Capítulo 29

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Hola, debía actualizar ayer, pero en mi México lindo y querido se roban cables del internet, así que me quedé sin ello. En fin... aquí estoy cumpliendo. 

Nos vemos mañana.

Carolina

Me siento sola, rodeada de estos hombres, el vuelo a casa fue tranquilo, aunque el avión parecía un funeral. Zuri y Diana decidieron viajar por su lado porque no querían más problemas. Este fin de semana debía ser más largo, pero aquí estábamos volviendo después de una sola noche donde todo se fue al carajo.

Zuri experimentó un estado de nerviosismo debido al tatuaje que se realizó, no obstante, Diana posee una habilidad para reflexionar con gran eficacia y una memoria excelente. Ayudó un poco a la situación, era evidente que el novio de mi mejor amiga no la asesinaría, pero sin duda sí tendría muchos problemas. Por su parte Diana estaba molesta más con ella que con cualquier otra persona.

—¿Estás pensando en divorciarte de mi mejor amiga? —le pregunto a Callum.

Me observa y asiente con sus lentes de sol puestos.

—Efectuaré los trámites el lunes. ¿Por qué?

—Yo tenía la intención de hacerlo de ser necesario. —expreso. Y chifla.

—¿Tan rápido quiere escapar de mí? —me sonríe, parece divertido con la situación.

—¿No debería ser así?

—Soy atractivo, billonario y agradable. Soy un buen partido. —Se encoge de hombros y niega con la cabeza como si no creyera lo que acaba de salir de su boca.

—No lo dudo. Pero no para Diana —informo. —tiene un...

—Temperamento fuerte. Lo sé. —suspira.

¿Lo sabe? Conan ve mi reflejo de consternación.

—Lo pateó en la pierna —y ahora lo entiendo.

Sí, esa es mi chica. Niego con mi cabeza con algo de diversión, me hubiese encantado ver eso.

Tres camionetas blindadas nos esperan en cuanto aterrizamos, al despedirnos me subo a la que nos correspondía. Durante el camino a casa no pude evitar cerrar mis ojos, tengo sueño y hambre. Arrastro mis pies hasta llegar al Penthouse, fui directo a mi habitación —¡no puede ser! — mis cosas no están.

—¡Conan! —grito con fuerza.

Salgo dando zancadas de mi habitación hasta donde sea que se encuentre el hombre ese. Lo veo tomando tranquilo de la vida un vaso de agua.

—¿Mis cosas dónde están? —Me cruzo de brazos sobre el pecho.

—¿Cómo que donde? —Enarca una ceja —En la alcoba principal ¿Dónde más? —cuestiona como si fuese obvio. —no creías que dormiríamos separados, ¿verdad?

—Sí. —respondo obvia.

—Entonces las nalgadas que te di no han sido suficientes para grabarte en tu cabecita que eres mía y dormiremos juntos desde ahora en adelante. —Siento cómo mis mejillas se tiñen de rojo, se acerca con calma y precisión a mí.

Abro y cierro la boca como pez fuera del agua. No tengo argumento alguno para ello. Le doy un pisotón en el pie y me doy la vuelta fúrica hasta la habitación donde dormiremos a partir de ahora. Escucho a Conan reírse a mis espaldas, que bueno que esto le cause gracia, porque a mi claro que no.

Pero las nalgadas no suenan mala idea.

No me lleves por esos pensamientos.

La sorpresa se asoma mientras observo el dormitorio. Es demasiado similar a la que vi en casa de sus padres, a excepción de las paredes que son blancas y la cama es mucho más grande, pero el dosel de madera con sus cortinas rojas es parecido.

NO ME DEJESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora