Capítulo VI: Mentiras Necesarias

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    —Lo siento… la comida…
    —No te preocupes, yo soy buena recogiendo el desorden, yo me encargaré de ayudarte a limpiar. —Mi madre me sonreía, intentando calmarme, pero yo no podía parar de temblar. El ver a tanta gente que amaba viva de nuevo y sin problemas me hacía querer esto para siempre—. ¿Te encuentras bien?
    —Estás temblando mucho. —Mika se notaba preocupado—. Tal vez sigas mal por lo que pasó en el lago. ¿Quieres ir con Bárbara? Ella tal vez puede curarte.
    —Sería genial, pero de hecho recordé que debo irme, lo siento. —Me comencé a alejar, con pesadez en los pies, porque no quería irme realmente. Me detuve un segundo y me giré para verlos—. Fue un placer conocerlos, y muchas gracias por ayudarme y salvarme.


    ~Mika POV~

    Miré a aquel extraño viajero. No era bueno cuando se trataba de socializar, pero, por alguna razón, con él me sentía seguro de hablar, y no me daba tanto miedo. Ahora me dejaba preocupado, nuevamente. No lucía bien, de hecho en cuanto había visto a Noelle había palidecido mucho, y luego simplemente se había alejado a toda prisa.
    —Él no lucía bien —Noelle interrumpió mis pensamientos, parecía tan consternada como yo.
    —Sí, no parecía estar bien, pero no sé qué le suceda. Esta mañana lo salvé de ahogarse en el Lago Estelar, y olía bastante a alcohol. Tal vez tenga problemas.
    —Parecía conocerme, ¿no es así? Fue mi presencia la que lo perturbó. —Noelle miró hacia el piso, pensando, parecía ser—. ¿Tal vez le recuerde a alguien?
    —Tal vez, podría ser. —Suspiré—. Espero que no le pase nada malo.
    —También lo espero.
    El abrazo que me dio y la manera en la que lloraba no eran normales. ¿Le había pasado algo malo? ¿Por qué me preocupaba tanto? De alguna manera sólo quería protegerlo, quería evitar que cualquier cosa mala pudiera entrar en su vida, quería verlo sonreír sin fingimientos. Su abrazo… ¿por qué no me incomodaba? ¿Sería por lo que Mona había dicho?
    —¿Te encuentras bien, Mika? Estás muy rojo del rostro, ¿acaso estás enfermo?
    —¿Qué? —Toqué mi rostro con desesperación, y estaba bastante caliente, pero no era fiebre, y lo sabía—. N-no, sólo, hace bastante calor y yo… olvidé hacer unas anotaciones en los mapas. Lo siento, debo irme.
    Me retiré de ahí tan rápido como pude. Yo tampoco había comido, al igual que el nuevo viajero. Y ahora no podía evitar preguntarme si no tendría hambre. Parecía hambriento, pero después de la conmoción no había podido comer. ¿Por qué no me costaba pensar en él? Nadie me había importado antes, ¿por qué este viajero sí?
    Intentando sacarlo de mi mente, me dirigí por mis cosas y luego me dirigí hacia la zona del Valle Estelar para poder hacer algo de reconocimiento. Haría lo posible por poder encontrar rutas libres de monstruos para los transportistas y, de paso, me quitaría al viajero de la cabeza.

    ~Fin de Mika POV~


    Después de caminar velozmente por mucho tiempo en los alrededores de Mondstadt me di cuenta que podía simplemente haberme teletransportado hacia algún lugar, pero no pensaba con claridad ahora mismo. Sólo quería alejarme de todo y de todos y remover este sentimiento de ansiedad en mi pecho. Y ahora me encontraba en Levantaviento, junto al árbol en el que estaba el bardo. Me senté, recargando mi espalda en el árbol. Esperaba que esto no fuera una falta de respeto.
    ¿En qué punto todo se había retorcido tanto? No era mi intención encontrarme a Mika y a mi madre aquí. ¿Acaso me encontraría con todos los que, de alguna manera, han sido parte de mi vida aquí? Tal vez no, pero ahora podía notar que la vida de mi padre estaba más en Teyvat que en cualquier otro lugar.
    El frío de la madrugada me calaba en todo el cuerpo. Era obvio que aquí no habría tiendas de ropa o algo parecido, así que no sabía exactamente con qué cubrirme. «En resumidas cuentas… —comencé a hacer el conteo de lo que estaba pasando mentalmente—. Número 1: estoy húmedo por la caída al lago estrellado o como sea que se llame, número 2: estoy solo porque Xiao debe haber salido a buscarme, tal vez, así que no vale la pena volver a la posada, y número 3: el frío va a matarme y ni siquiera sé a dónde ir. Espera…»
    —¿Y si me adelanto? —musité esta vez—. De cualquier manera, tengo que ir ahí… y tal vez sea un tipo de casa o algo, después de todo se llama guarida.
    —¿Te refieres a la Guarida de Stormterror? —Una voz conocida me habló.
    —¡Venti! —Me alegré tanto de verlo que quería lanzarme a sus brazos, pero estaba en una rama sobre mí—. ¡Qué bueno verte! Sí, me refiero a esa guarida, ¿sabes cómo llegar?
    —De hecho es bastante simple, sólo tienes que sacar tu mapa y llegarás ahí en un parpadeo.
    —¿Qué? —Saqué mi mapa y busqué el lugar—. ¡Vaya! Lo siento, pensaba que no podríamos teletransportarnos a esa zona sin más.
    —¿Podríamos? —Venti bajo de la rama con una corriente de aire, era casi como si flotara. Acto seguido se sentó frente a mí—. ¿Pensabas ir con alguien?
    —¿Qué? Oh, no, sólo usaba el plural como alegoría, lo siento.
    —Oh, entiendo. —Me sonreía, pero no parecía creerme—. Entonces, ¿irás para allá a esta hora, Shawn?
    —Bueno, es el plan. —Miré a Venti, afortunadamente ahora sabía mi nombre falso—. Así que supongo que partiré ahora. Te agradecería, pero sé que debo darte algo a cambio, así que ¿qué quieres que haga o qué te gustaría esta vez?
    —Me gustaría que fueras honesto conmigo la siguiente vez, y que cuando menos al mentir sobre tu nombre recordaras cuál es, porque me dijiste que tu nombre era Sherlock. —Venti sonreía divertido, pero yo sentía que sudaba frío—. Sé que tus razones son bastante importantes, pero puedes confíar en mí.
    —Está bien, lo siento. —Suspiré—. Mi nombre verdadero es Alatus, tal y como te dije la primera vez.
    —Lo sé. —Venti sonreía una vez más—. Fue difícil para ti ser honesto, lo sé, pero agradezco que me lo digas ahora. Y ahora toma, y ve a tu destino, viajero.
    —¿Qué es esto? —Miré lo que me había entregado. Era algún tipo de tela de color negro azulado, y tenía bordados preciosos de estrellas.
    —Es una capa, te ayudará a soportar el frío de la madrugada. —Venti se levantó y me dio la espalda mientras seguía hablando—. Se dice que esa capa trae suerte a los que la portan, y que también les proveé protección. Me gusta creer, y espero que a ti también, tal vez eso fortalezca su poder.
    —Bueno, no soy escéptico ya. He visto muchas cosas hoy en día. —La desdoblé y me la puse, incluso me puse la capucha para estar más abrigado—. Es perfecta, y bastante cálida. Muchas gracias, Venti. ¿Qué debo…
    —No quiero nada a cambio esta vez. —Venti me miró sobre el hombro, sin girarse—. Me parece que ya tienes bastante carga sobre tus hombros, así que por ahora, acepta este regalo.
    —Muchas gracias, de verdad lo digo.
    —Ve a tu destino. —Venti miraba hacia el cielo. Una brisa llegó, pero no era fría—. Grandes cosas te aguardan.
    —Gracias, Venti. Con permiso.
    —Que el viento te proteja, Alatus.
    Toqué uno de los puntos de teletransporte más cercanos a lo que parecía ser la guarida. Quería estar ahí cuanto antes. Papá había escrito en su diario que el dragón que vivía en esta guarida ya no era malo, pero jamás describió si le agradaban las personas o no. Así que esperaría lo inesperado y lo mejor. Confiaría en que mi suerte no sería tan mala como para que me mate un dragón.
    Llegué a una estatua bastante parecida a la de Levantaviento. La estatua del arconte anemo, Barbatos. Mi papá también describió cómo cada nación tenía estas estatuas de sus arcontes. Ahora podía diferenciarlo en el mapa, porque parecían ser diferentes a los puntos de teletransporte. Las marcas eran diferentes.
    Me acerqué, algo dudoso, pero era peor no intentar. Puse mi mano sobre la estatua y supliqué con voz baja que, si Barbatos realmente existía, me ayudara a continuar este viaje y me ayudara con la tía Lumine. En algún punto sólo cerraba mis ojos pidiendo un milagro.
    —Más te vale alejarte despacio de la estatua. —Sentía algo presionando mi cuello, probablemente una espada. La voz parecía provenir de una mujer. Me giré despacio—. Bien, ahora quítate esa capucha y déjame ver tu rostro.
    Hice tal y cómo me dijo, lo hice con calma y alcé mi rostro. No necesitaba un gran IQ para saber que esta mujer frente a mí era la hermana gemela de mi padre. Erguí mi espalda y la miré con seguridad mientras enfilaba su espada hacia mí. Tenía mucho miedo, pero había planeado esto desde antes de saber que estaría aquí ahora mismo. Era antes de lo previsto, pero era mejor, no podíamos perder tiempo.
    —Tú… —Me miraba extrañada, de arriba a abajo—. ¿Por qué te pareces a mi hermano? Por un momento te confundí con él, pero luces más joven.
    —Lumine, vengo del futuro. —Mi actuación estaba siendo mejor de lo que pensaba, y tal vez se debía a que, en parte, decía la verdad—. Sé cada uno de los futuros posibles derivados de las líneas de tiempo. Te estaba buscando.
    —¿Cómo sé que toda esta sarta de idioteces es verdad?
    —La princesa del abismo irá a enfrentarse a los arcontes y a las siete naciones, pero, deberá pagar el  precio más caro de todos. La sangre de su hermano gemelo, será derramada para obtener su objetivo.
    —¿A qué te refieres? ¿Acaso piensas matar a mi hermano? —Lumine afirmó más el agarre a su espada.
    —Jamás intentaría arruinar una línea de tiempo interponiéndome al flujo natural del tiempo, de no ser porque lo que harás traerá tragedia para todos y para ti. —Suspiré y miré la espada que sostenía—. Debemos hablar, pero no lo haré con esta espada apuntando a mi cuello.
    Lumine bajó la espada, ligeramente desconfiada, pero lo hizo. Me miraba, analizándome. Era la primera persona que parecía preocupada por lo que le decía acerca del futuro. Parecía creerme de momento. Guardó su espada en su espalda y luego se cruzó de brazos.
    —Bien, habla.
    —No me andaré con rodeos. Tu encuentro con Aether dentro de 5 días lo afectará mucho. Tú intentaste convencerlo, pero él no quiere ese destino para Teyvat porque se encariño con su gente en el viaje, así que ambos pelean. Su pelea es tan fuerte que ambos acaban gravemente heridos y debido a esas heridas, Aether muere.
    —Eso no tiene sentido, y de ser así, me aseguraré de no matarlo ahora que me has dicho.
    —Ya te había dicho esto, y ya hemos tenido esta conversación 183 veces, Lumine. —Miré hacia las estrellas—. En el futuro, la gente como yo, que puede moverse por el espacio-tiempo, tiene mejores maneras de predecir cómo acabará cada variante en la línea del tiempo. Y Lumine, eres tan testaruda como una mula.
    —¿Disculpa? —Parecía bastante molesta.
    —En cada una de las variantes en las que te advertí lo que pasaría e intentaste evitarlo, tu hermano murió. —Ni yo sabía cómo estaba mintiendo tan bien, pero supongo que las películas de mi mundo ayudaban bastante, porque parecía conocedor de todo esto, como si no me lo inventara—. En mi opinión, sólo hay una manera de salvarlo, pero tampoco es seguro.
    —¿Cuál es esa forma?
    —Lumine, debes renunciar a esta estúpida guerra que sólo llevará a un desenlace fatal cósmico. Sin contar con que no sirvió para nada tu esfuerzo, ya que lo que pasó en Khaneri’ah se repitió en Teyvat.
    —¿Cómo? ¿Sin importar qué haga? —Lumine quedó boquiabierta.
    —Lumine, no importa qué hagas, porque al morir Aether te das cuenta de tu error. —La miré por primera vez después de un largo rato—. Estás siendo controlada por el abismo, tal y como el mago del abismo lo hizo con Dvalin. Al morir tu hermano, ese lazo con abismo se rompe, pero es demasiado tarde.
    —Pero, si es así, —Lumine parecía incrédula en esta parte, ¿acaso había dado un giro incorrecto?—, ¿cómo es que todo lo que hago lleva a un desenlace fatal cósmico?
    —Debido a que lograste tu objetivo de matar a los arcontes, Celestia logra hacer de Teyvat añicos y convierte a su gente en monstruos. —Miré hacia el suelo, intentando parecer triste—. Celestia no se detuvo ahí, sino que acabó con muchos otros mundos, y al final, se ha desatado una guerra infinita. Sólo los arcontes, tu hermano y tú pueden detener a los dioses de Celestia. Ah, y la diosa que te separó de tu hermano, es parte de esta guerra.
    Lumine me miraba con terror. Yo seguía con cara seria y de dolor a la vez. Me había enterado de información muy valiosa con el diario de mi padre, y había hecho lo posible por usarla correctamente. Sólo podía esperar que esto diera fruto y pudiera cuando menos hacerla tambalear en su decisión de pelear contra mi padre.
    —¡Tú! —Había un tipo de pájaro con máscara encerrado en una burbuja azul. No tenía la mínima idea de qué era esa cosa, pero se veía enojada—. ¿Cómo te atrevas a decirle mentiras a nuestra princesa? ¡Nadie controla a la princesa!
    Me lanzó algo a través de un tipo de palo. Me cubrí el torso con los brazos, pero aún así me hizo algo de daño y me hizo caer al piso. No dolía al punto de matarme, pero sí de no poder mover los brazos correctamente. Se acercó a mí flotando con su varita. Moría de miedo de lo que podría hacerme, pero no podía romper mi personaje, no si quería salvar la felicidad de mi padre.
    —¿Crees que me harás más daño? —Hablaba lo suficiente fuerte para ser escuchado por Lumine, pero sin gritar. No la miraba, quería mantener mi personaje tanto como pudiera—. Mi mundo está cerca de colapsar debido a los dioses de Celestia. El que me mataras ahora… sería un alivio para mí. El fin de mi sufrimiento eterno.
   —Bien, si tanto lo deseas.
    Apuntó su varita hacia mí. Cerré mis ojos, pero no los apreté. Quería que sonara genuina mi voluntad a morir. Después de todo, no le tenía miedo a la muerte, porque lo único que me aterraba era ver a mi padre triste otra vez. Dejé un suspiro salir de lo más profundo de mi alma. «Padre, si muero hoy… lo siento —le hablé a mi padre mentalmente—. De verdad quería salvar tu futuro. Perdón».
    —¡Alto! —Una sombra estaba frente a mí, y por la voz, sabía que era mi tía—. No te atrevas a poner una mano sobre este niño.
    —Pero, princesa…
    —¿Osas a desobedecer una órden mía? —Abrí los ojos para verla parada entre el monstruo y yo—. ¿Quién eres para cuestionar mi autoridad? No eres más que un mago del abismo.
    —Lo siento, su excelencia. —El mago hizo una reverencia—. Lamento cuestionar sus órdenes.
    —Largo, vete de aquí ahora.
    —Como ordene. —El mago simplemente desapareció.
    —Bien, levántate. —Lumine me dio su mano y me ayudó a levantarme—. No creo que mientras, extraño del futuro. Tu voluntad de morir me recordó a la gente de Khaenri’ah y su sufrimiento… Me recordó a su anhelo por acabar con su inmortalidad o su maldición.
    —Gracias, Lumine.
    —Sin embargo, no confío completamente en ti. —Lumine me miró de arriba a abajo—. Me encargaré de investigar si es cierto que estoy siendo controlada, y de ser así, abandonaré mi plan.
    —De acuerdo. —Estaba tan feliz que podría saltar, pero necesitaba mantenerme neutral—. Espero que la decisión que tomes esta vez, sea la correcta, y no la variante 184. Sería agradable no tener que volver a encontrarme contigo y llamarte testaruda porque nuevamente nos llevaste a un destino fatal.
    —No te preocupes, me encargaré de que Aether no muera.
    —Oh, y no hagas lo que hiciste en la variante 94. —Era importante mantener alejado todo destino fatídico, así que aquí iba otra mentira—. Si te suicidas, tu hermano se suicida a los pocos días. Como te dije, los arcontes solos no pueden contra Celestia.
    —Bien, lo tendré en cuenta.
    —Bien, me iré. —Me puse la capucha nuevamente—. Debo seguir fingiendo que soy un viajero para poder cuidar de Aether y aprender más de él.
    —Tú… cuídalo por mí mientras tomo una decisión, ¿de acuerdo?
    —Lo haré. Hasta luego, Lumine.
    —Hasta luego, extraño.

Daga Fragmentada || Xiaother AU || TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora