12. Damiano

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Esa mañana, después del desayuno tenso con Roma, Mara y Victoria, decidí buscar a Aless para hablar. Necesitaba desahogarme y volver a confiar en él. Lo encontré sentado en la terraza, mirando a la piscina con una expresión pensativa en su rostro. Me acerqué y me senté a su lado, esperando encontrar las palabras adecuadas para comenzar la conversación.

- Tío, con Roma no.

Aless me miró con sorpresa y confusión en su rostro.

- ¿A qué te refieres? - preguntó Aless con cierta empatía.

Suspiré y miré hacia la piscina antes de responder. No quería esa tensión entre ellos.

- No juegues con ella como lo haces con las demás - le pedí.

- No estaba jugando con ella, simplemente estaba siendo amable - me respondió con cierto enfado - No es mi problema si no eres capaz de ver la diferencia. Damiano, no puedo controlar lo qué piensas o sientes.

Me puse en pie, enfrentándome a las palabras de Aless con firmeza.

- Aless, siento que me traicionas.

- Yo te soy fiel a ti, hermano - me golpeó con la mano en el pecho - Te elegiría sobre cualquiera.

Me revolví el pelo nervioso.

- Te elegiría sobre cualquiera - repitió - Te elegiría incluso a sabiendas que tú no lo harías.

- ¿Qué dices? - me ofendí - Eres mi mejor amigo.

- Y por eso jamás te haré elegir entre Roma y yo - rió - Me temo que no saldría muy bien parado.

Fue entonces cuando me sentí el peor amigo del mundo. Uno que se había atrevido a ir a recriminarle cosas preso de los cielos cuando sabía que las palabras de Aless eran ciertas. Aless estaría ahí para él, ya lo había estado pero él... él estaría ahí para Aless siempre que Roma no lo necesitase. No era justo, ni razonable. Pero contra el corazón no se puede luchar. 

Nos quedamos en silencio por un momento, dejando que las palabras se asentaran sobre nosotros. Después de un rato, decidí romper nuestro silencio.

- ¿Crees que Roma podrá perdonarme?

- ¿Por este tonto ataque de celos? - Aless le restó importancia.

- Por lo que sucedió.. - el nudo en la garganta me impidió seguir hablando.

- Está aquí ¿no? No quiero decir que todo vaya a volver a ser como antes pero ha vuelto eso tiene que significar algo.

Soy un torbellino de pensamientos y sentimientos que danzan en constante movimiento. Mi mente es un laberinto lleno de preguntas, dudas, miedos y alguna que otra esperanza. Me siento abrumado lidiando en un campo de batalla que yo mismo he creado donde mis ideas chocan entre sí sin tregua. 

La indecisión se apodera de mí y el miedo al fracaso y al dolor me paraliza, temiendo tomar decisiones que puedan tener consecuencias irreversibles. 

Perdón por los bailesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora