La noche trae recuerdos. Bueno, lo hace como cada cosa en este lugar, lo curioso es que no es un recuerdo como tal, es uno de esos sueños.
Es reciente, lo tuve hace unas noches.
Era una especie de versión alterna de mi yo actual.
Pero en esta, usé un vestido victoriano, las joyas del corsé y lo ostentoso que era mi atuendo bien pude pasar por la hija de un duque o incluso una princesa, esa muerte no fue linda. Ninguna lo ha sido, pero... ni siquiera una princesa se salva de ser acusada de bruja y morir quemada en la hoguera, fue la cosa más horrible.
La sensación de mi piel ardiendo, siendo consumida por las brasas, la desesperación de hacer algo por apagarlas, aquellos gritos de la gente que me rodeaba, vitoreado que al fin el pueblo podría ser libre, los susurros de la gente diciendo que mi belleza excesiva me delataba, que era muy hermosa como para ser tan buena como fingía... me desperté nadando en sudor.
Mis gritos de ayuda fueron ignorados, mi dolor les era ajeno y les causaba felicidad, no les importo ver cómo me consumía, como la sangre hervía en mis venas y terminaba saliendo de entre la piel consumida por las llamas, el dolor fue tanto que mi vista se desvanecía, pero a lo lejos pude ver a alguien intentando llegar a mí, empujando y dañando a la gente que se atravesaba en su camino, gritó mi nombre y suplico. A nadie le importo, excepto a los guardias, ellos lo detuvieron cuando se acercó mucho a la hoguera, pero para entonces, ya no quedo vida ni nada a lo que aferrarme, me deje ir con las llamas naranjas danzando sobre mi piel, consumiendo los últimos respiros de mi alma y con los gritos de aquel hombre en la multitud que aclamaba perdón.
Giro, acomodándome dentro del saco de dormir, el reloj marca las 3:30 de la madrugada y apenas he podido dormir algo.
Alejo los pensamientos sobre muerte y piel quemada, pero me despierta el aroma a carbón.
Me levanto con un grito, alejando las mantas de mi cuerpo y saliendo tan rápido de la casa de campaña que no me di cuenta de que ya era un nuevo día.
El aroma a quemado prevenía de unos animalitos que jugaron en las cenizas del fuego de la tarde anterior. Mi mente se relaja, pero mi corazón aun late frenético.
Me siento en la hierba y aspiro hasta relajarme.
Dos horas y media después el pequeño campamento esta levantado. Apoyo la mochila en la roca más cercana y comienzo con estiramiento riguroso al observar la pared de roca justo al frente.
Al escalar siento el viento suave contra mi cuerpo, escucho de nuevo el graznido de un águila, ahora me parece natural, incluso parece como si me siguiera de cerca. Continúo apoyando mis pies en rocas cercanas y aferrando mis manos a otras, siento como mi cuerpo se esfuerza por no perder el equilibrio, las gotas de sudor me recubren la frente y en un mal paso, mi pie resbala y golpeo mi cuerpo contra la roca, la soga sostiene mi caída.
— Es suficiente. Nota mental: dejar de beber y solo quizá, de fumar. — Escucho algo deslizarse sobre mí. Volteo hacia arriba y me topo cara a cara con una serpiente café de ojos ambarinos.Sisea y se alza, sin pensarlo, jadeo, jalo la soga y me dejo caer hacia atrás, me impulso con los pies a la derecha y la serpiente cae, se impacta en el suelo y se escabulle entre los arbustos. Mis oídos zumban. Un pequeño piar me hace volver la cara hacia el agujero del que salió la serpiente, espero un poco para ver si algo pasa de nuevo, me reajusto los broches de las cuerdas y subo un par de pasos.
Una pequeña ave lucha en lo que fue su nido, una roca le aplasta el ala, observo en el interior y me inunda tristeza por su perdida.
Veo plumas y cascarones, un caos dentro. La tomo entre mis manos y se deja, sin oponer resistencia, su dolor me genera compasión.

ESTÁS LEYENDO
El Secreto Del Bosque
FantasyEn el norte, adentrado en un bosque, vive él. Y su compañero de casa es quien menos esperas. Ella se muda con la intención de olvidar, prometiendo hacer camping tres días cada mes. Hasta que, en un intento desesperado por escapar de los lobos ham...