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Habían llegado a San francisco.

Estaban en un motel en el que solo dormía alguien cuando se perdían por la ruta y era demasiado tarde para seguir o necesitaban pedir direcciones.

Había sido inteligente porque las pocas personas que habían, no los reconocerían de nada.

-Buenas noches, ¿Habitación para 2?

-Buenas noches señor, ahora mismo mando a que les arreglen una habitación. En 10 minutos estará lista.

La mujer sonrió, sin darle más vueltas a el hombre que había frente a el.

Llamo a alguien por teléfono y se volvió a sentar en el mostrador.

-¿Es su hijo?

-En efecto, ven a saludar muchacho.

Ballister se acercó despacio, controlando cada movimiento.

-Buenas noches.

-¿No es usted alguien muy hablador?

-No, siempre ha sido muy callado.

-Mi hija también, un buen libro mejor que una buena persona.

Quiso vomitar frente a la imagen de su padre riendo con esa pobre mujer.

-Caballeros, la habitación ya está preparada.

Una muchacha había aparecido, con la misma nariz, el mismo pelo y los mimos ojos que la mujer en el mostrador.

No ocultaba su olor y supo que era omega al instante que la vio.

Le recordaba a el mismo porque podía oler su miedo cuando miraba a su padre, a un alfa.

¿Que le habrían hecho a ella?

La siguieron en silencio hasta una habitación, era pequeña con dos camas individuales y un pequeño baño.

Ballister entro a lavarse la cara y cuando salió su padre se servía lo que parecía licor.

-Ve y tráeme algo de hielo de abajo.

No lo pensó dos veces antes de acercarse a la puerta.

-Ballister, ten cuidado con lo que haces.

No respondió, solo salió y bajo.

Agarró una bolsita y comenzó a meter el hielo en ella.

-¿Estás bien?

Se dio la vuelta, confundido. La chica estaba ahí, mirándolo como si fuera algo nuevo.

-¿Debería no estarlo?

Tenía que tener cuidado.

-Ese hombre parece malo, tiene la misma mirada que un psicópata.

¿Era esta una oportunidad? Si se lo decía tal vez todo saldría bien, o no.

Podía escapar o presenciar la muerte de alguien más.

-Esta viniendo.

Se dio la vuelta, su padre caminaba despacio, como dándole la oportunidad de escapar.

El creía que no la tenía por eso le daba ventaja.

Le demostraría lo contrario.

-¡Corre!

•In Your Arms•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora