Capítulo 21

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Conan

Furioso.

Así me encuentro justo ahora. Con Carolina avanzamos un paso y retrocedemos dos, me estoy desesperando.

Después del beso qué nos dimos hace un mes, comenzamos una batalla de incomodidad. He de aclarar que, de su parte, no de la mía. Intenté acercarme paulatinamente a ella, pequeños roces de manos, ser caballeroso, lo que siempre he sido, pero de manera exponencial. La invité a una cita, qué creo fue maravillosa, reímos, vimos películas juntos, me obligó a ver una serie y descubrí que está enamorada del personaje que a mi parecer es tóxico y nocivo para la protagonista —de ese personaje no hablaré porque la actriz es bellísima. — Lo único claro y revelador es que al parecer le gusta tanto... ¿Cómo se llamaba?

Chuck Bass

Cierto, gracias. Él, le gusta tanto que me dieron celos. ¿A mí? Malditos celos, suspiraba por ese hombre cada que aparecía en escena. Lo odié. Lo único que le faltaba era levantarse y lamer la pantalla del televisor, inclusive hice un mal chiste respecto a eso y su respuesta fue: No lo había pensado, lo haré para la próxima. Gruñí, como últimamente hago.

Después de eso parecíamos ir viento en popa. Me presentaría a sus amigas, de lo cual aún no sé la razón del porqué no haya sucedido. Solo sé que fui arrastrado por una prometida muy sonrosada. He de admitir que quiero saber qué pasó con ellas para que me dijera que no las conoceré nunca y saltarme encima a besarme. De lo último no me voy a quejar.

Tenerla bajo mi cuerpo gimiendo, marcando sus uñas en mi espalda. Estoy seguro de que le gustó, su cuerpo me gritaba sin cesar cuanto lo disfrutaba. Sin duda me perdí en el éxtasis de sus muslos, caderas, pezones, ojos, en todo lo que ella posee. Su vagina aparentando mi pene fue lo mejor de todo.

Sacudo mi cabeza para eliminar esos pensamientos.

Ahora me encuentro sentado en la orilla de mi cama, viéndola partir, me siento furioso, triste y lo peor de la situación usado. Si bien no debería sentirme así, lo hago. Tengo que ser paciente con ella. Sin embargo, maldita bruja me hechiza con sus ojitos bonitos, con sus labios rosados, con su olor a chocolate combinado con flores.

Nos casaremos en unos meses, cierto la boda —me golpeó la frente— la había olvidado por completo. Ella es la culpable de mis distracciones. No puedo más.

Me levanto a buscar un conjunto deportivo para ponerme y bajar a ver a Cinan, necesito algo que golpear y él es la mejor opción para eso.

Cuando estoy en el sótano, subo a su ascensor privado siguiendo los códigos de seguridad para poder entrar a su casa. Hacer este procedimiento me lleva más tiempo, aunque lo prefiero así. Subir o bajar por el elevador comercial qué usan todos los que vivimos en esta torre era la opción más rápida, ahora bien, el espacio personal es importante para mí, eso y la privacidad.

Entro a la casa de Cinan con las alarmas sonando a todo volumen —algún paso me he saltado, pero no sé cuál— veo a mi primo correr a desactivarlo mirándome con enfado.

—¿Qué quieres? —cuestiona con enojo y pongo los ojos en blanco caminando a su gimnasio e ignorándolo en el proceso.

—Déjame adivinar... ¿La bruja? —Me sigue.

—¿Tú qué crees? —espeto.

—¿Estuviste tan mal? —Lo observo y quiero asesinarlo.

Empiezo a golpear el saco de boxeo. Necesito descargar mi ira. Mi primo se acerca a agarrar el saco en silencio, mientras lo golpeo sin cesar, puño tras puño. Estoy tan concentrado, el sudor recorre todo mi cuerpo por el esfuerzo que hago.

NO ME DEJESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora