21. Roma

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Estoy enamorado de ti". Lo ha dicho y me cuesta digerir que sea verdad, que realmente haya escuchado lo que acabo de escuchar. Damiano que durante tanto tiempo había luchado contra sus sentimientos parecía al fin rendido a la evidencia. Estaba enamorado, hablaba de amor y también de mí. Y aunque en el fondo siempre supe que esto era verdad, me reconfortaba saber que era real.

- Lo sé - sonrió despegándome de su pecho.

- ¿He tardado demasiado? - pregunta como leyendo mis pensamientos.

- Toda una vida - bromeó aunque realmente no se trata de ninguna broma.

- ¿Ha llegado demasiado tarde?

Y me quedo por un momento pensando en su pregunta. ¿Lo hace? ¿Llega tarde? Probablemente sí. Recuerdo aquel verano y todas nuestras noches. Me quedo varada en la última, en la que me rompió el corazón, en la que prefirió huir antes de sentir.

- Me está dando miedo el silencio - se apresura a hablar.

- Es que sí - le aseguro - sí que llega tarde.

Puedo ver como su cara se descompone, quizá no esperaba esta respuesta pero prefiero que sea consciente de que no todo va a ser fácil. Que no puedo estar a merced de sus tiempos, que no puede irse y decidir cuándo volver. Que quiero creerle pero siempre habrá una duda entre nosotros.

- Roma... - Damiano me coge del brazo cuando sin darme cuenta me he alejado demasiado de él.

- No, escúchame - le pido - Llega tarde. Es así. Aquel verano nos faltó un te quiero. Aunque nos hubiésemos separado, aunque no hubiese funcionado. Nos debíamos eso. Y nos lo negaste. Lo que podía haber sido el recuerdo más bonito de mi vida se convirtió en el inicio de la peor época de mi existencia.

- ¿Hasta cuándo vas a recordarme eso? - me pregunta dolido por mis palabras.

- Hasta que lo asumas - respondo convencida - Yo ya lo he entendido. Somos el recuerdo de lo que nunca fuimos.

- No quiero ser un recuerdo, ni que hables de nosotros en pasado - dice Damiano.

- Pues ayúdame a crear nuevos recuerdos - le pido - pero no lo vamos a conseguir si no asumes el daño que hiciste...

- ¿Crees que no lo sé? - y siento que está ahogando un grito - ¿Crees que no me he sentido la peor persona del universo? No sabes la cantidad de noches que he pasado sin dormir, perdido entre tus fotos, preguntando a todo el mundo por ti, buscándote en cuerpos que no eran el tuyo, cayendo sin darle importancia al golpe.

- Eso no es amor, es autodestrucción - intento explicarle con toda la calma.

- ¿No crees que esté enamorado de ti? - pregunta cómo un niño pequeño.

- No lo creo, lo sé. Pero tú también tienes que enamorarte de ti. Ver en ti todo lo bueno que yo veo. Pero no podemos construir nada desde las ruinas - y espero que lo entienda.

Que entienda que para quererme tiene que quererse y para que eso suceda primero tiene que perdonarse, yo ya lo he hecho.

Perdón por los bailesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora