23. Capaces.

55 4 8
                                    

23

19 y 19.

Vaden

Te fuiste.

Estoy ahora contigo.

Éramos Jax y Oscar.

¿Aún eres Jax?

No sé quién soy, ni quién eres tú.

...Murió.

Y es sorprendente que parezcas tan destrozado.

Jax...

No vuelvas a hablarme nunca más, Oscar.

VADEN

Creo que en ninguna navidad había hecho tanto frío como en esta. La fogata no es suficiente, pero al parecer soy al único al que le importa. Todos están intercambiando sus regalos, nosotros siempre solemos ser los últimos y lo único que quiero es irme a dormir en mi cama.

Pero tan lastimosamente no se puede, faltan horas todavía. Tengo que quedarme al menos dos horas más.

Quiero decir, en serio la pasé bien. Pero estoy cansado, Tina me arrastró a preparar las últimas cosas en la bodega y a elegir la comida, algo que en realidad es muy complicado, aun así no pude decirle que no.

No me lo dijo, pero supe que ella solo quería que estuviera ahí mientras ella cocinaba. Como cuando éramos niños, aunque yo siempre tuve que arreglar su desastre. Fue la sonrisa triunfante en su rostro lo que me hizo notarlo, esta vez no tuve que intervenir.

—Oscar, ven --susurrando mi papá hace levantar a Oscar y se escabullen en dirección a la sala de descanso.

No estas escabullendote si alguien te ve, papá.

¿Qué es lo que quieren?

Revoloteo los ojos entre toda la gente aquí que permanece feliz como si no existieran los problemas. Un hombre esta con una guitarra cantando canciones navideñas. Que lindo que sean felices, pero para mi honestamente es más interesante ver que podrían hablar esos dos.

No es que me moleste, ellos siempre se llevaron bien, yo nunca fui alguien de muchos amigos y cuándo mi papá se enteró que en un zoológico a los cuatro años me apiade de un niño salvandolo de caer en el lugar de los leones, se alegró demasiado. Algo que ahora me indigna, no era ningún rarito.

Claro que peligro no había porque los pobres leones estaban muy bien encadenados y muy poco después el zoológico cerró por rumores bastante ciertos. Ese zoológico abandonado se convirtió en el lugar a dónde escapabamos. Fuimos tanto que un día a los dieciséis pasamos horas ahí armandolo para hacer carreras.

Pero también es cierto que hubo un tiempo en las idas y vueltas de Gabriela que llegó en un cumpleaños de Oscar. Un cumpleaños que festejamos en mi casa. Aunque en ese entonces, también era la de Oscar.

¿Qué es esto?

Gabriela, ¿que haces aquí? –mi papá camina hacia ella, esquivando los globos y adornos. Él quiere llevársela a otro lugar, pero no lo deja. Camino hacia atrás, al lado de Oscar. Los otros niños mucho no me importan, solo jugué con uno que ni idea de por qué es el único que no está aterrado y sigue comiendo pastel. Oscar es más de jugar con muchos niños. No yo.

Rienda Suelta #1 [Solo Saturno]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora