Capítulo XV: Una Noche Inolvidable (Versión sin Censura)

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    —¿Estás bien? —Me preguntó Mika mientras me ponía una pomada en la mejilla aún roja por la bofetada de Xiao—. Estaba muy preocupado por ti.
    —Estoy más tranquilo, pero tampoco diría que estoy cien por ciento bien. —Miré al piso—. Mika, hoy asesiné a alguien, no quería hacerlo, pero Venti me dijo que alguien más tendría que morir para que Lumine no muriera.
    Mika me miró boquiabierto. Sabía perfectamente que está noticia le tomaría por sorpresa, al igual que sabía que probablemente me odiaría después de esto. Lo miré de reojo una última vez antes de levantarme y comenzar a caminar al balcón.
    —Yo…—Me detuve sólo para decirle esto, después me iría al balcón—... sé que debes estar muy decepcionado y que debes odiarme, pero antes de que te vayas de mi vida, quería agradecerte por todo lo que has hecho por mí siempre. Yo… siempre te amaré. Lo siento.
    Caminé hacia el balcón con lentitud, aún me dolía demasiado la pierna. No quería mirar atrás, no quería ver cómo perdía a Mika nuevamente. No podía soportar que saliera de mi vida otra vez y que tuviera que quedarme sin él. Él se había convertido en casi todo para mí, y estos días había sido crucial para mi vida. Pero, lo que había hecho era imperdonable y perder a Mika tal vez era el castigo más adecuado.
    —Alatus, —sentí que unos brazos me rodearon la cintura desde atrás—, no sé qué decirte. No estuvo bien lo que hiciste, lo sabes, ¿no?
    —Sí, lo sé. —Estaba indeciso, no sabía si su abrazo era de despedida o no, no sabía si debía acariciar su mano o no—. No creo que pueda perdonarme esto jamás, para ser honesto, y creo que viviré con su rostro al morir por el resto de mis días. Sólo quería que mi papá fuera feliz, pero no pensé en el costo. Él, Mundhir, tenía familia. Ni siquiera pensé en investigar un poco. Ni siquiera quería soltarlo al final, pero escuché la voz de mi padre, la de el Aether del futuro, y eso me hizo soltarlo finalmente.
    —¿Puedes mirarme un segundo? —Me soltó del abrazo y me di la vuelta para poder mirarlo—. Alatus, no estoy de acuerdo en lo que hiciste y sí creo que fue algo bastante malo. Sé que es justificable hasta cierto punto, pero no era la manera.
    —Lo sé. —Mis ojos se pusieron llorosos, así que agaché la mirada, no quería que Mika pensara que era un chantaje—. Sé que lo que hice fue terrible.
    —Sin embargo, también sé que amas a tu padre como jamás has amado a nadie en este mundo, y sé que darías tu propia vida si te fuera posible. —Tomó mi rostro entre sus manos—. Te amo, Alatus. Y no estoy de acuerdo en lo que hiciste, pero tampoco pienso salir de tu vida a menos que me lo pidas, porque eres mi mundo entero.
    Miré a Mika y no soporté las lágrimas. ¿Cómo era posible que un ser lleno de luz y tan hermoso me amara a pesar de cometer algo tan atroz? ¿Cómo era posible que Mika me amara sin importar qué? Agaché nuevamente la mirada y me cubrí el rostro con las manos, no quería que me viera llorar, pero Mika separó mis manos y se acercó a mí, tomándome por el cuello y dándome un beso apasionado, un beso que no había experimentado antes. Coloqué una de mis manos en su nuca y otra en su mejilla.
    —Te prometo que cuando volvamos y estemos juntos, será diferente. Si aún quieres estar conmigo, hablaré con mi padre de cuánto nos amamos y estoy seguro de que tendremos su permiso —le dije confiado—. Te prometo que será diferente.
    —Yo también hablaré con él. —Me abrazó—. Estoy seguro de que esta vez funcionará y seremos muy felices juntos. Quiero estar contigo siempre, Alatus. Ya no pienso separarme de ti, si eso es lo que quieres para nosotros.
    —Bromeas, ¿no? —Me acerqué a él y posé mi mano en su mejilla—. Mika, te he amado por más tiempo del que puedo contar con los dedos. Te amo demasiado, así que esto es lo que he querido escuchar toda la vida. Seremos felices y regresaremos juntos.
    Nos besamos nuevamente. Era un beso intenso, pero estaba más cargado con amor que con lujuria. Era algo nuevo para mí, pero me gustaba tanto. Si era honesto, quería más que un beso, pero no sabía si realmente estábamos listos para dar un paso tan grande y que requería una responsabilidad mayor. Aún éramos jóvenes e inexpertos. Tampoco sentía que fuera el momento adecuado. Sin embargo, ¿acaso tendríamos más tiempo?
    —Mika, —me separé de él—, quiero preguntarte algo.
    —¿Qué sucede, Alatus? Parece ser algo serio. —Me miraba preocupado—. ¿Está todo bien?
    —Yo sé que todo esto es nuevo para ambos, y también sé que nuestra relación es… bueno, no sé, muy joven, por decirlo así. Sin embargo, quiero hacerte saber que me gustaría dar un siguiente paso.
    —Con el siguiente paso te refieres a… algo más que besarnos, ¿no es así?
    —Sí. Yo… quiero estar contigo de todas las maneras posibles, y sé que somos jóvenes aún e inexpertos y que tal vez no es el momento, pero también sé que… tal vez no tengamos tanto tiempo como pensamos. Y estaba pensando que…
    —Espera, un segundo. —Mika me tomó la mano—. Alatus, yo… en realidad yo me siento listo para dar el siguiente paso contigo, estoy seguro de ello, pero me preocupa la manera en la que me lo estás planteando. ¿Por qué piensas que ya no tenemos tiempo?
    No pude contestarle. No tenía el valor suficiente para decirle que existía la posibilidad de que pusiera mi vida en riesgo para salvar a Xiao. Había muchas cosas pasando por mi cabeza, pero una de ellas era buscar a alguien que mereciera morir y que no debía morir. Haría lo posible por buscar a alguien “no inocente”.
    —No lo sé, tengo miedo de no tener tanto tiempo con todo lo que ha pasado últimamente… ¿y si algo pasa nuevamente? No quiero perder ni un segundo contigo, Mika. No quiero perder la oportunidad.
    —Yo tampoco quiero perder un solo segundo, pero no quiero que tengas miedo, ¿okay, Alatus? —Mika también se acercó a mí y colocó sus manos en mi cintura, atrayendo mi cuerpo hacia él—. No voy a permitir que nada te pase, ¿me escuchas?
    Asentí sin más que agregar. Mika tomó por la barbilla y alzó mi rostro para que pudiera verlo a los ojos. Entonces comenzamos a besarnos nuevamente. Ahora era diferente, se sentía como una antesala para algo más que unos simples besos. Se sentía como si esto fuera sólo el inicio.
    Sus dedos recorrieron mi espalda con un roce suave. Sentí un escalofrío por todo el cuerpo; sentí como mi piel se erizaba. Nuestra respiración comenzó a agitarse. Pude sentir el beso aumentar la intensidad aún más. Me preguntaba cómo había aprendido a besar de esta manera, cómo había aprendido a jugar con su lengua de la manera en la que lo hacía.
    Sus manos recorrían desde mi cuello hasta mi cadera. Sus besos bajaron hacia mi cuello con pequeños besos. En algún punto, sus manos se posaron sobre mi cadera, y con un agarre fuerte me atrajo hacia él. Nuestras pelvis y nuestros cuerpos se encontraban pegados. Solté un ligero gemido.
    —Lo siento. —Me tapé la boca avergonzado.
    —¿Por qué te avergüenzas? —Mika tenía una sonrisa pícara, una que nunca había visto en él. Se acercó a mi oído con lentitud y entonces susurro—. A mí me pareció bastante sensual.
    —Mi padre está próximo a llegar seguramente, así que creo que deberíamos pedir una habitación para nosotros.
    —De hecho, —sacó unas llaves de uno de los bolsillos de su pantalón—, reservé una habitación en caso de que nos tuviéramos que quedar aquí. ¿Quieres que vayamos?
    —Sí, vamos.
    Mika me tomó en brazos y me cargó. Él sabía que no podía caminar sin dolor, así que este gesto me parecía algo muy tierno de su parte. Amaba la idea de estar en sus brazos y sentirme así de amado.
    Finalmente llegamos a la habitación. Me bajó al piso con sumo cuidado para poder abrir la puerta de la habitación. Iba a dar el paso hacia dentro en cuanto la abrió, pero entonces volvió a cargarme. Me preguntaba cómo tenía la fuerza para llevarme en brazos siendo tan delgado. Era ligeramente más alto que yo a pesar de que en su cuerpo actual era menor que yo. Me llevó dentro y me sentó sobre la cama. Entonces regresó a cerrar la puerta. Se acercó lentamente a mí, y al llegar a mí, se agachó para quedar a mi altura y me miró a los ojos.
    —Alatus, —me tomó las manos—, ¿estás seguro de querer hacer esto? No quiero que te sientas presionado por nada.
    —Nunca estuve tan seguro de algo en mi vida. —Lo atraje a mí para darle un pequeño beso—. Tampoco quiero que te sientas presionado, ¿tú también estás seguro? Puedes decirme con confianza si no es así, después de todo, yo saqué el tema.
    —¿Crees que te dejaría ir si ya tengo tu consentimiento? —Mika se acercó aún más a mí y me recostó sobre la cama, poniéndose encima de mí—. No pienso dejarte salir esta noche de la habitación.
    Podría jurar que cuando dijo eso me sonrojé más de lo que quisiera. Pero ahora que estábamos aquí me sentía más listo que nunca. Mika me ayudó a acomodarme en la cama para que mi cabeza pudiera quedar sobre la almohada. Después de acomodarnos, Mika se quitó la ropa que llevaba en el dorso. Entonces me apresuré a hacer lo mismo, incluso él me ayudó un poco. Ahora estábamos semidesnudos.
    Sus labios se aproximaron con lentitud a los míos, y al encontrarse los besos fueron desenfrenados. Era una mezcla de emociones, porque me sentía muy amado, pero a la vez quería que él y yo fuéramos uno ya. Era una sensación extraña. Entonces sus labios comenzaron a bajar hacia mi cuello, y luego hacia mi pecho. Era un recorrido de pequeños besos por mi pecho ahora. Sin que pudiera evitarlo, mi garganta soltaba pequeños gemidos cada que sus labios bajaban más y más por mi dorso.
    —Alatus, ¿en qué posición quieres quedar? —Me preguntó con la respiración entrecortada mientras se detenía—. Quisiera darte la prioridad a escoger, ya que es tu primera vez.
    —Mika, —me incorporé para poder susurrarle algo a la oreja después de haber dejado un pequeño beso en su cuello—, creo que las posiciones que tenemos ahora son las correctas. Quiero que estés sobre mí toda la noche, tal y como prometiste.
    —Maldición, Alatus. —Pude ver que Mika disfrutaba la idea, incluso lo veía excitado—. Que no se te olvide lo que has pedido, porque así será.
    Mika colocó su mano sobre mi pecho y me hizo recostarme nuevamente. Entonces sus labios comenzaron a besar mi pecho, yendo hacia mis pezones, jugueteando con su lengua. No pude evitar arquear la espalda y soltar pequeños gemidos. Se sentía tan bien que no sabía cómo describirlo. Nunca habría pensado que esa zona de mi cuerpo fuera tan sensible.
    Mika, entonces, tomó con ambas manos y con firmeza mi cadera. Me recorrió ligeramente hacia abajo, pegando nuestras pelvis por unos segundos. Pude sentir algo duro contra mí, provocando que yo también me pusiera erecto. Mika entonces subió su boca hasta mi boca, besándome de una manera que me enloquecía. Nuestras lenguas danzando.
    Le acariciaba la espalda con mis manos mientras su mano recorría desde mi cuello hasta mi pecho, y de ahí fue bajando por mi abdomen hasta llegar al punto donde mi pantalón comenzaba a estorbar. Su mano se abrió un camino entre mi pantalón y mi piel, bajando con lentitud hasta comenzar a recorrer cada centímetro de mis partes íntimas. Gemidos comenzaron a escaparse de mis labios al sentir aquel placer, interrumpiendo el beso. Sentía su mano subir y bajar alrededor de mi miembro. Sentía tanto placer que me parecía imposible que algún día volviera a sentir algo igual.
    Después de unos segundos Mika se detuvo y se incorporó de rodillas sobre la cama. Con delicadeza, tomó mi pantalón y lo comenzó a quitar. Yo alcé mis caderas para que pudiera hacerlo con mayor facilidad. Una vez que mi pantalón estaba por los suelos, comencé a quitarle el suyo. Fue más rápido ya que él se levantó de la cama para poder quitarselo.
    Ahora sólo llevábamos ropa interior, lo que me hizo sentir un tanto nervioso. Bajé la mirada avergonzado, e intentaba tapar mi cuerpo, pero para mi sorpresa, Mika se acercó y depositó un tierno beso en la frente.
    —No te cubras, Alatus, porque la vista para mí es maravillosa. —Me acomodó el cabello, mientras yo lo miraba a los ojos, aún nervioso—. Eres lo más hermoso que haya visto en esta vida, y quiero que seas todo mío esta noche.
    —Quiero ser tuyo toda la noche, Mika.
    —¿Puedo quitarte la ropa interior? —Me preguntó con unos ojos de cachorro. Asentí.
    Retiró mi ropa interior con lentitud y delicadeza. Al sentir el roce de sus dedos sobre mi piel no pude evitar sentir escalofríos. Arqueé mi espalda ligeramente ante la excitación del momento.
    Estaba completamente desnudo frente a él. Vi cómo me miraba. Sentía una mezcla de emociones entre excitación, nervios, amor… Me sentía deseado por él y eso me hacía sentir más seguro.
    —Alatus, debo prepararte para que podamos avanzar, ¿de acuerdo?
    —De acuerdo, ¿qué debo hacer?
    —Date la vuelta, te ayudaré. —Me di la vuelta y Mika me ayudó tomando mis caderas para que no tuviera que hacer tanta fuerza con mis piernas, especialmente con la mala—. Si sientes dolor debes decirlo, ¿de acuerdo? No te aguantes y sé honesto, por favor.
    —Sí, está bien.
    Estaba nervioso, después de todo, era mi primera vez, pero a la vez sabía que estaba en buenas manos a su lado. Escuché a Mika buscar algo de su mochila. No era lubricante, de hecho decía algo como “baba de slime”, pero suponía que era el equivalente a un lubricante.
    —Bien, voy a hacerlo, por favor dime cualquier cosa.
    —Deja de preocuparte tanto y hazlo.
    Sentí su dedo introduciéndose en mi recto. Primero fue incómodo más que doloroso, pero después de un rato ya no parecía tan raro. Mika hacía algo extraño con sus dedos, pero no se sentía mal. Entonces sentí que otro dedo más se introducía. Este segundo sí dolió un poco al principio, pero nuevamente, después de un rato, se sintió normal.
    —¿Cómo te sientes? ¿Te duele?
    —Sólo al principio, ahora se siente… mmh.
    Tuve que dejar de hablar, porque sus dedos estaban moviéndose dentro de mí de una manera en la que me hacían sentir algo muy potente, me hacían sentir demasiado bien. Había momentos en los que tocaba un punto que me hacía querer soltar gemidos tan fuertes como para que los escuchara cada persona dentro de La Posada Wangshu.
    —Al ver cómo arqueas tu espalda, supongo que puedo tomar esto como una respuesta positiva.
    Sus dedos fueron más profundo, provocando que tuviera que morder mis labios para no soltar gemidos tan fuertes. Sentía que podía gritar incluso por el placer que sentía mi cuerpo. Si esto eran sólo sus dedos y me hacían sentir tan bien… ya me preguntaba cómo sería cuando él estuviera dentro de mí.
    —¿Estás listo?
    —Creo que estoy más que listo. Sólo… ve despacio al principio, tengo miedo.
    —No te preocupes, seré muy cuidadoso.
    Me di la vuelta para poder ver su rostro. Mika estaba a los pies de la cama, quitando su ropa interior con rapidez, entonces subió a la cama, acercándose a mí. Quería ver a Mika mientras hacíamos el amor. Quería saber si él también sentía placer, quería ver si se sentía tan feliz como yo.
    —Avísame si duele.
    —Bien, te lo haré saber.
    Jalé su rostro para poder besarlo con pasión. Quería todo de él. Sentí algo caliente presionando contra mí recto, entonces supe que el momento había llegado. Pronto sentí como Mika se introducía dentro de mí, provocando que soltara un gemido mayor a los que ya había soltado antes, en seguida noté lo duro que había sonado, así que apreté los labios para que pudiera detenerme.
    Su miembro se introdujo dentro de mí con lentitud, pero al pasar unos segundos, sentí que la velocidad de sus embestidas aumentaba gradualmente, al igual que la delicadeza poco a poco se quedaba atrás. Nos besábamos, parando algunas veces por falta de aire o por gemidos. Podía ver que ambos sentíamos la necesidad de más y más mientras los segundos pasaban.
    Mis dedos se enterraban en su espalda algunas veces, o también le jalaban el cabello de la nuca con delicadeza. Sentía tanto a la vez mientras él me embestía que no podía describirlo. Su mano pasó de mi rostro a mi miembro, y comenzó a subir y bajar una y otra vez, causando que mis gemidos aumentaran.
    Sus embestidas, nuestros cuerpos desnudos rozando, su mano sobre mi miembro con aquel tacto que él tenía, su rostro, nuestras respiraciones agitadas, nuestros ligeros gemidos, él dentro de mí… Era tan perfecto todo que incluso pensaba que era un sueño.
    —Mika, ahh, creo que…creo que estoy cerca.
    —Sí, yo… yo también.
    Sólo faltaron unos segundos más después de esas palabras y ambos terminamos. Nuestras respiraciones siguieron agitadas durante un largo rato después de terminar. Mika se bajó de encima mío y se puso a mi lado. Mientras me acariciaba el rostro. Me sonrió y yo también le sonreí, entonces me besó tiernamente.
    —Jamás olvidaré esta noche, Alatus. Te amo.
    —Yo también te amo, Mika. Esta noche lo ha sido todo para mí.
    —Y la noche aún es joven, y te hice una promesa, así que descansa que seguiremos durante todo la noche. —Su mirada era juguetona, y eso me gustaba, porque tampoco pensaba parar ahí—. Reponte, porque en unos minutos continuaremos.
    Mika no mentía cuando dijo eso, porque al pasar unos cuantos minutos seguimos intentando nuevas cosas. No nos quedamos en una misma posición todo el tiempo, tampoco hicimos el amor de la manera normal, sino que hubo sexo oral de por medio y también algunas cosas más. Mi primera vez haciendo sexo oral fue complicada, porque había cosas que sabía pero no entendía a la hora de aplicar. Al final fue todo tan extraordinario que acabé agotado.
    No tenía la cuenta de las veces que terminamos, ni tampoco tenía idea de cuántas horas estuvimos así, con minutos de descanso después de terminar. Lo hicimos tantas veces que al final acabamos más agotados que nunca. Y ahora sólo teníamos que limpiarnos, cambiar las sábanas y dormir.
    Una vez que terminamos de bañarnos, Mika fue a recepción con una bata, causando que yo quisiera morir de vergüenza, ya que tenía tantas marcas rojas en el cuello de mordidas y chupetones que había dejado marcados con mi boca que ahora me avergonzaba que saliera. Aunque yo estaba igual. No sabía cómo le haría mañana para cubrir todo.
    Me puse una pijama que se encontraba dentro del closet y me dirigí hacia la cama para retirar las sábanas y ponerlas en el bote de ropa sucia que había en la posada. Estaba agotado, así que decidí sentarme, pero entonces una punzada en la espalda baja provocó que me encorvara hacia delante.
    —¡Maldición!
    —¿Alatus? —Me incorporé tanto como pude para poder mirarle. Mika estaba tan preocupado que dejó caer las sábanas al piso y corrió hacia mí—. ¿Qué sucede? ¿Te encuentras bien?
    —Sí, creo que sí, es sólo que mi espalda me duele mucho.
    —¿La espalda? —Mika me miró angustiado—. Oh no, ¿la espalda baja?
    —Sí, de hecho sí, ¿cómo lo sabes?
    —Lo siento, cariño. —Mika me acarició la espalda—. Esto es mi culpa, creo que fui demasiado rudo contigo.
    —No, en realidad fuiste muy lindo el día de hoy. —Le pasé la mano por la mejilla y le di un corto beso en los labios—. Hoy ha sido maravilloso, Mika. Gracias por esta noche. Fue muy especial.
    —Para mí también fue muy especial. —Una sonrisa se dejó ver en sus labios, y entonces me regresó el beso corto, y después me dio otro beso en la frente—. Cada segundo que paso contigo vale el mundo entero para mí. Nunca me había sentido de esta manera. Alatus, te amo.
    —Y yo a ti, Mika. —Nos abrazamos con tanta fuerza que mi espalda volvió a doler, pero no quería soltarlo, era un dolor agradable, en cierta forma—. Pero ahora deberías levantar la sábana y cerrar la puerta.
    —Sí, creo que debería hacer eso, porque nos hace falta descansar.
    Mika fue por la sábana y ambos nos pusimos manos a la obra para hacer la cama. Acabamos rápidamente, así que cuando la cama estaba hecha, simplemente nos acostamos abrazados el uno al otro. Se sentía bien. Se sentía como en casa. Ni siquiera me avergonzaba la idea de que me viera dormir, como antes pensaba que me avergonzaría. Estaba feliz aquí.


Daga Fragmentada || Xiaother AU || TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora