22. Damiano

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Mis padres han decidido aparecer en el momento justo. Mi madre me mira con cara de preocupación como  si supiera que algo está pasando y no entienda si se trata de algo por lo que alegrarse o preocuparse. Juntos salimos de casa y nos montamos en el coche. Mis padres han decidido que hoy era el mejor momento para salir a celebrar algo y si me preguntan aún no sé qué es lo que festejamos, y eso me hace cuestionarme cuanto tiempo llevo viviendo en modo automático. Le he dejado a Roma el lado de la ventanilla, yo voy en el medio entre ella y mi hermano. Jacopo me mira con cara de pocos amigos pero lo achaco a la resaca que lleva encima más que a que su odio por mi crece a pasos agigantados.

Pienso en las palabras de Roma y sé que tiene razón. Que hace tiempo que dejé de preocuparme de mí para hacerlo de los demás, como también sé que desde que ella está cerca yo soy mucho más feliz. Aunque nadie pueda verlo.

Roma mira por la ventanilla mientras la música suena en sus auriculares, puedo oír muy bajito su playlist y sonrió cuando reconozco alguna canción. Sonrió como un idiota cuando la veo seguir con la cabeza una canción que podría haber sido para ella. Entiendo que su proceso ha sido lento pero mucho más eficaz que el mío, que supo recomponer los pedazos mientras yo solo los veía arder. Nuestras rodillas chocan y pienso que podría quedarme aquí toda la vida, simplemente a su lado viéndola feliz.

Pero no quiero conformarme con ser un mero espectador.

Debo ser ambicioso y querer más.

Lo quiero todo.

Hace poco menos de un mes me hubiera parecido genial resignarme, dejar de luchar y conformarme con una amistad pero ya no me parece perfecto pasarme el resto de días pensando en un futuro imperfecto. Lo que quiero es poder besarla cada día y que su sonrisa lleve tatuado mi nombre, adorar cada centímetro de su cuerpo y quererla sin miedo.

Pero Roma tiene razón, me encanta tanto esa idea como también me asusta. Pero si algo tengo claro es que esta vez no voy a salir corriendo.

"Necesito ayuda" tecleo en el móvil y le doy a enviar sin pensármelo mucho.

He tardado demasiado tiempo en tomar esta decisión. Han sido años. Pero por primera vez en mucho tiempo siento cierto alivio, me siento más ligero. Sé que ha sido una buena decisión.

Y lo ha sido porque esta vez voy a ponerme a mi primero.

Perdón por los bailesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora