36. Roma

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En otro momento me hubiera tomado la noticia como una bomba. Le hubiera dado una y mil vueltas. Habría lamentado cada minuto perdido, cada lágrima derramada, las noches sin dormir y, sobre todo, habría pensado en aquella solitaria sala del tanatorio donde tan solo me había sentido. Tan sola y perdida sin él. Pensar en todo lo que podría haber sido y nunca fue.

En cambio, otra cosa que había cambiado en todo este tiempo había sido yo.

Yo no era la misma chica que entonces, me había llevado tiempo reconstruirme con ave fénix, admitiendo que la vida era imperfecta y que en sus imperfecciones era donde residía la verdadera felicidad. 

Quise pensar que el destino no se había equivocado sino que nos había dado una oportunidad. 

Que juntos no hubiéramos llegado a ser todo lo que habíamos conseguido por separado. 

Que los dos crecimos, maduramos y cumplimos sueños sin ningún tipo de dependencia. Que si miraba atrás me sentía orgullosa de todo lo que había conseguido y que si las cosas se habían dado así es porque así debían ser. 

Y me rendí a la evidencia.

Que antes no, pero que ahora sí. 

- Me quedo - le dije porque era el momento de que lo supiera. 

- ¿Qué? - Damiano aún se aferraba a mi cintura bailando. 

- Mi empresa me ha ofrecido un puesto fijo - Damiano dejó de moverse - He aceptado. 

- ¿Te quedas? - preguntó por confirmar. 

Sonreí. 

Damiano me levantó por los aires y me abrazó  fuerte como intentando que nunca me fuera de su lado. 

- Eso significa que... ¿tenemos una oportunidad?

- Parece ser que siempre la hemos tenido - le respondí. 

- Así que Roma se queda en Roma... - y reí pensando en que él nunca dejaría de hacer esa maldita broma. 

- Algún día tienes que dejar de hacer eso - le rogué. 

- ¿El qué? - preguntó con inocencia.

- Dejar de jugar con mi nombre.

- Jamás - aseguró - Porque Roma siempre será Roma pero tú siempre has sido como Roma pero al revés. 

Roma.

Amor. 

Y con un beso sellamos nuestra promesa más importante. 

Perdón por los bailesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora