❝ Deseaba tanto volver a besarla ❞ |+18
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Después del gran salto a la fama, corroded coffin se convirtió una de la bandas mas reconocidas a nivel nacional. Estarán envueltos en diferentes escándalos, rumores...
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—Volviste a firmar tu sentencia de muerte, Freak. Bienvenido a Hawkins —repitió el oficial Powell en voz alta. Notándose no muy convencido—. Hmm, parece ser una broma de mal gusto —deslizó el papel sobre el escritorio y suspiró.
—¿No hará nada? —Eddie volvió a tomarlo.
—Me temo que no—señaló el papel con la mirada— eso ni siquiera cuenta como una prueba de amenaza o atentado contra su vida, joven Munson. Por ahora no hay nada de que preocuparse.
Eddie arrugó la nota con el puño sin apartarle la mirada a Powell.
—Oiga, eso no es justo—en un arrebato le quité el papel a Eddie. Lo desdoblé y volví a leerlo entre dientes, notando como el oficial se ponía rigido al escuchar mi voz gélida—. ¿En verdad no piensa hacer nada?
Powell volvió a suspirar por enésima vez desde que atravesamos la puerta de su despacho. Técnicamente lo encontramos haciendo nada. Bebiendo café y comiendo rosquillas mientras intentaba descifrar un crucigrama.
—A lo mucho podría enviar una unidad al domicilio afectado —se restó de hombros.
Eddie apoyó ambos puños sobre el escritorio, tensando las venas de sus antebrazos.
—Así está bien —exclamó en seco—. Siga haciéndose imbécil, sígalo haciendo... mientras que allá afuera esta desapareciendo medio pueblo. Al final de cuenta todo es una "maldita broma" que se les ha escapado de sus corruptas manos—inclinó su cuerpo a la altura del rostro del oficial—. ¿No es así?
—Les voy a pedir que se retiren por las buenas, o les irá muy mal —respondió después de segundos, con la voz agravada.
—Eddie vámonos, cariño —lo tomé del antebrazo. Él se resistió, expresando un "ahora no interrumpas ___".
—Escúcheme bien, cabeza de clavo. Si algo les sucede a alguno de mis seres queridos... incendiaré la comisaría, sin importarme quien se encuentre dentro del lugar.
—¿Está amenazando a la autoridad, joven Munson? —Powell se mostró a la defensiva.
—Se lo estoy advirtiendo —contraatacó golpeando la mesa. Antes de retirarnos, Eddie tomó una rosquilla del empaque, comenzando a morderla con desprecio, a Powell ni siquiera me dio tiempo de replicar, pues Eddie me arrastró a la puerta.
Abandonamos la comisaría, Steve nos esperaba en su auto, cantando a todo pulmón careless whisper mientras golpeteaba el volante con las manos.
—Luces espantoso, Munson —recargó el antebrazo en el asiento, girando su cuello hacia atrás—. Déjame adivinar, te echaron la culpa y por poco te arrestan —soltó una risa divertida.
Eddie rechinó los dientes.
—Cierra la boca, Steve, no estoy de humor para tus chistes rancios —se cubrió los ojos con el antebrazo, echando la cabeza hacia atrás.
