Capitulo 11

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Días después...

Era de madrugada, Ari dormía y cuando quiso abrazar a Temo sintió el lado de la cama vacío. Se despertó por un momento y desde el baño escuchó que alguien daba arcadas, se levantó porque ya sabía quién era. Entró al baño y vió a Temo volviendo el estómago en el retrete.

-Ay Tahi- dijo Ari pasándole un trozo de papel cuando terminó-. Esto ya no me está gustando.
-Perdón Tahi, no quería despertarte- dijo Temo.
-No pasa nada, en la salud y en la enfermedad.

Temo sonrió un poco al recordar esa promesa que se juraron en el altar. Se sentó sobre la tapa del retrete y Ari se sentó frente a él tomando sus manos.

-Tú siempre estás a mi lado cuando me siento mal- dijo Temo sonriendo.
-Y siempre lo seguiré estando- dijo Ari dándole un beso-. Pero aún no entiendo por qué ya pasaron algunos días y continuas raro; tienes mareos, antojos raros, náuseas...

Temo se quedó pensando por un momento en todos aquellos síntomas que había presentado los últimos días, había tenido los mismos cuando...

-¿Qué pasa, Tahi?- preguntó Ari.
-Mi amor, creo que ya sé qué es lo que me sucede- dijo Temo sonriendo-. Esto ya me había sucedido hace un tiempo.
-¿Y por qué no me dijiste nada?
-Tranquilo Tahi, no me refiero a eso. Estos síntomas ya los había tenido cuando estábamos en espera de los mellizos.

Ari estaba un poco confundido ante las palabras de su esposo, los ojos de Temo se cristalizaron al imaginar lo que estaba sucediendo y tomó una mano de su esposo para colocarla en su vientre. Ari aún seguía un poco confuso pero al ver su mano en aquel lugar lo entendió todo y también sonrió con mucha ilusión.

-¿Crees que...?- decía Ari sin dejar de sonreír.
-Estoy seguro que si- dijo Temo a punto de llorar y se abrazaron.
-Vamos a ser papás nuevamente, mi amor.
-Yo estoy seguro que si, pero para sacarnos de duda mañana vamos con Robert.
-Estoy de acuerdo contigo.

Ari ayudó a Temo a levantarse y abrazados se fueron a su cuarto, pero primero se asegurarían de que sus hijos siguieran dormidos luego del emocionante momento que estaban pasando.

Volvieron a acostarse, Ari se acercó a Temo y comenzó a besarlo muy apasionado, el beso fue correspondido. No tenían intención de hacer otra cosa, solo expresar su amor y la felicidad que sentían en ese momento.

-Incluso en la oscuridad reconocería tus suaves labios- dijo Ari sin dejar de besarlo.
-Y yo reconocería el aroma de tu piel que me encanta- dijo Temo, se dieron un piquito y el rizado se acostó sobre el pecho de su esposo mientras este le hacía piojito-. ¿Cómo crees que reaccionarían los muchachos si llegaran a tener un hermanito?
-Estarían muy felices, al igual que yo. En caso de que haya otro bebé aquí dentro debemos decirle a Robert que revise bien el ultrasonido por si viene doble sorpresa.

Rieron al recordar el día que nacieron sus hijos, pues sabían que fue inesperado el nacimiento de Rafaela pero estaban muy felices de tenerlos a ambos. Ari bajó un poco hasta estar a la altura del vientre de Temo y dejó unos cuantos besos ahí, el castaño sonrió ya que notaba muy feliz a su esposo de que fuera a suceder eso.

-Verás que si habrá un bebito aquí dentro, Tahi- dijo Temo.
-Tengo la esperanza de que si- dijo Ari mirando a su esposo y se acercó para darle otro beso-. Te amo tanto Temo, me haz hecho el hombre más feliz del mundo y el papá más afortunado.
-Yo soy el más afortunado porque encontré al amor de mi vida y formé una bonita familia con él. Sabes que también te amo.

Se dieron otro beso más duradero y finalmente se durmieron. Tenían la esperanza de volver a convertirse en padres.

Papás Aristemo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora