5. O

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El agotamiento físico y mental. Juntos. En combo. Es la peor combinación que existe.

Miro el techo del aeropuerto, blanco, con lámparas plateadas incrustadas él, formando rectángulos simples.

Siento un hueco en algún lugar de mi cuerpo.
En la chaqueta de mi abrigo palpo la cajetilla de cigarrillos. Dentro hay un área para fumadores, así que me dirijo allí, arrastrando las maletas detrás de mí.

¿Por qué necesito tanto equipaje?

Daba la apariencia de que ya había mandado la mayoría de mis cosas en la mudanza, pero heme aquí, llevando tres de ellas.

La zona me causa un escalofrío y decido salir, lo suficiente para que no me digan nada los de seguridad y al mismo tiempo escuchar la alerta del vuelo.

Cosa que lamento unos cinco minutos después. Un hombre alto, de cuerpo atlético y apuesto baja de un auto gris. De apariencia desesperada. Al menos hasta que giró en mi dirección y se quitó las malditas gafas de sol.

El bello rostro de mis pesadillas está justo enfrente. Arrojo el cigarrillo al suelo y entro corriendo de nuevo. Malditas maletas. Estoy considerando la opción de abordar sin las mierdecillas. Si eso significa alejarme del idiota de Craig.

- ¡Amara!

- Jodete. - Corrí más rápido.

- ¡Amara tienes que escucharme!

- No tengo nada que escuchar.

Una larga fila se agrupa frente a mí, después de que la mujer anunciara que ya podíamos iniciar a abordar. Respiro resignada y giro para enfrentarlo.

- ¡¿Qué!?

Se tomo su tiempo para respirar y entre jadeos respondio con el tonto sermón del...

- ¿Por qué te vas?, no lo entiendo.

Y ahí está. La pregunta del maldito millón de dólares.

- Porque aquí no tengo nada. - Como si la respuesta no fuera obvia.

- Me tienes a mí. - Su mano derecha viajo a su pecho.

Ay dios de lo profano. Jamás un hombre me había exasperado tanto en mi vida.

- No, no es así. En primer lugar. Viniste hasta aquí, porque me necesitas. De alguna retorcida manera, dependes de mí. Eso no debe ser. Odio eso. - Respire hondo. - Te hago un favor al irme. - Hable de nuevo antes de que dijera algo predecible. - Estas mal si crees que tu sola presencia podrá detenerme. O incluso si crees que es razón suficiente como para quedarme. ¿Por qué no lo dejas y ya?, ¿De qué otra manera tengo que decirlo?

- Te alejas de la sociedad, Amara.

- ¿Y?, ¿Cual es el problema con eso?

- Nadie sabra si te sucede algo.

Por favor.

Me esta frustrando. A tal nivel que seria capaz de atestarle un puñetazo.

- Vete a la mierda, ¿Okay?

Escuche el suspiro de una señora sorprendida. Daba un espectaculo, pero me importa muy poco ese hecho.

- Amara. Se que lo estas negando, pero me quieres.

¿En serio?

Agh.

- ¿Como te lo digo de nuevo?- . Mire hacia arrbiba, implorando paciencia. - Dejame ¡En paz!, pudrete. No quiero verte. Hemos terminado. ¿Lo comprendes?

- ¿De verdad es tanta tu tristeza que te niegas a dejarme ayudar? Estarás sola allí.

- No. Porque me tendré a mí. Soy mi mejor compañía. Sola me siento en este lugar. - Tome la aza de mi maleta. - Si es real lo que sientes. Déjame partir. O perderé mi avión y me harás enojar. Y no me conoces enojada.

- Te conozco mejor que nadie, mejor que tu misma. Cada faseta, cada parte de ti, tus cosas favoritas, los lugares donde te gusta comer...

Todo lo que sale de su boca es ridículo. Escucho "rutina" y más "basura".

- Conozco cada lunar de tu cuerpo...

Por el amor a mi madre, ¿Cuando va a parar de decir todas esas estupideces?

- Cada centímetro de tu piel y lo que te gusta experimentar, lo que te vuelve loca de pl...

- Hasta. Aquí.

- Lo ves... - Abrió los brazos, incitando a acercarme a su pecho. Camine dejando las maletas atrás.

- Sabes... - Sonreí.

- Si, mi vida. - Me miro esperanzado.

Suspire, lo considere por un segundo. De verdad lo hice.

- ¡Ya me tienes hasta la madre! - Grite dándole la bofetada de su vida.

Se desestabilizo y cayo desconcertado.

Aproveche para escapar. Cada segundo vale oro. En la carrera tomé mis maletas y corrí aún más. - Quítense del camino.

- ¡Amara! - Se siente ilegal huir de esta manera de una persona. No contuve la risa y la adrenalina que inunda mi sistema. Preciosos y valiosos segundos. - ¡No huyas!

Deje mis maletas donde corresponde. Llevando la más pequeña conmigo. Sintiendo sus pasos detrás, me metí a la fila y al entregar mis papeles al agente de documentación y pasar esa zona, camine más lento, riendo mientras miro detrás.

Para algunas quizás eso sea romántico, pero para mí, es molesto y embarazoso. Articule con los labios un "Jodete". Pude verlo luchar con el de seguridad y decir una sarta de cosas extras.

Lo vi una última vez detrás del cristal. Es guapo. Por eso fue que me gusto. A una parte remota de mi ser le duele dejarlo. Pero el otro, esta complacido de dejar cualquier atadura de este lugar. A modo de despedida, le enseñe el dedo corazón. - Adiós. Craig.

Me esperan doce horas de vuelo.

Y lo que es increíble, es que nadie sabrá mi paradero.

El psiquiatra me dijo que la vida en el campo, alejado de los problemas de la ciudad. Traerá paz a mi mente y lo único que deseo en este momento es dejar de verlo.
Incluso vi "eso" por unos segundos en el aeropuerto, pero decidí ignorarlo.

Hubo noches en donde no dormía, en donde solo pensaba, torturando mi cerebro, anhelando respuestas a preguntas que tenía. Y ahora tendré un poco de eso, que tanto desee.

Las respuestas irán llegando por si solas. Lo presiento en cada poro de mi piel.

Holaa

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Holaa. Me fue muy divertido escribir este cap. Nos leemos en el siguiente
🐞🌱

- Mamá catarina.

El Secreto Del BosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora