Estamos de vuelta en la ciudad y yo me siento como un crío pequeño. El corazón me bombea fuerte mientras subo las escaleras hasta mi casa ¿Cómo puedo ponerme nervioso por simplemente ir a la casa de mis padres? No debería haber nada diferente en esa acción que he repetido millones de veces. Pero sí la hay. Porque Roma está en casa, en mi habitación. Y eso siempre se sentirá diferente.
Roma tiene la puerta de mi/su habitación abierta. Está sola en casa y podría decir que era algo que ya tenía planeado. Me sonríe en el momento que nuestros ojos se encuentran y, como un autoreflejo, hago lo mismo.
- Hola - la saludo al entrar.
- Hola - me responde con cierta timidez.
- He traído una pizza - señalo evidentemente la caja de pizza.
Roma vuelve a sonreír y me mata el pensar que algún día yo fui el responsable de borrar ese gesto de su cara. Ella coge la caja de pizza y la lleva a la mesa de la terraza. Cae la noche en Roma y todo se siente perfecto cuando me siento a su lado.
- Esto casi parece una cita - le suelto a bocajarro.
- ¿Es eso lo que estamos haciendo?¿Tenemos citas? - me pregunta.
- ¿Citas en plural? Eso me da cierta esperanza - rio mientras tomo una porción.
Durante toda la cena hablamos y bromeamos como si el tiempo no hubiera pasado entre nosotros. Y, de hecho, es justamente el tiempo lo que parece volar durante las horas que pasamos en la terraza.
- Igual debería irme - le digo cuando noto que la intensidad de nuestras miradas comienza a elevarse.
- No quiero que te vayas - admite y tengo que hacer un gran trabajo de contención para no abalanzarme sobre ella.
- Yo tampoco - le dejo claro - pero vamos a hacerlo bien. Vamos a darnos tiempo para que los dos los tengamos claro. No tengo prisa.
Lo digo con tanta solemnidad que me encoge el corazón porque tengo ganas de muchísimo más.
Me levanto y no puedo apartar mi mirada de ella. Solo pienso en besarla, en besarla toda la noche. En darle en mi habitación nuestro mejor recuerdo. Pero intento que la cordura se imponga.
- Debería irme a casa - admito como si no lo hubiera dicho antes.
- Sí - pero se acerca hasta ponerse muy cerca de mí - pero dame solo cinco minutos más - Roma se inclina y me abraza, apoya la cabeza en mi pecho con la oreja pegada en el punto donde más va a escuchar mi corazón.
- Lo decía en serio, ¿sabes? - le hago saber mientras recorro su espalda con mis manos - Voy a luchar por esto.
- Damiano - Roma me mira a los ojos - No tienes que luchar por algo que siempre ha sido tuyo.
Y la entiendo. Lo entiendo del todo. Roma es mi canción favorita, mi razón y sin razón, mi persona. No puedo apartar los ojos de ella porque es preciosa y perfecta.
- Estoy enamorado de ti - le digo por primera vez en mi vida.
Y nunca, nunca jamás, me había sentido mejor.
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Perdón por los bailes
FanficVolvimos a vernos cuando prometimos no hacerlo. Vuelvo a verte tan morena y guapa entre la gente. Vuelvo a verte pero ahora otras susurran tu nombre. Los dos callamos el derroche y no quedó tiempo para un rock and roll a medias. Y si quieres volve...