Capitulo 7

374 24 2
                                    

Luego de unos minutos llegaron al lugar, eran unas cabañas fuera de la cuidad. Temo estaba encantado y llenó de besos a su esposo porque sería un lindo lugar para pasar su aniversario.

-¿Entramos?- preguntó Ari.
-Contigo voy a cualquier lugar- dijo Temo dándole un beso.

Ari cargó a Temo como el día de su luna de miel y entraron a la cabaña. El lugar estaba decorado muy bonito, iluminado con velas, pétalos de rosa en el piso y en la cama. Cuando Ari bajó a Temo no pudieron evitar mirarse a los ojos, se miraban con ese mismo amor que han tenido desde que eran pareja.

 Cuando Ari bajó a Temo no pudieron evitar mirarse a los ojos, se miraban con ese mismo amor que han tenido desde que eran pareja

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

-¿Por qué eres tan lindo conmigo?- preguntó Temo sin dejar de sonreír.
-Porque me encanta verte feliz y haría cualquier cosa para verte así siempre- dijo Ari dándole un beso-. Nunca me voy a cansar de decirte lo mucho que te amo.
-Y yo tampoco me cansaré de decirte que también te amo.

Se sentaron en la cama, Ari abrió una botella de vino y sirvió en dos copas. Nunca se iba a perder la tradición de beberse el vino en un cruzadito como lo hicieron en su graduación. Se miraban con un brillo especial, ese que siempre se tenían desde que se enamoraron.

-Gracias por llegar a mi vida y llenarla de colores- dijo Ari-. Todos estos años a tu lado han sido los más felices porque logré conocer a una persona maravillosa y que me dió unos hijos preciosos.
-Yo soy afortunado de tenerte, Ari- dijo Temo-. Me enseñaste a ser valiente y si no fuera por eso en este momento no estaríamos juntos.
-Nunca me quiero separar de ti.
-Ni yo de ti.

Volvieron a besarse y sin dejar de hacerlo se fueron acostando lentamente en la cama. Temo metió sus manos dentro de la playera de Ari para quitarla, el rizado hizo lo mismo y besó el cuello de su esposo sacándole varios jadeos.

-Oye Ari, ¿y qué era eso que dijeron los niños?- preguntó Temo entre jadeos.

Ari se separó un momento ante la pregunta de su esposo, no sabía cómo comentarle pero su corazón se encargaría de eso. Bajó a la altura del vientre de Temo y dejó unos cuantos besos en él, el castaño estaba un poco confuso ante esa acción.

-¿Qué pasa, Ari?- volvió a preguntar Temo.
-Lo que los niños dijeron el otro día fue que les gustaría tener un hermanito- dijo Ari sonriendo con ilusión-. ¿No te gustaría volver a ser papá?
-Claro que me encantaría, pero ¿crees que aún pueda embarazarme?
-Tahi, tan grandes no estamos porque los mellizos nacieron cuando teníamos 22 años.

Ari volvió a besar a Temo, la pasión nunca dejó de estar presente. El rizado comenzó a entrar en su esposo y enseguida comenzaba a moverse, solo se escuchaban gemidos salir de las bocas de ambos. Los años pasaban pero ellos seguían haciendo el amor como la primera vez.

Luego de un rato ambos llegaron al orgasmo soltando un gran gemido. Ari salió de Temo y se acostó a su lado cubriéndose con la sábana, se miraban con amor. Una lágrima se deslizó por la mejilla de Temo.

-¿Por qué lloras, Tahi?- preguntó Ari secando la lágrima de su esposo.
-No sé qué hice para merecerte, tú eres tan lindo conmigo y aveces no sé cómo pagarte esta gran felicidad- dijo Temo sonriendo.
-Ya me has hecho feliz desde que nos casamos y cuando me convertiste en papá. Contigo a mi lado y teniendo a nuestros hijos ya no necesito nada para ser feliz porque ya lo tengo todo.
-Te amo.
-Yo te amo más.

Se besaron un rato más y después de durmieron abrazados.

Papás Aristemo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora