Capitulo 20

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Sebastián ya había despertado, estaba un poco desconcertado al ver que se encontraba en el hospital, pero recordó lo que estuvo por pasar con su hermana. El miedo se esfumó cuando vio a Ari y a Rafaela entrar a la habitación, los mellizos se abrazaron entre lágrimas.

-Hermanita, me alegra que estés bien- dijo Sebastián-. Tenía miedo de que algo te hubiera pasado.
-Tranquilo hermanito, estoy bien- dijo Rafaela-. Lo importante es que te recuperes pronto.
-No me hubiera gustado verte a ti en esta cama, eres mi hermana y siempre te voy a proteger.

Ambos se volvieron a abrazar, Ari sonreía al verlos y de que su hija ya no se sintiera culpable. El joven recordó la presencia de su papá y al conectar miradas ambos se abrazaron.

-No sabes lo feliz que estoy de verte bien, hijo- dijo Ari-. Sobretodo, estoy agradecido de que hayas protegido a tu hermana.
-Tú me enseñaste a defender a las personas que más amamos. Oigan, ¿y mi papá Temo?

Las sonrisas de ambos se borraron ante la pregunta y no sabían qué responder, pero Sebastián tenía que saber lo que estaba pasando. El joven presentía que algo no estaba bien al ver los rostros de angustia de su papá y su hermana.

-Hijo, por lo que te sucedió tu papá se alteró un poco que comenzó a sentirse mal y tu hermanito ya nació- dijo Ari.
-¡¿Qué?!- exclamó Sebastián-. No puede ser, si a mi hermanito le faltaba tiempo para nacer.
-Lo sé hijo, pero su vida estaba en riesgo e tuvo que nacer antes.

Las lágrimas comenzaron a derramarse de los ojos de Sebastián, aún no podía asimilar que su hermanito ya hubiera nacido. Ari abrazó a sus hijos ya que aún los tenía tristes esa situación y necesitaban ser fuertes. Unos leves toquidos se escucharon en la puerta y por ahí entró Robert.

-Ari, Temo ya está reaccionando y en cualquier momento despertará- informó Robert y el rizado miró a sus hijos.
-Ve, papá- dijo Sebastián-. Nosotros vamos a estar bien.
-Papá Temo tiene que verte a ti primero porque va a ser duro para él creer lo que está pasando con Matías- dijo Rafaela.

Ari dejó un beso en las frentes de sus hijos y salió de la habitación para ir a ver a su esposo. Sebastián y Rafaela cruzaron miradas asintiendo.

-Tío Robert, queremos ver a nuestro hermanito- dijo Rafaela.
-No importa si no nos dejan pasar, pero por lo menos queremos verlo de lejos- dijo Sebastián.
-Está bien- dijo Robert ya que notaba la angustia de sus sobrinos-. Solo voy por una silla de ruedas porque tú aún tienes que recuperarte, Sebastián.
-Si tío, haré lo que sea con tal de ver a mi hermano.

En la sala de espera, Pancho llevaba dos cafés y le dió uno a Polita, sabían que sería una noche casi sin dormir así que necesitaban mantenerse despiertos.

-Todo parece un mal sueño- dijo Polita.
-Estaría bien que todo fuera una pesadilla y despertaramos pronto- dijo Pancho-. Tan ilusionados que todos estábamos con la llegada del niño.
-Tranquilo Pancho, nuestro nietecito va a ser fuerte.

Por el pasillo vieron pasar a Robert, Rafaela y Sebastián en la silla de ruedas; se levantaron para verlos.

-Niños- los llamaron.
-Abuelos- dijeron abrazándolos.
-Sebastián, ¿cómo estás?
-Un poco mejor, solo traigo un poco de dolor- respondió Sebastián.
-¿A dónde van?- preguntó Pancho.
-Vamos a ver a nuestro hermanito- dijo Rafaela-. Papá Ari está con papá Temo.
-Los acompañamos, también queremos ver al bebé- dijo Polita.

Los cinco se dirigieron a la zona de terapia intensiva, sus corazones latían con fuerza y estaban preparados para lo que verían.

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