Capitulo 4

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Después de la escuela Sebastián y Rafaela se fueron a sus clases tardinas. Sin duda ambos eran buenos en lo que les gustaba hacer, Sebastián se estaba convirtiendo en el mejor futbolista que en cualquier momento su equipo lo elegirían como el capitán. Rafaela desde niña le llamó la atención practicar danza aérea, al principio le era difícil y ahora podría decirse que ya era una profesional.

Ari pasó por ellos y llegaron a casa. El rizado subió a su habitación y sonrió al ver a su esposo.

-Ya llegué, amorcito- dijo Ari dándole un beso.
-Te extrañé hoy- dijo Temo dándole otro beso-. ¿Y los muchachos?
-Fueron a cambiarse, llegaron cansados. Yo también vengo cansado.
-Ay, mi precioso hermoso.

Ari se había acostado y Temo hizo lo mismo pero encima de su esposo, se daban muchos cariñitos ya que les gustaba estar así. Rieron al sentir un peso sobre ellos, sus hijos se habían unido a ellos. Se acomodaron mejor para que los cuatro cupieran en la cama, Sebastián abrazaba a su papá Temo y Rafaela a su papá Ari.

-¿Qué tal sus clases, mis niños?- preguntó Temo.
-Todo bien, papá- respondió Sebastián-. Hoy metí 7 goles.
-¡Ese es mi hijo, igual que su padre! Cuando era niño me encantaba jugar fútbol. ¿Y a ti cómo te fue en tus clases, princesa?
-De maravilla, cada día voy mejorando- dijo Rafaela y sacó su celular para mostrarles una foto.

 ¿Y a ti cómo te fue en tus clases, princesa?-De maravilla, cada día voy mejorando- dijo Rafaela y sacó su celular para mostrarles una foto

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-Que valiente, mi niña- dijo Ari dándole un beso en la frente-. Pero recuerda que no tendrás novio hasta los 50.
-Yo no tengo la culpa de ser bonita.
-¡Nada de novio!- dijeron Ari y Sebastián.

Los cuatro rieron ya que les encantaba bromear de esa manera, Sebastián en veces bromeaba con ser celoso pero le gustaría que su hermana algún día encontrara una persona que la amara y la respetara.

-¿Los abuelos eran celosos cuando ustedes comenzaban a salir?- preguntó Sebastián.
-El abuelo Pancho no era celoso, pero si podía decirse que era regañon- dijo Temo-. Aveces ni nos dejaba besarnos.
-Se nota que pasaron muchas cosas de jóvenes- dijo Rafaela.
-Uy mi amor, ese es solo el comienzo.

El resto de la tarde Ari y Temo estuvieron contándoles historias de su noviazgo a sus hijos, a ellos les parecían graciosas, en especial la frase "yo no puedo corresponderte porque no soy gay", pero las historias también tenían sus momentos lindos.

Ya estaba anocheciendo así que los cuatro decidieron ver una película acostados en esa gran cama. De rato Temo miró a sus hijos y sonrió al verlos ya dormidos, pero lo más lindo era que ambos estaban abrazados como cuando eran pequeños.

-Tahi- le habló Temo y cuando su esposo volteó le señaló a sus hijos, Ari sonrió-. Los voy a despertar para que se vayan a acostar.
-No Tahi, déjalos que se queden solo por esta noche- dijo Ari sonriendo-. Igual que cuando eran pequeños.

Los Aristemo arroparon a sus hijos y ellos fueron a ponerse sus pijamas. Temo se acercó a Ari, juntó sus frentes y acariciaba su rostro mientras lo miraba con amor.

-¿Qué pasa, amor?- preguntó Ari.
-Falta poco para nuestro aniversario y hoy fue un buen momento para recordar- dijo Temo.
-17 felices años a tu lado. Ese día será solo para nosotros dos y te seguiré amando como lo he hecho siempre.

Temo pasó su brazo alrededor del cuello de Ari para acercarlo más y besarlo. Al separarse del beso sonrieron y rozaron sus narices, regresaron a la cama para ya dormir junto a sus hijos.

-Descansa Tahi, te amo- dijo Ari dándole un beso.
-También te amo, descansa Tahi.

Finalmente ambos se durmieron abrazando a sus muchachos. No había duda de que eran una bonita familia.

Papás Aristemo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora