A la mañana siguiente bajé las escaleras con una sonrisa en el rostro. Al llegar a la cocina, me encontré con Mara y Victoria conversando animadamente sobre la noche anterior.
- ¡Buenos días, chicas! - saludé tomando asiento junto a ellas - Tú - señalé a Victoria con el cuchillo de untar mantequilla - has perdido una apuesta.
- Bah - me sacó la lengua - he perdido porque sabías que existía la apuesta.
- Mi apuesta caduca esta noche - me confesó Mara - pero de repente me preocupa la aparición de un personaje secundario... ¿Qué te pasa con Aless? - preguntó con una sonrisa traviesa.
El sonrojo apareció ligeramente en mi cara, pude sentirlo pero también decidí ser honesta con mis amigas.
- Ha sido divertido - admití - pero no hay nada más entre nosotros. Solo somos amigos.
- ¿Estás segura? - preguntó Victoria levantando una ceja - Porque desde fuera se os veía muy cómplices, quizá demasiado. Y déjame decirte o recordarte por si se te ha olvidado que es su mejor amigo. Su mejor amigo.
- No ha sido nada - me defendí - Ya sabéis como es Aless... No voy a complicar las cosas.
- Eso dijiste con Damiano - soltó sibilinamente Mara.
Las palabras de Mara me tomaron por sorpresa y puedo decir que me dolieron profundamente.
- Lo siento, Roma, pero no puedo evitar preocuparme. Tú te fuiste y nos dejaste aquí reconstruyendo un cristal roto en mil pedazos y ahora que todo está bien... No le sigas el juego a Aless - dijo Mara con cierta mirada de desaprobación.
- ¿Y esto se lo vais a decir también a Aless? Porque no estáis siendo justas conmigo. No voy a hacerme la víctima pero después de todo no os podéis imaginar lo difícil que es volver y hacer cómo si nada hubiera pasado... No estoy jugando - respondí con la voz entrecortada - Solo estoy tratando de encontrar mi lugar aquí.
Victoria intervino suavemente, tratando de calmar la tensión en la habitación.
- Solo tratamos de avisarte de que puede que... Aunque parezca que todo está bien, estamos de pie sobre un castillo de naipes.
- No estoy jugando con nadie - repetí.
El ambiente en la cocina se había enrarecido. Me encontraba sentada junto a Mara y Victoria, quienes habían expresado su preocupación por la situación que estaba atravesando con Aless y Damiano. Una situación que para mí era inexistente pero sus palabras me hicieron sentir vulnerable y abrumada.
Justo en ese momento, la puerta se abrió y Damiano irrumpió en la cocina. Sus ojos buscaban respuestas y su expresión reflejaba una mezcla de inquietud y determinación.
- Que sea la última vez que consideráis hablar por mí - respondió Damiano dirigiendo su mirada hacia Mara y Victoria.
El silencio llenó la habitación por un momento antes de que Mara hablara.- No estamos hablando por ti, Damiano - respondió Mara con firmeza - Solo estamos preocupados por Roma y queremos asegurarnos de que nadie salga lastimado en esta situación.
- Tampoco necesito - intervine mirando a Damiano - que nadie escuche por las esquinas y salga a defenderme como si yo no supiera.
Damiano me miró con tristeza en los ojos, pero también con determinación.
- No puedo quedarme de brazos cruzados cuando sé que algo te está afectando - dijo con suavidad .
- Pues no necesitas hacerlo - respondí con incomodidad.
Mara y Victoria intercambiaron miradas preocupadas, pero decidieron no intervenir. Damiano y yo quedamos en silencio, mirándonos el uno al otro, luchando por encontrar las palabras adecuadas.
- Solo quiero que estés bien - dijo Damiano - Y no me importa lo que tenga que hacer para ello - hizo una pausa - ni sobre quién tenga que pasar - volvió a mirar a sus amigas.
- No es así, Damiano. Puedo cuidar de mí misma - insistí.
Damiano suspiró y asintió, aceptando mi respuesta.
- Lo siento - dijo con sinceridad - Pero quiero dejar claro que nadie me ha utilizado ni he sido un cristal roto en mil pedazos.
Tras sus palabras me sentí un poco culpable por mi reacción, pero también me di cuenta de que necesitaba poner límites por nuestros amigos, por él, por mí y por nosotros. No iba a tolerar que nadie volviera a decidir por mí o me protegiera de mis propias decisiones.
- Gracias por preocuparte - dije en voz baja de tal manera que solo él pudiera oírme - pero necesito que confíes en que puedo manejar esta situación.
Damiano me miró con una sonrisa triste, pero asintió.
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Perdón por los bailes
FanficVolvimos a vernos cuando prometimos no hacerlo. Vuelvo a verte tan morena y guapa entre la gente. Vuelvo a verte pero ahora otras susurran tu nombre. Los dos callamos el derroche y no quedó tiempo para un rock and roll a medias. Y si quieres volve...