Capítulo 37

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Carolina

—¿Estás jodiéndome? —espeta a mis espaldas Callum.

Tomo una respiración profunda, de ninguna manera hay tiempo para estas mierdas. Doy media vuelta para encararlo.

—No. —Pongo mi espalda recta, mostrándome lo más fuerte posible, aunque las piernas quieran doblarme.

—Es mi esposa, tú no tienes voz ni voto aquí. —recalca cada palabra. Conan dice el nombre de su primo como advertencia.

—Si crees que dejaré que salgas de aquí con esa cantidad de dinero, tendrás que matarme. —escupo. —además, en realidad no es tu esposa. —concluyo con énfasis en el no. Ayer quería divorciarse, no entiendo este comportamiento.

—A ti no te importa —sisea con la mandíbula apretada. —Lo es. Y si tengo que pasar sobre...

—Cuidado con lo que salga de tu boca. Porque me olvidaré que eres mi hermano. —Conan se posa frente a él.

—Ahora entiendo su apodo.

—Cuidado. —deletrea Conan.

—¿La defenderás a pesar de comportarse como una ...?

Suelto un chillido cuando mi prometido toma por el cuello de su camisa blanca

—La oí, sin embargo, no voy a permitir que le faltes el respeto a la mujer que amo. —le escupe.

—Vamos a calmarnos —Cinan mete sus bazos entre sus primos. —Somos familia. —le da una mirada de advertencia a Conan que hace que lo suelte, mientras Callum se arregla la camisa.

La tensión en la atmósfera es tan papable, miro al mi al rededor y todos los hombres tienen posturas rígidas, están a la expectativa, me paso mis manos por mi rostro, no busco ser la manzana de la discordia, esto me sobrepasa de maneras inimaginables. Mi cabeza explotará en algún momento.

Suelto un suspiro, llenándome de la paciencia que no tengo justo ahora.

—Tú no la conoces... —mi voz sale afligida, siento mi rostro humedecerse de nuevo. Todos me miran. —Yo sí. —me giro, para empezar a caminar a la habitación de invitados, que me ofrecieron hace horas.

—Tengo 4.7 millones en mi caja fuerte. —escucho a Cinan hablar. —¿Cuánto tienes? —Detengo mis pasos en el pasillo, para escuchar lo que dirán.

—9 millones. —Escuchó la voz de Callum.

Se me corta la respiración, por qué sé lo que viene, él podrá decir que me ama, pero también ama a su familia. Estoy esperando que hable, pero todo está en silencio, estoy segura de que si se cae un alfiler se escucharía.

—Más de 15 millones. —responde Conan. Y esa es mi señal para encerrarme a llorar. Pero no dejaré que entreguen ese dinero.

—Diana respetaré tu pedido, pero que sepas que si mueres, te revivo para matarte yo. —susurro, arrastrando la espalda por la puerta, hasta estar sentada en el piso.

El llanto me está ahogando, recuerdo cuando perdí a mi hermana y no se compara con esto, esto es más intenso, es indescriptible. Quizá sea por qué no tengo a nadie a mi lado en este momento, pero que no querría a nadie más que mis amigas.

Saco mi móvil para llamar por vigésima vez a Zuri, necesito alguien que me diga que todo estará bien, la necesito ella, siempre hemos sido las tres. Necesito su abrazo, su cariño incondicional y su optimismo.

En este punto he perdido la esperanza de localizar mi amiga, ¿dónde estás rubia? ¿Por qué estás perdida? Todo esto apesta.

Veo el reloj burlándose a carcajadas de mí, las horas transcurren con tanta lentitud que creo que pronto perderé los estribos. Trato de ser optimista, pero ¿a quién engaño? Yo no sirvo para eso, ese el trabajo de Zuri.

NO ME DEJESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora