[27] Pijamada del terror

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Esa voz, esos gestos, el carisma. No podría ser él ¿o si?

—¿Por qué de pronto... siento que te conozco?

El chico miró detrás de mi, soltando una suave carcajada.

—Porque él fue quien te rescató hace tiempo, princesa—Eddie me susurró al oído y mi piel se erizó.

Giré el cuello y en efecto. Era él. Su disfraz no era tan extravagante, estaba maquillado como vampiro zombie y una pañoleta en la cabeza. Además que portaba una chaqueta de cuero con picos que resaltaban entre la luminosidad del pasillo.

—Eres tú—sonreí con incredulidad girándome por completo hacia él—. ¿Qué haces aquí?

Eddie no dudó en devolverme la sonrisa, rodeándome de la cintura con sus brazos, mientras que yo me aferraba a él en un cálido abrazo.

—Tenía ganas de pasar la terrorífica noche de brujas, en el miserable pueblo —denotó con simpleza, entonces aproveche para removerle un mechón de cabello, él no dejaba de contemplarme con sus ojos de venadito nostálgico.

En eso el chico con disfraz de Frankenstein comenzó aplaudir emocionado.

—¡Ealeee! ¡vivan los novios! ¡wuuuh!

—Argyle... —sentenció Eddie y el chico guardó silencio.

—Pero claro, sabía que te conocía de alguna parte —dije volteando el cuello hacia él—. Me alegra volver a verte, chico California.

—Lo mismo digo de ti, chica zombie —sonrió amplio retirándose el sombrero mexicano. Sus mechones de cabello cayeron hacia sus costados, cubriéndole los hombros y parte de la cintura. Su cabellera era realmente envidiable—. Mira nada más, no has crecido nada —soltó una risita midiendo mi estatura con los dedos.

Bufé con diversión, alternando la mirada entre ambos.

—¿Cómo es que se conocen?

—Pa' que veas, mija —Argyle alzó las cejas consecutivamente.

—No es que sea una larga historia, pero ese cabrón y yo, tenemos muchas cosas en común. Empezando por este pueblo—añadió Eddie con media sonrisa esbozada y el pelilargo interrumpió.

—Nos conocimos porque... uno de sus amigos me confundió con una chica al verme de espaldas, en vez de sentirme ofendido me ataqué de la risa junto con mi hermano—confesó Argyle mirando a Eddie—. Cuéntale lo qué pasó después—hizo un ademán.

—Gareth se sintió avergonzado y abandonó la pizzería sin pagar la cuenta. Y era el único que portaba efectivo.

Abrí la boca sorprendida y Argyle estalló a carcajadas señalándome el rostro.

—Demonios... —me quedé perpleja—¿y que más?

—Nada —Eddie se restó de hombros—. Jeff se quedó a lavar los trastes y Lawrence limpió las mesas para cubrir la multa.

—¿Y tú?

—Me fui corriendo tras Gareth.

—Y yo me iré corriendo a vaciar el tanque.

𝐑𝐨𝐜𝐤𝐞𝐭 𝐐𝐮𝐞𝐞𝐧 𝐥𝐥 ~ 𝘌𝘥𝘥𝘪𝘦 𝘔𝘶𝘯𝘴𝘰𝘯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora