Capítulo I: Una Grieta Irreparable

194 15 5
                                    


    “Querido diario,

    Hoy hablé con Alatus acerca de las almas gemelas. Era un tema que no esperaba tocar con él por mucho tiempo más. El tema es muy complicado para mí, y algunas veces pienso que sería mejor que hablara de ese tema con alguien más. No me importa si es un especialista o algún amigo, cualquier persona podría decirle algo mejor de lo que yo pueda decirle.
    Mi martirio empezó desde que tuve que luchar contra Lumine en lo que yo llamaría ‘la batalla final’. Ella ya no era Lumine, mi hermana, ella era la princesa del abismo, y una persona con mucha oscuridad en su corazón. Mi viaje, por fin había llegado al punto en el que quería que acabara, sólo que no era lo que quería y jamás será como lo imaginaba. Estaba finalmente reunido con mi hermana, pero de mi hermana sólo quedaba su apariencia física.
    Desearía no haberme hecho tan fuerte, desearía que nuestra batalla y mis deseos por que no destruyera Teyvat, no hubieran sido tan fuertes. Debí ser yo el más débil, el que murió a causa de las heridas tan profundas. No la atacaba con la intención de lastimarla, sino de detenerla, pero al final ella sólo cayó sobre sus rodillas, sangrando sin  cesar. Jamás olvidaré sus últimas palabras, cuando corrí a su lado: ‘Aether, sé bueno. Gracias por esta batalla, y a la vez te pido disculpas. Te amo, hermano’. Después de eso no sentí que pudiera reponerme.
    Los arcontes y mucha gente que ayudé durante mi viaje me apoyó contra los seres del abismo que mandó mi hermana. Al final casi todos esos seres fueron destruidos, pero al ver a mi hermana morir huyeron, y la gente que estaba apoyándome quedó perpleja y bajaron sus armas.
    Todos estuvieron a mi lado, pero el que más estuvo ahí fue Xiao, la única persona a la que he amado en esta vida, mi alma gemela…”.

    Mi respuesta estaba ahí: Xiao. No le conocía y jamás había escuchado el nombre, pero me detuve un segundo e intenté procesar todo lo que estaba leyendo. El pasado de mi padre era muy triste. Quería correr hacia él y darle un abrazo. Jamás tuve hermanos, pero si los hubiera tenido, no podría haber pasado por el dolor de matarlos.
    Di la vuelta a la página. Ya tenía mi respuesta, pero ahora quería conocer a mi padre mejor, quería poder entenderlo.
    —Interesante lectura nocturna has escogido.
    Me sobresalté al escuchar a mi padre, tanto que me tropecé la silla detrás de mí y caí de espaldas, dándome un golpe fuerte en la cabeza. Me mareé por un segundo, pero recobré el sentido en cuanto vi que mi padre caminaba hacia mí, pero más molesto que preocupado.
    —Papá, puedo explicarlo.
    —¿Explicar qué, Alatus? ¿El cómo invadiste mi privacidad a tal grado de no sólo husmear en mi habitación sino también leer mi diario? —Alzó la voz de sus palabras progresivamente hasta que se convirtieron en gritos—. ¡¿Te parece justo?!
    —Perdón, papá, de verdad no quería… Por favor, dame una oportunidad para explicarte qué pasó.
    —¿Qué podrías explicarme? No sólo estabas viéndolo, ¡lo estabas leyendo! —Se llevó la mano derecha a la frente y caminó fuera de la habitación—. ¡Jamás invadí tu privacidad y siempre te permití tener tu propio espacio! ¡¿Por qué me lo pagas así?!
    —Yo venía a preguntarte directamente a ti, porque jamás me hablas de tu vida. ¡Quería conocer a mi padre! —De pronto, yo también me encontraba gritando y persiguiéndolo por la casa, pero, a diferencia de él, el labio inferior me temblaba y mis ojos lagrimeaban—. Jamás mencionaste que mamá fuera tu alma gemela, y yo quería saber quién era tu alma gemela a parte de tu hermana.
    —¿A tanto llegó la necesidad de saciar tu curiosidad? —Mi padre me miraba tan decepcionado—. ¿Llegó al punto de no saber tener paciencia para que yo llegara y te explicara si es que así lo quería yo? ¡Por los arcontes, Alatus! Era información que yo no pensaba, en todo lo que resta de mi vida, compartir contigo, pero no supiste respetar eso. No supiste respetar el que haya cosas que yo no quiera compartir contigo, así como hay cosas que tú no quieras compartir conmigo.
    —Papá…
    —He sido tan comprensivo… —Papá se pasó la mano por el pelo, decepcionado. Entonces, se dio la vuelta y se sentó en el sillón—. Después de matar a mi hermana, continué en Teyvat un tiempo, vagando. Él… él siempre estuvo a mi lado. Desde antes de tu madre, él siempre estuvo a mi lado.
    Se veía afectado, pero parecía querer seguir. Me acerqué a él, pero dándole algo de espacio para que no se sintiera más sofocado de lo que ya lo había hecho sentir. Me senté en el sillón de enfrente.
    —No había persona en Teyvat que no supiera lo mucho que nos amábamos. Incluso teníamos la bendición de los arcontes. —Por un breve momento, pude ver lo que jamás había visto en su rostro, luz, esperanza. Mi padre realmente amaba a Xiao, y el recordar cómo era todo antes iluminaba su rostro—. Sin embargo, después de lo que pasó con Lumine mi mundo cambió, yo cambié, y dañé a… mi alma gemela.
    »Empezamos a discutir un día porque yo estaba bebiendo sin control, pero ya no era por mi hermana, ya era por mí, por lo vacío que me sentía. Él intentó evitar que yo siguiera tomando, pero no lo logró, y al final le aventé una de las botellas de vino de Mondstadt. Tenía cortadas en el rostro. Corrí hacia él para disculparme al ver cómo había dañado a la única persona que me amaba y a la que yo amaba, pero él usó su habilidad y simplemente desapareció.
    »Llamaba su nombre todas las noches, pero jamás regresó. Dejé de tomar y empecé a buscarlo sin parar, pero al llegar a Liyue me encontré con quien era algo así como su figura paterna. —Se detuvo unos momentos, porque su voz se entrecortaba en las últimas palabras que había pronunciado—. “Él murió hace unos días”, fue lo que me dijo. “Pensó que ya no lo amabas y que acabarías muerto, así que decidió pelear contra monstruos sin parar, pero no contó con que le tenían una emboscada. Le dispararon por detrás con un arma de hielo. Atravesó un órgano vital. Baizhu intentó salvarlo, pero falleció después de unos minutos”. Recuerdo cada palabra exacta. Y sólo podía pensar, que, si hubiera estado unas horas antes en el Pantano Dihua, él estaría vivo.
    »Después de eso me embriagué nuevamente, y  fui con tu madre. Ella había estado enamorada de mí siempre, y pensé que el vacío que sentía se llenaría con ella, pero no fue así. Estuvimos saliendo un tiempo, un año aproximadamente. Entonces decidimos dar el siguiente paso y casarnos. Te tuvimos al poco tiempo de casados. Fue cuando decidimos irnos de Teyvat e ir a un nuevo mundo, alejado de todo lo que pudiera parecer lo que aquí llaman “fantasía”. Pero ella murió, eso ya lo sabes. Y yo comencé a regresar a algunas de las naciones de Teyvat por las noches para hacer encargos y conseguir dinero y tener cómo mantenernos.
    Me quedé paralizado unos segundos. No sabía qué decirle. Yo acababa de perder a Mika, quien sabía que era de esa tierra que mi padre decía, pero no sabía que era un mundo de fantasía, y tampoco sabía que mi padre no amaba a mi madre y no era feliz con esta vida. Pero lo que nunca imaginé era el hecho de que mi padre había pasado por tanto dolor.
    —Esta es la primera vez que escuchas esta historia, pero también será la última, Alatus. —Mi padre se levantó y se dirigió hacia su cuarto, dándome la espalda—. Estoy… realmente decepcionado de ti, y  entiendo tu curiosidad, pero ten claro que por algo existe la privacidad, y debes respetarla. Hay un límite.
    —¿Por qué no dices su nombre? —pregunté curioso por saber, intentando ignorar mi dolor—. Dices “él”, pero no su nombre.
    —Cuando decía su nombre él venía a mí, sin importar dónde estuviera o qué hacía. —No se giró, seguía hablando, pero no me miraba—. No puedo pronunciar su nombre sabiendo que él jamás volverá a aparecer ante mí, sin importar cuantas veces lo diga.
    No dije nada, me limité a mirar cómo sus hombros se tensaban y su su cabeza se agachaba. No veía su rostro, pero podía escuchar la tristeza en su voz. No lloraba, pero ¿puede acaso un alma tan rota llorar para demostrar su tristeza?
    —Tú tienes uno de sus nombres. —Se giró para mirarme—Uno de sus nombres era Alatus.
    Me levanté bruscamente. No me importaba cuán enojado estuviera mi padre, quería abrazarlo, quería hacerle saber que ahí estaba para él y que estaba arrepentido. Caminé hacia él y le abracé por la espalda, rodeando su cintura con mis brazos.
    —Papá, sé que debes odiarme, y que necesitas tu espacio, pero quiero disculparme por cómo manejé la situación, perdóname. —Lo solté—. Te daré tu espacio y dejaré que decidas cuando…
    Un mareo intenso se apoderó de mí. No podía hablar o coordinar nada de lo que decía, di unos pasos hacia atrás intentando recobrar el equilibrio. Mi padre se giró con preocupación.
    —¿Alatus? —Me tomó de los hombros—. ¿Puedes escucharme? ¿Qué sucede?
    —Yo… no… no me siento bien.
    Mi voz se escuchaba lejana. Cerré mis ojos un momento, entonces sentí mi cuerpo ligero. ¿Estaba inconsciente? Podía escuchar gritos a lo lejos, pero nada en concreto. Tal vez era mi padre llamando por mí. ¿Estaba muerto?

    ~Aether POV~

    Alcancé a tomar a Alatus antes de que se desplomara en el piso. Le grité y lo agité unas cuantas veces, pero no pude hacerlo reaccionar. Era malo en todo lo que hacía, sin importar que tipo de relación llevara con alguien, lo hacía mal. Ahora era un mal padre.
    Lo tomé entre mis brazos y caminé por el pasillo que ya conocía hasta llegar a aquella puerta, la entrada de Teyvat. Entonces crucé con él. Alatus llevaba la sangre de Noelle y la mía, así que era seguro para él viajar a este nuevo mundo.
    —Resiste, Alatus. Baizhu te verá pronto, y todo mejorará, lo prometo.
    En cuanto llegué, me teletransporte a Liyue tan rápido como pude y corrí hacia la Farmacia Bubu. Alguna gente me miraba con enojo mientras los empujaba por accidente al correr con mi Alatus en brazos, pero nada me importaba más que saber que estaba bien ahora mismo. Lo único que podía salvarlo ahora era la magia de este mundo.
    Entré en medio de la noche, empapado por la lluvia que no había notado hasta ahora. Qiqi me miró con desconcierto, no parecía reconocerme, pero a la vez sentía algo familiar. Ella era la misma niña que había conocido, a diferencia de otras que había visto crecer. Después de todo, ella era un zombie, y ellos no envejecen.
    —Disculpe, señor, la Farmacia Bubu está cerrada. Por favor, vuelva mañana.
    —Por favor, Qiqi, es urgente —supliqué con Alatus en mis brazos—. Necesito que Baizhu vea su condición.
    —¿Escuché una voz familiar acaso? —Baizhu se asomó por la cortina, mirándome sorprendido—. Viajero… pasa, por favor.
    —Baizhu, por favor tienes que ayudarme. Él es mi hijo, Alatus. —Coloqué a Alatus sobre el sofá de Baizhu y él comenzó a revisarlo mientras yo daba la explicación—. Tuvimos  una discusión y él de pronto se desplomó.
    —¿No podría ser simplemente estrés? —preguntó mientras seguía su revisión, pero algo en su expresión cambió al revisar su cabeza y supe que algo no andaba bien de inmediato—. Oh no, no es estrés.
    —¿Baizhu? ¿Qué le sucede?
    —Aether, tu hijo tiene una herida en la cabeza, parece ser un daño fuerte.
    —¿Una herida en la cabeza? Pero si no ha tenido ningún… —Recordé cómo se había tropezado en mi habitación. Su cabeza se había dado contra la silla—. Oh no, no puede ser. Baizhu, ¿es grave?
    —No quiero mentirte, Aether. En el mundo en el que tu hijo se ha desarrollado entraría en un coma, pero al traerlo inconsciente a este mundo… —Baizhu puso su mano en mi hombro—. Aether, ¿puedes notar cómo el cuerpo de tu hijo empieza a desaparecer?
    Miré el cuerpo de Alatus, y empecé a notar lo que Baizhu decía. Su cuerpo comenzaba a hacerse translúcido. Me acerqué para tocarle su brazo, pero mis dedos le traspasaron, llegando hasta el sofá. Me alejé con miedo y desesperación. Quería gritar y llorar, me sentía culpable, pero a la vez sólo me quedé en shock, mirando su cuerpo cada vez más translúcido.
    —¡Baizhu, por favor haz algo! Está desapareciendo, mi hijo está desapareciendo y nadie hace nada.  ¡No puedo perderlo a él también!
    —Aether, no debiste traerlo inconsciente, porque ahora no hay nada que pueda hacer. —Baizhu se sentó cerca de Alatus—. Tu hijo irá a algún punto del pasado en Teyvat.
    —¿A cuál punto? ¿En qué momento de la historia estará Alatus?
    —No lo sabemos, y no hay manera de saberlo. —Baizhu me miró—. Aether, ahora sólo podemos confiar en que tu hijo haga su propio viaje y encuentre cómo regresar a la actualidad.

    ~Fin de Aether POV~

Daga Fragmentada || Xiaother AU || TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora