Capítulo XVI: Destino Inevitable

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    ~Aether joven POV~

    —Aether, yo…
    —No, Xiao. —No quería ni mirarlo a la cara, pero me di la vuelta—. Me prometiste que no harías esto, que me dejarías a mí resolver los asuntos de Alatus y que cambiarías esa área y luego regresarías.
    —Aether, no estoy regresando, sólo ayudé a Alatus con Zhongli.
    —Sabes perfectamente que conozco esas técnicas. —Lo miré con molestia—. Sabes muy bien que esto lo hiciste sobre todo para demostrarme que estás cambiando y que estás trabajando en esas áreas que te pedí trabajar. Sabes muy bien que lo haces principalmente por un beneficio personal y no por Alatus.
    —Yo… tienes razón. —Xiao se recargó en la pared, con la mirada fijada en el piso—. Lo siento, Aether, soy un egoísta. No quería estar sin ustedes, pero no hice esto con una mala intención. Yo… quiero a Alatus, a pesar del corto tiempo que llevo conociéndolo me he encariñado con él, y obviamente a ti te amo. No quería estar alejado de ustedes.
    —Xiao, yo también te amo. Pero no puedo aceptarte así como así, sólo por el hecho de que nos ames. Lo último que pasó con Alatus es algo que no puedo pasar por alto. —Suspiré, no quería alejarlo, odiaba la idea de tener que alejarlo—. Te amo, pero quiero que te alejes un tiempo, hasta que puedas pensar en los demás y no sólo en ti mismo.
    —Está bien. —Xiao se alejó caminando por el pasillo, pero Verr se dirigió hacia él con prisa—. ¿Sucede algo?
    —Adeptus Xiao, han habido muchos reportes de unos Fatui alrededor de la posada, en el Pantano Dihua —mencionó Verr—. Quería saber si podría revisar eso. Lamento la molestia, adeptus.
    —No es problema para mí el encargarme de esas situaciones. Iré a revisar.
    Verr se fue después de hacer una reverencia ante Xiao y ante mí. Miré a Xiao unos segundos, pero él aún me daba la espalda. No parecía querer terminar la conversación ahí, pero tampoco decía nada. Simplemente me miró sobre el hombro sin girarse. Y entonces se puso la máscara y desapareció entre aquel humo negro y turquesa entre el cual siempre desaparecía.
    Me entristeció que no agregara nada más a lo ya dicho. La comunicación nunca había sido nuestro fuerte y yo lo sabía, pero eso no significaba que no me entristeciera cada vez que no hablábamos lo que nos molestaba o preocupaba, lo que trajeramos en mente.
    —¿Y Xiao? —La cabeza de Alatus se asomaba desde la puerta de la habitación. Su herida finalmente estaba vendada, pero noté algunos moretones sobre su cuello—. ¿Papá?
    —Alatus, ¿qué te sucedió en el cuello? ¿También fue obra de Zhongli?
    —N-No, no es nada, sólo me pegué anoche mientras dormía. —Noté cómo un sonrojo ligero pasaba a uno completo de inmediato, y entonces entendí que debía dejar de preguntar—. T-Todo está bien, tranquilo, esto fui completamente yo solo.
    —Sí, creo que prefiero no saber realmente su origen, descuida. —Primero no quise inmiscuirme, pero recordé que era mi hijo, así que no pude evitarlo—. Aunque en realidad debo decirte que pienso que aún eres muy joven para mantener ese tipo de contacto con Mika.
    Provoqué más incomodidad en Alatus, pero sentí que cuando menos debía decir lo que pensaba. Suspiré hondo y lo miré, parecía aún esperar una respuesta de mi parte en cuanto a lo que había preguntado. Me parecía sorprendente que quisiera a Xiao aún sin ser su padre, al punto de preocuparse por él. Debía contestarle, él tenía el derecho de saber.
    —Fue a cazar a unos Fatui que andan en los alrededores de la posada.
    —¿En el Pantano Dihua?
    —De hecho sí, ¿cómo lo sabes? —Me preocupó la exactitud con la que sabía esa información.
    —¡¿Qué?! —Alatus gritó tan duro que tuve que hacerle la seña con el dedo índice de que bajara la voz, había más personas descansando después de todo—. ¿Por qué lo dejaste ir? ¿Acaso no es el amor de tu vida?
    —Sí, pero hay temas personales y de adultos que no tocaré contigo, ¿de acuerdo? Ahora regresa a tu cuarto.
    —Bien, pero necesito algo de la recepción, así que debo ir.
    —¿Quieres que yo…?
    —No, gracias, quiero hacer esto solo. —Me interrumpió antes de que pudiera contestar—. Debo acostumbrar a mi pierna.
    —Claro, entiendo.
    —Con permiso.
    Alatus parecía llevar mucha prisa. No entendía que necesitaba de la recepción, pero suponía que era algo como sábanas limpias o un servicio diferente. De cualquier manera, me parecía extraño que no le había prestado tanta atención a lo que había dicho de Xiao. ¿Su carácter siempre había sido así?

Daga Fragmentada || Xiaother AU || TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora