—Bal, tienes que decirme que pasa porfavor...
Mire a Ambrosius, mire la mandíbula y miré el mentón pero no me atreví a mirarlo a los ojos, no podía.
El aire se negaba a entrar y sentía como si me estuviera ahogando, la vista borrosa y las súplicas de Ambrosius por ayudarme un tenue susurro.
—Respira porfavor.
Mi cuerpo luchaba por cumplir la orden, por hacerle caso a Ambrosius, pero no conseguía hacerlo.
Estaba sentado arriba de Ambrosius, el tenía un brazo en mi cintura y una mano en mi mejilla, nunca se me habría ocurrido terminar en una situación así pero las feromonas empezaron a fluir por toda la habitación y pronto el aire entraba y salía solo, escondí la cabeza en su cuello la nariz en el lugar justo donde se desprendían esas feromonas, las manos acatando una nueva misión de acariciarme.
—¿Que pasa Bal, que era eso?
—No puedo...
—Quiero ayudarte, porfavor.
—Vete.
—¿Que?
—Vete y llévate a Gloria, vete y ahora.
Ambrosius no dijo nada, no protesto, no se quejó, pero esa mirada que tenía me destrozó un poquito más, no fue hasta que estuvo fuera de la habitación que volví a romperme.
Necesitaba hacerlo, necesitaba pensar y sabía que con el cerca nunca podría hacerlo, esa parte de mi que solo conocía Nimona debía quedarse así.
Si el estaba libre tendría que tener cuidado, no quería terminar como lo había hecho mi madre.
La puerta de mi habitación se abrió despacio y de ella asomo Nimona, como si con tan solo ver el desastre en la cocina hubiera adivinado todo, se sentó junto a mi y estuvimos abrazados por horas, se lo conte todo de nuevo como si no supiera ya la historia y ella solo repetía una y otra vez que me tranquilizara que no era mi culpa, el no podría hacerme daño.
—¿Porque has echado a Ambrosius?
—No puedo hacerlo Nimona, contárselo todo y que tenga que cargar con ello, aparte el lo único que quiere hacer es hacerme daño y hoy a visto a Ambrosius si llegara a hacerle algo a Gloria o a Glorieth, y a él... dios mío.
—Bal el no va a poder salirse con la suya.
—El problema es que lo ha hecho, se ha salido con la suya y ahora va a ir a por todas y no pienso tomar riesgo alguno.
Mi mejor amiga y hermana me miró, ella no lo habia vivido pero lo entendía, y sabía que yo no iba a cambiar de parecer.
—No te destruyas a tu mismo porfavor.
Me dijo mientras salía de la habitación y casi se me rompió el corazón.
•••
—¿Porque repartidor?
—¿De que me hablas?
—¿Porque repartidor, Michael? Podrías haber elegido albañil, mecánico... la mecánica te encantaba, asique ¿Porque repartidor?
—Queria intentar algo nuevo.
—Sabes que si te metes en líos dudo que pueda sacarte del lío, ahora tienes un historial serio y si haces alguna idiotez en algún momento de lo que queda de tu miserable vida, te vas a pudrir en la cárcel y lo sabes.
Lo miro mal, con una mueca de despreció y los puños apretados a los lados, aún así no hizo nada.
—Ya te he dicho que no hago nada, Benjamín.
La conversación se terminó en ese instante, solo quedaba esperar a que los problemas sucedieran.
•••
Había pasado una semana tras otra y los primeros días Ambrosius no había parado de llamar y mandar mensajes, pero pronto se rindió y no lo volvio a ver,
No ver a Ambrosius le dolió más de lo que habría imaginado nunca.Había dejado de dar clases y se había centrado en el papel de oficina, la chica en prácticas aprendía rápido y ni los niños ni los padres se quejaban, a la hora de la salida miraba por la ventana esperando verlo pero volvió a ser como antes, el guardaespaldas de Gloria era quien la recogía, Glorieth tampoco aparecía.
Una semana en especial vio en el periódico que las empresas gold estaban en una fase de crisis y todos sus trabajadores intentaban salir de ahí, en videos de paparazzi vio a Ambrosius corriendo de la fase 1 de la empresa al edificio de su padre y salir con la mirada perdida y la mandíbula apretada.
Todo su cuerpo le pedía volver a ver y sentir a Ambrosius pero pensaba en lo que podría hacer su padre estando libre y era suficiente para no acercarse.
Las pesadillas eran cada vez más y la falta de sueño estaba bien vista en el, había adelgazado por mucho que comiera lo que Nimona hacia, todo estaba mal pero cada vez que veía a Gloria correr a su clase y saludar a sus amigos, recordaba a Glorieth con su risa contagiosa y a Ambrosius...
Si seguía de pie era por ellos, por los hermanos Goldenloin y por su propia hermana, no sabía en qué momento Nimona habia dejado de ser una simple amiga para él pero no le preocupaba saberlo.
Solo quedaba resistir.
•••
El coche era pequeño y viejo, aparcado en la calle de enfrente, ahí estaba el, caminando por la calle y mirando a todos lados, se parecía tanto a el mismo... muchos los habrian confundido por la misma persona.
Aún así también se parecía a ella en la forma de caminar y de hablar, en la mirada profunda y cristalina y la sonrisa amable.
El odio creció dentro de su pecho con tanta fuerza que si no estuviera ya acostumbra hasta el se hubiera asustado.
En ningun momento pedido de vista a su hijo y no dejo de mirarlo hasta que se metió a su propio coche y se fue en dirección contraria.
No lo siguió, todavía tenía que terminar de elaborar sus planes para conseguir lo que quería, a lo lejos le pareció ver la misma cabeza rubia que había estado con su hijo en su primer encuentro.
Sin embargo los planes podían esperar si se trataba de aclarar una duda en su cabeza.
¿Quién era el?
Tachan tachan!!!
Estoy tardando en escribir estos capítulos pero los estoy disfrutando y ya vamos por la mitad 🤩
No tengo mucho que decir salvo agradecer a 2tofuu2 ya sabe porque.
Espero y tengan unos buenos días buenas tardes y buenas noches
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•In Your Arms•
Fiksi PenggemarDurante toda su vida solo había tenido 2 reglas. -No dejar a Nimona cometer un crimen -No dejarse engañar por ningún alfa. Eran simples reglas muy fáciles de seguir Solo había un pequeño obstáculo, un obstáculo con nombre y apellido.