tan apenado por la muerte de mamá que no ve que Gloria necesita más a su padre que a sus hermanos— finalmente todo cobro sentido.

El padre de los Goldenloin había entrado en un estado de shock y tristeza cuando su mujer murió en el parto, se había enterrado en una pequeña parte de su empresa y había dejado el resto a sus hijos y llevaban desde que Gloria era una niña cuidándola, aparte de encargarse del resto de la empresa.

Ambrosius solo le había hablado sobre una pelea anterior, y si esa fue desastrosa no quería imaginarse como habria sido esta.

—Hay gente que no cambia, y no es tu responsabilidad intentar ayudarle, no le debes nada.

—Estas temblando, tienes frío.

—De ninguna manera me cambies de tema— me puse frente a él con su cara entre mis manos—Quiero que te entre en la cabeza Goldenloin que cualquiera horripilante palabra que te haya dicho tu padre es totalmente falsa.

Ambrosius me miraba con una intensidad que queria hacerme apartar pero le sostuve la mirada porque sabía que lo necesitaba, estudie los ojos y las pestañas antes de llegar a los labios. Había estado casi un mes negándose a si mismo, pero ahora cuando no había nadie más a su alrededor el valor que nunca había tenido brillaba como el oro dentro de él.

Se acercó, se puso un poquito de puntillas, sus respiraciones se mezclaban y los ojos de Ambrosius ya no brillaban con lagrimas, ahora había otra cosa.
Estaban a milímetros, con las manos descansando en sus hombros y los pulgares acariciando la mandíbula y decidió que no podía esperar más, que necesitaba que ese juego entre ellos se acabará ya.

Se terminó de acercar y cuando le estuvo besando fuegos artificiales estallaron dentro de él, y lo que había empezado como un roze ahora era mucho más, las manos de Ambrosius en su cintura pegándolo a el sus manos seguían acariciando y pronto ya no era un beso normal, habían lenguas y dientes de por medio y el calor podría haberlo sofocado si no supiera que prevenía de Ambrosius, si había tenido frío ya no lo tendría más.

Se separaron muy pronto para su parecer y ya no estaba esa mirada perdida en Ambrosius solo había lo que para el era felicidad, el hombre frente a él no era el que había visto fuera de su casa era el que había insistido en conocerle durante meses aunque el nisiquiera lo mirará.

—Ahora que tú has dado el paso tengo libertad para hacerlo yo cuando quiera ¿verdad?

Bal se rió pero asintió y Ambrosius no espero ni un minuto más para volverlo a besar una y otra vez, estuvieron en un rincón de un parque besándose y abrazándose sabiendo que después tendrían que hablar, y no se fueron hasta que los madrugadores salían a correr o a pasear a sus mascotas.



☺️☺️☺️

Dejo esto por aquí dentro del parámetro de 24 horas, no continuó porque son las 7:10 y tengo secundaria a las 7:50.

Sin mucho que poder decir porque el tiempo me hecha para atrás os digo esto.

Espero y tengan unos buenos días, buenas tardes y buenas noches.

•In Your Arms•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora