[23] ¿Tú otra vez?

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—Por supuesto que estaré esperando tu llamada en la noche —sonreí jugueteando con el cordón del teléfono—

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—Por supuesto que estaré esperando tu llamada en la noche —sonreí jugueteando con el cordón del teléfono—. Hasta luego, Eddie.

—Adiós, preciosa.

Colgué y me apresuré en salir de la casa para reunirme con Lucas y Dustin, quienes no dejaban de comer golosinas sobre el porche.

—¡Al fin! —exclamó Lucas levantándose del suelo, con las comisuras cubiertas de chocolate blanco—. Démonos prisa. Vamos, vaamos.

Dustin suspiró siguiéndole los pasos para volverse a montar en su bicicleta.

—Sube en la que quieras. Pero antes de eso... ¿gustas un poco? —denotó el rizado, ofreciéndome de sus M&Ms inmediatamente negué con la mano y opté por subir en la suya.

—¿Saben cuánto durará el viaje de la señora Susan y el señor Neil? —me sujeté cuidadosamente de sus hombros.

—La verdad no, pero lo estuvieron planeando desde hace años. Creo que por su aniversario —respondió Lucas.

—Que asco, los ancianos tendrán una luna de miel...—Dustin se estremeció, comenzando a pedalear.

—Y una muy escandalosa —Lucas le dió la razón.

—No quiero imaginarlos, eso sería muy asqueroso —solté con total desagrado y ambos se echaron a reír.

—¿Cómo el colchón de Eddie? —inquirió Dustin divertido, mirándome por encima de su hombro.

—¡¿Qué dices?! —exclamé avergonzada buscando la mejor manera de evadirle la pregunta. No era un secreto que su antigua cama estuviera repleta de manchas "desconocidas"—. Mejor enfócate en el camino, niño —golpeé su hombro.

—Uy, que agresiva —volvió a girarse y solo giré los ojos con diversión.

—Eddie no es el único con sorpresas bajo su cama —murmuró Lucas con un toque burlón, sin despegar la mirada al frente.

—Agh... mi madre sería capaz de colgarme si encuentra algo así como lo tuyo. Jamás me lo perdonaría—le dijo Dustin.

Sea a lo que se estaban refiriendo, no iba a preguntárselos o terminaría perturbada.

•••

Poco después, llegamos a la caravana de las Mayfield.  Ni Dustin, ni Lucas, se atrevieron a tocar la puerta por miedo a que Neil nos recibiera con sus aires de superioridad y mirada intimidante. Así que como siempre, fui yo quien tocó unas cuantas veces. Hasta que la señora Mayfield nos recibió.

A pesar de dedicarnos una sonrisa amable, su gesto estaba lleno de  sorpresa por vernos tan temprano en su casa.

—¿Buscan a Max? porque sigue dormida y no creo que despierte de buen humor si voy a llamarla —suspiró recorriendo un par de cojines del sofá, invitándonos a tomar asiento—pero podrían esperarla.

𝐑𝐨𝐜𝐤𝐞𝐭 𝐐𝐮𝐞𝐞𝐧 𝐥𝐥 ~ 𝘌𝘥𝘥𝘪𝘦 𝘔𝘶𝘯𝘴𝘰𝘯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora