Capitulo 8

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Un nuevo día comenzaba en Oaxaca. En aquella cabaña la pareja comenzaba a despertar cuando el sol ya entraba por la ventana. Sonrieron el uno al otro ya que todas las mañanas lo primero que veían eran ellos como lo dijeron hace muchos años.

-¿Qué pasa, Tahi?- preguntó Ari-. Que lindo me miras.
-Ya no puedo mirarte de otra manera porque es tan grande el amor que siento por ti- dijo Temo sonriendo y se dieron un beso-. Gracias por esta bonita sorpresa.
-Te mereces todo, mi amor.

Se dieron unos cuantos besos y se levantaron para comenzar a cambiarse ya que tenían que regresar a su casa. Al final de cuentas podían volver a ese lugar las veces que quisieran e incluso con sus hijos y la demás familia.

Ya estando afuera vieron por última vez el lugar y sonrieron, habían pasado un bonito aniversario. Ari le sonrió a Temo y con una de sus manos acarició el plano vientre de su esposo, el castaño sonrió.

-Verás que pronto tendremos un nuevo integrante en la familia- dijo Ari sonriendo.
-Yo sé que si, Tahi- dijo Temo-. Solo quiero seguir formando una bonita familia a tu lado.

Se dieron unos cuantos besos y subieron a su auto para regresar a casa. Un día más en el que estaban más enamorados.

Llegaron a casa, estacionaron su auto y antes de entrar sonrieron al escuchar las risas de sus hijos, pues sabían que ellos eran el fruto de su gran amor. Entraron y vieron a sus hijos en la sala aún con pijama mirando una película mientras comían palomitas.

-Me imagino que ya desayunaron, jovencitos- dijo Temo.
-Claro papá- respondió Sebastián-. Nos preparamos unos molelletes como los que prepara papá Ari.
-Vengan a sentarse con nosotros- dijo Rafaela.

Ari y Temo no se negaron, fueron a ponerse sus pijamas para estar junto a sus hijos ya que recordaban lo que habían dicho antes de regresar a casa. Se sentaron en medio de sus hijos, Sebastián abrazó a su papá Ari y Rafaela a su papá Temo, no había favoritismo ya que los amaban por igual.

-¿Cómo se la pasaron, papás?- preguntó Rafaela.
-Ay hija, tu papá más lindo y no nace- dijo Temo sonriendo y su esposo le dió un beso en la frente-. Es lo que me enamoró de él.
-¿Y a ti qué te enamoró de papá Temo?- preguntó Sebastián a Ari.
-Además de lo guapo que es, me enamoró el corazón tan noble que tiene- dijo Ari sin dejar de mirar a su esposo-. Él siempre tendrá a la familia encima de todo.

Ambos se dieron un beso y abrazaron a sus hijos para continuar mirando la televisión, era algo que les gustaba hacer los fines de semana. Sebastián y Rafaela cruzaron miradas mientras sonreían, abrazaron más a sus papás pues les encantaba estar así con ellos. Ari y Temo también se abrazaban, pues les encantaba estar así de cariñosos.

Un rato después Sebastián y Rafaela se habían quedado dormidos en los brazos de sus padres, ellos sonrieron ya que siempre recordaban cuando eran pequeños.

-Crecerán pero siempre serán nuestros bebés- dijo Temo mirándolos.
-Si nuestra hija no hubiera llegado no sería tan feliz como lo soy ahora- dijo Ari-. Soy feliz a lado de mi maravilloso esposo, mi guapo hijo y mi hermosa hija.
-De verdad te amo Ari, no me equivoqué en elegir al padre de mis hijos.

Sonrieron y se dieron un beso para continuar mirando la televisión. El brazo con el que Ari abrazaba a Temo lo bajó un poco para acariciar el vientre de este, sonrieron pues tenían la esperanza de volver a ser papás.

Papás Aristemo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora