NO ME DEJES

Capítulo 20 (+18)

Este capítulo contiene escenas +18. Procedan con precaución.  De igual manera quiero aclararles que esta es la primera vez que escribo un capítulo de esta índole, por lo consiguiente no será perfecto y pido una disculpa de antemano. Sin más que agregar disfruten. 

Con cariño D.L.S.M 

                 
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Carolina

Eso no fue una pregunta, pero... ¿Dejaría que me hiciera suya? Con voz temblorosa le contesto un "sí" en un murmullo. Tal vez mañana me arrepentiré de eso, no obstante, hace días soñaba con probar de nuevo sus labios y con cosas indebidas qué no deberían tener cabida en mi cabeza; sin embargo, estaban ahí, presentes sin ningún miramiento.

No comprendo cómo llegamos tan rápido hasta el subterráneo de nuestro hogar —nuestro— ¿Cómo era posible que dijera nuestro? Cuando ni siquiera habíamos hablado de la futura boda siquiera.

—Ven aquí —Conan tiene un timbre de voz ronca, pero ahora lo estaba más. Sonaba tan varonil y excitante.

Coloca el asiento del auto hacia atrás para lograr más espacio. Mi cerebro no reacciona. Me quedo pegada en el asiento de copiloto.

Nos observamos, sus bellos ojos azules me miran con tanta intensidad.

—No me gusta repetir, Carolina —Cuando dice mi nombre, un escalofrío recorre mi columna.

Golpea sus muslos para indicarme que debo subirme. ¿Ahora? ¿Aquí? Sin rechistar me subo ahorcajadas y la falda que traía se me sube dejando al descubierto mis piernas.

Conan presiona sus manos justo en mis muslos, los recorre de arriba abajo con las yemas de sus dedos ásperos que me hacen temblar, me toma de los glúteos apretándolos y jalando mi cuerpo hasta que nuestros sexos se conectan logrando qué suelte un pequeño gemido. Pega su frente a la mía y nos quedamos un segundo así, no hemos dejado de mirarnos ni un solo instante en todo el momento.

—Tienes 5 segundos para retirarte de mí y dar un paso atrás de esto. —Lo veo pasar saliva con dificultad. —Porque una vez que te bese te haré mía y no saldrás de este coche y esa casa en toda la noche.

Una añoranza me recorre al estremecerme con sus palabras, son dichas con una seguridad, una promesa, ahora soy yo quien traga saliva con dificultad. Cierro mis ojos y suspiro.

—Tengo miedo y pena —Es la verdad. —Quizás hoy no me obligues, pero ¿que pasara si nos casamos? —Levanta mi cara por la barbilla.

—Jamás te obligaré a nada que no desees Carolina. Quiero que te entregues a mí solo porque tú quieres. No por obligación o presión, simplemente porque te nace estar conmigo.

Lo que dice crea un sin fin de sentimientos que no debería anhelar.

—Pero solo en lo sexual. Tú te casarás conmigo y necesito que termines esa relación que tienes. No te compartiré con nadie más—agrega.

—No estoy con nadie hace tiempo. —Mi declaración lo hace sonreír como el gato en el país de las maravillas y sin más estampa sus labios con los míos.

El beso inicia de manera lenta, sensual, colisionando entre sí, el oxígeno se ha escapado de mis pulmones, es una intensidad arrasadora, qué no sabría explicar.

Nuestras cabezas se menean de lado a lado mientras siento sus manos presionarme más a su cuerpo, sintiendo su erección de nuevo, incitándome a moverme sobre él. Meneo mis caderas sintiendo el roce de su bulto marcado en el punto exacto donde lo necesito sentir, el beso ha pasado a ser desenfrenado, con una intensidad cubriéndonos, el calor se ha expandido en todo el automóvil.