❝ Deseaba tanto volver a besarla ❞ |+18
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Después del gran salto a la fama, corroded coffin se convirtió una de la bandas mas reconocidas a nivel nacional. Estarán envueltos en diferentes escándalos, rumores...
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Nos devolvimos al parque de caravanas en compañía de Max, no había ninguna pista del Camaro aparcado frente al hogar de la pelirroja, ni tampoco del dueño sentado en las escaleras fumando como comúnmente lo hacía en las noches.
Max se despidió de nosotros antes de cerrar la puerta. Eddie y yo seguimos nuestro camino hacia su caravana.
Al día siguiente que desperté, no lo hice por voluntad propia, si, no, porque los alaridos de mi novio me hicieron saltar de la cama. Al parecer discutía por llamada. Bajé del colchón y en automático salí de la habitación, mientras más me acercaba a la sala, más descifraba del tema que conversaba.
—Ya les dije que no volveré hasta que la banda esté completamente libre de esa producción —se pasó una mano por la nuca. Estaba de espaldas sin darse cuenta de mi presencia—. Si, ya se que el contrato duraría hasta diciembre, pero te juro que... ¡No! ¡no pueden arrebatarme el liderazgo! Que hijos de puta...—refutó molesto—. Si, aquí sigo, Gareth... —escuchaba con atención lo que su amigo le decía y asentía como si lo tuviera de frente—. Hmm ya que —logró mirarme de reojo—. Después te llamo, salúdame a los Virgenes.
Colgó el teléfono.
—¿Está todo bien? —me mantuve en la entrada de la sala.
—No, pero da igual —se recargó en la pared mirándome con una disfrazada sonrisa—. ¿Lograste descansar, preciosa?
Asentí con duda.
—Un poco, solo siento un pequeño dolor en el abdomen bajo. Quizá por el susto de ayer, o porque llevaba meses sin volverlo hacer—hundí el entrecejo.
—¿Dolor? —se acercó preocupado—. ¿Te lastimé? ¿fue por eso? —acarició mi mejilla con los nudillos y plantó un suave beso en mi cabeza—. Lo siento mucho, preciosa, no quise lastimarte. ¿Quieres que vayamos con el doctor? y pasamos a la farmacia para... —apoyó una mano en mi vientre.
—El dolor pasará, más bien la pastilla es lo que mas importa ahora —sonreí con timidez—. Y no es tu culpa, cielo, deja los remordimientos a un lado. Mejor dime que es lo que tanto hablabas con Gareth, porque no me pareció oír una conversación normal.
Eddie soltó una carcajada a labios sellados.
—Princesa, con ellos jamás he tenido una conversación normal—volvió a reír y al momento de relajarse endureció la expresión—. Cosas del trabajo, solamente.
No sonó muy convincente, así que volví a insistirle dos veces más y entre suspiros confesó que debía volver a Los Angeles y cumplir con su parte del contrato. Su renuncia no había sido más que unas vacaciones fantasma para sus superiores.
—Si no regreso lo antes posible buscarán un nuevo remplazo permanente, lo que conlleva a que perderé el liderazgo de la banda—tensó la mandíbula—. Mi carrera se irá a la mierda.
