10. ◇

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Cuando el sol está en el punto más alto, mi sabio cerebro entendió que era el momento perfecto para hacer jardinería.

Tontería, es una mierda.
No creí que el trabajo de jardinería fuese tan pesado.
En listo las cosas que hice desde que llegué y por aquello por lo que he pasado en relación a la sombra.

La mañana consistió en explorar el lugar para las cosas que adquirí en el pueblo, entre ellas el permiso de 4 armas de fuego de distintos calibres que ya distribuí en casa para mí seguridad y comodidad.

Eso incluye municiones por todos lados. Puesto que soy la habitante más lejana al pueblo y más cercana al bosque, no hizo falta decir más.

Esta ese chico Sariel, el encargado de mis comestibles para evitar que yo viaje al pueblo más de lo necesario. En este viaje traerá la radio para comunicarme al pueblo en caso de requerir algo. La antena telefónica tardará bastante en llegar, no me dieron un tiempo definido debido a la lejanía, así que que no me quejo.

Me quito el sudor con el antebrazo y jalo con más fuerza una hierva verde que se niega a salir de la tierra de buena forma, al final ella gana y yo termino con el culo en el suelo.

- Maldita.

Una sensación quisquillosa me lleva a pensar que alguien en algún lado se ríe a mí costa.

La sombra.

Olvídalo, descarte la idea en cuanto llego. No hay forma de que esta fuera, no con el sol en su punto más alto.
Estiro las piernas y llevo mis brazos hacia atrás, descansando mi cabeza en ellas, dejando mi rostro de cara al sol.

¿Qué es realmente?

A estado ahí toda mi vida. En cada paso que he dado.

Si lo pienso a detalle, nunca infirio en nada. Nunca se involucro en realidad.
No establecía contacto directo.

No hasta que mi madre murió. Desde ese día parece que quiere... ¿Acercarse?

Cuando apareció en la cafetería me aterro, hizo que cada célula de mi cuerpo quisiera salir corriendo.

De no ser por ese chico, no estaría tomando el sol. Y tampoco abría descubierto que:

- Habla. La jodida sombra habla.

Esa tarde me hablo. Me hablo y me señaló. Igual que la noche anterior.

En el pueblo también sentí su presencia.

¿Si hago que se acerque, me dirá lo que quiere y luego desaparecerá?

El viento mueve las copas de los árboles y escucho.

El ligero movimiento atrae sonidos que me relajan los sentidos, como si hubiera un río cerca y todo al fin estuviera en paz.

- ¿Abra un río cerca?

Me levanto sobre los codos y observo en dirección al bosque. Mi rostro tenso por el sol, se relajo en segundos al ver los ojos rojos escondidos entre los arbustos, dentro del lindero del bosque, acechando.

Mi respiración se aceleró en segundos y corrí con dirección a esa cosa.

- Oye.

Pareció que mi acción lo sorprendió, podría decir que se encogió. Casi juro que retrocedió y sus inmutables ojos rojos, se expandieron.

- ¡Tú!, ¿¡A donde crees que vas?!
¡esto es propiedad privada!

Cuando estuve a 10 metros del lindero, me detuve.

Bien. ¿Quién corre de cara a algo que no conoce?

Es más alto de lo que imagine. No.
¿En que pensaba?

- Invadir propiedad privada es un delito. - Se supone que eso debió sonar como reprimenda, no como susurro.

Eso, me provoca algo... no puedo describir.

- ¿Qué eres?

Algo en el fondo llamo su atención y se desapareció. Dio un giro antes de desaparecer, dejó una estela de humo gris a su paso.

Retrocedí un paso. Derrepente ya no me sentí tan segura.

"No le des la espalda al bosque, Amara"

Las palabras llegaron a mis oídos como dichas en advertencia.
Un escalofrío me recorrió de la espalda hasta la nuca, me aferre a la pala de jardinería y camine de espaldas.

Que tonta fui al venir corriendo como si nada. Un paso en falso y moriré sola, a mitad del jardín, con una pala en la mano que no servirá para nada más, que ser un ancla a la poca seguridad que tengo.

Cuando estuve en una distancia segura de varios metros.
Corrí dentro de casa dejando la pequeña cosa botada en el porche y tomando de debajo del estante mi arma.

Con ella en la mano me acerque a la ventana esperando un movimiento sospechoso.

¿Cuál? Es difícil saberlo.

Mi alerta estuvo todo el día, sentía que mi memoria muscular conocía algo de lo que yo era ajena.

Cuando no paso nada, solo me retire a la cocina, deje el revolver sobre la mesa, pero mi vista seguía en las profundidades del bosque.

¿Abra alguna leyenda entre los pobladores acerca del él?

- Que locura.

No tendría porque existir algo como aquello, "eso" vino conmigo y encontró un lugar agradable y oscuro para su existencia.

En la ciudad no había donde esconderse debido a la iluminación que había en cada calle, si bien eso no le impidió manifestarse varias veces, si le quito la posibilidad de quedarse en algún rincón.

Ahora tiene hectáreas de bosque para ir a donde se le antoje.

- Okay Amara, no va a suceder nada esta noche. Todo está bien. Quizá fueron palabras que imagine sin más. No estoy loca.

No necesito medicación.
No veo cosas donde no las hay.
No pasa nada.

Son solo árboles en densidad abundante. La luz me jugo una mala pasado y es todo.

Por decisión unánime (mía y de mi trasero) hemos dictado que hoy, permaneceremos sumidas en la oscuridad, sin ninguna luz visible, para comprobar que no existe tal cosa y que son solo efectos ópticos.

Eso son.

O quizás no.

Pasadas las 12 de la noche un sonido me levanto, se escucho como la garra deslizante sobre el cristal.

Mi mente tramposa imagino a alguien deseando entrar, arañando la ventana, salivando por tener mi cuerpo entre sus garras.

- Ni de coña. - Tome las sábanas y me cubrí por completo.

Aun de adulta, este gesto sigue siendo tranquilizador.

Lo fue por unos segundos.

Tenues circulos rojos brillaron en la esquina de la habitación.

Pegue la sabana a mi nariz, dejando al descubierto nada más que mi frente y ojos.

- ¿Quieres lastimarme? - Algo me dice que lo negó - ¿Qué quieres de mi? - Sigue sin decir nada - Los rasguños siguieron en la ventana.

Lo mire con pánico.

- ¿Qué es eso? - sus ojos rojos suplicaron algo que no logre entender - ¿Si no lo haces tú, entonces que?, sabes que, si vas a cuidarme de alguna manera. Te lo acepto. Si quisieras matarme, bien podrías hacerlo ahora.

La sombra no hizo más. Se quedó ahí. Mirando, oscilando de mi cuerpo y la ventana.

- ¿Qué necesitas? - Susurre en un bostezo somnoliento.

- A ti. - escuche en un susurro entre cortado.

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Motitas, muchas gracias por el apoyo.
Aquí esta el primer cap de la doble actualización, lo quiero 🩷🫶🏻

El Secreto Del BosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora