Capitulo 21

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Ari entró a la habitación, sentía un nudo en la garganta al pensar en cómo reaccionaría su esposo con lo que pasaba con su bebé. Se sentó a su lado y en ese momento el castaño comenzaba a despertar.

-Tranquilo Tahi, aquí estoy- dijo Ari acariciando el cabello de su esposo mientras mantenían sus frentes juntas y le daba muchos besos.
-¿Qué pasó, Ari?- preguntó Temo y por instinto llevó su mano a su vientre, su respiración comenzó a agitarse al sentirlo plano-. ¿Y nuestro hijo? ¡Ari, ¿qué le pasó a nuestro bebé?!
-Tranquilo amor, tranquilo. Nuestro hijo ya nació.
-¿Nació? ¡Ari, por favor llévame con nuestro hijo! ¡Quiero verlo!

Ari abrazó a Temo ya que este se encontraba demasiado alterado y lo que menos quería era que volviera a ponerse mal. El rizado llamó a Robert y este le dió un tranquilizante, aún así la angustia no desaparecía.

-Temo, en estos momentos debes estar en reposo- dijo Robert-. Acabas de salir de una cirugía y es muy peligroso.
-Lo sé Robert, pero lo que más quiero es ver a mi hijo- dijo Temo.
-Yo te entiendo, pero al menos en un par de horas tienes que estar en cama y en cuanto puedas te prometo que te llevaré con él.

Robert salió para dejarlos solos un momento. Ari volvió a acercarse para continuar mimando a su esposo, a él también le dolía lo que pasaba con su hijo pero tenía que ser fuertes por ellos. Temo miró a su esposo y le partía el corazón verlo llorar.

-Tahi, no tienes que retener las lágrimas- dijo Temo-. Estás conmigo y puedes sacar todo lo que sientas.
-Ay Tahi, no puedo mentir que me duele saber por lo que está pasando nuestro bebé. Pero nuestro amor tiene que ser la única fuerza para él en estos momentos.
-No te separes de mí en estos momentos que son en los que más te necesito.
-Jamás, mi amor.

Ambos se dieron un beso que realmente necesitaban, ahora más que nunca debían estar unidos. El tranquilizante comenzaba a hacer efecto y Temo comenzaba a tener sueño, pero recordó algo.

-Tahi, ¿y los mellizos?- preguntó Temo.
-Deben estar descansando, Sebastián ya está en recuperación y Rafaelita está más tranquila. Pobrecita, estaba asustada diciendo que lo que les pasó a Sebastián y a ti había sido culpa de ella, pero ya hablamos y se sacó esa idea.
-Mi niña, quiero verla en cuanto pueda.
-Claro que si Tahi, ahora trata de descansar y yo me voy a quedar aquí contigo.

Ari dejó un beso en la frente de Temo y uno más en sus labios prometiendole que todo estaría bien. En pocos minutos Temo se había quedado dormido, su esposo no soltaba para nada su mano ya que quería que se sintiera seguro después de lo que estaban viviendo.

En terapia intensiva desde el ventanal, Pancho, Polita y los mellizos miraban al pequeño Matías en la incubadora. Les partía el corazón verlo tan pequeñito y conectado a muchos aparatos.

-Se ve tan indefenso- decía Polita con tristeza.
-Esperemos que resista y se salve- dijo Pancho.
-De tan solo verlo así me parte el corazón- dijo Rafaela-. Mi hermanito no merecía esto.
-Mi niña, sé que aveces la vida puede ser injusta pero tu papá Ari dice que la fuerza más poderosa siempre será el amor. Mientras ustedes dos y sus papás se mantengan unidos serán una gran fuerza para el bebé.

Rafaela se agachó a la altura de su hermano, abrazados pusieron una de sus manos en el cristal. Sonrieron al ver que el bebé había estirado uno de sus bracitos, como si fuera una señal.

-Sé fuerte Matías- decían-. No lo hagas por nosotros, hazlo por ti porque tu misión en este mundo es llenar de alegría las vidas de muchas personas que te amamos.

Ahora solo era cuestión de que Matías fuera recuperándose y el tiempo se encargaría de eso.

Papás Aristemo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora