Prólogo

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    Las noches siempre me recordaban a él, la persona que siempre me ayudó, mi mejor amigo. No hacía mucho que lo había perdido, y ahora me sentía triste al mirar las estrellas. No estábamos enamorados, pero éramos almas gemelas. No existe un peor sentimiento que el vacío que te deja perder a la persona que era tu otro yo.

    Miré a mi padre, me preguntaba si él también se sentía así. Perder a mamá no había sido fácil para él, yo lo sabía, pero me preguntaba si sentía el mismo vacío que yo ahora. Siempre se miraba distante, sin ganas de existir incluso. ¿Podría ser que la pérdida de mamá también lo ponía así de mal? ¿Habría una cura para el sentimiento de vacío después de tantos años?

    —Mi madre, —dije sin ningún aviso previo. Se giró al instante para verme—, ¿aún la extrañas?

    —¿Por qué lo preguntas? —Le bajó la lumbre a la estufa y se dirigió hacia mí, sentándose sobre el brazo del sillón—. ¿Es por Mika?

    —Él era mi alma gemela, no en un sentido romántico, sino en uno que va más allá de lo que el mundo piensa sobre ese tipo de amor. —Miré al piso recordando los buenos tiempos—. Ya han pasado meses desde que él… Y aún así no logro dejar de sentir un vacío en mi interior. De alguna manera, siento que ese vacío jamás desaparecerá.

    —Bien, si tengo que ser honesto… —mi padre posó su mano reconfortante en mi hombro—... jamás desaparece, Alatus.

    —¿Tú… aún extrañas a tu alma gemela? ¿Sientes el vacío que dejó mi mamá a pesar de que ya ha pasado tanto tiempo?

    —El vacío del alma gemela no se puede volver a llenar, porque esa persona se vuelve tan afín a ti que se vuelven uno mismo. —Mi padre retiró su mano de mi hombro—. Cuando alguien que amas con esa intensidad desaparece, jamás te llenas de nuevo. No importa cuánto amor sientas por alguien más, o cuán fuerte intentes ser, o cuánto intentes aparentar que  estás bien. Por dentro, siempre estarás muerto, siempre te preguntarás qué pasaría si esa persona estuviera aquí y ahora.

    Me confundía cómo mi padre hablaba con ambigüedad. No se refería a mi madre en ningún momento como su alma gemela, sólo hablaba de cómo su alma gemela se había desvanecido de la vida, pero nunca mencionó como “Noelle”, mi madre, era su alma gemela. Me preguntaba si existía la posibilidad de que no fuera su alma gemela, o si simplemente le dolía demasiado el mencionar su nombre y por eso lo evitaba.

    —Lamento mucho que tengas que pasar por esto, Alatus. —Me revolvió el pelo con cariño y se levantó para ir hacia la estufa nuevamente—. A mí me pasó dos veces, y sé lo doloroso que es.

    —¿Dos veces? —pregunté confundido—. ¿Puedes tener más de un alma gemela? Pero dijiste que…

    —Una de ellas fue tu tía, mi hermana, Lumine. —Me interrumpió antes de que pudiera seguir—. La otra persona fue el amor de mi vida.

    Decidí no seguir el tema. Simplemente lo miré mientras notaba como su rostro se apagaba, más de lo normal. Sabía que el tema de mi tía Lumine era algo que lo desgarraba. No solía hablar mucho de ella, a veces llegaba a contar historias de sus viajes, pero jamás hablaba de cómo la había perdido. Recuerdo vagamente a mi madre decirme que mi padre había tenido que detenerla, que había sido la decisión más difícil de su vida, ya que la había buscado durante bastante tiempo en un viaje largo, pero que al encontrarla se dio cuenta que ella ya no era la Lumine que mi padre conocía y amaba. Así que la había detenido.

    Habíamos terminado de cenar hacía poco, y cada quien se había retirado a su habitación. La plática había sido tranquila, y no se había hablado más del tema de las almas gemelas. Ambos estábamos cansados del tema, y no nos sentíamos listos para hablar, eso era obvio.

    A pesar de no haber tocado el tema, una duda no dejaba mi cabeza mientras miraba el techo de mi habitación. Mi padre había aclarado que tuvo dos almas gemelas, su hermana Lumine y el amor de su vida, pero nuevamente no había dicho el nombre de mi madre, incluso parecía huir del tema. ¿Había alguien más en su vida que fuera su alma gemela, alguien que no era mi madre?

    Era obvio que no quería irrumpir en su privacidad, porque mi padre siempre había respetado la mía y teníamos una relación muy sana como para dañarla a causa de mi incesante curiosidad y falta de respuestas.

    —Tal vez si le pregunto… —dije en voz baja, razonando conmigo mismo—. No, él no me responderá, probablemente. De cualquier manera, prefiero preguntarle primero a hacer una investigación por mi cuenta.

    Me levanté de mi cama para dirigirme a la habitación de mi padre. Necesitaba preguntarle, necesitaba saciar mi curiosidad, pero… ¿y si no quería responder? ¿Podría respetar el hecho de que él no quisiera contarme acerca de su vida? No quería ser ese tipo de persona, pero también tenía deseos de acercarme más a mi padre y hacerle saber que era alguien digno de confianza.

    Llamé a la puerta sin titubear más.

    —¿Papá? —pregunté.

    Abrí con la mayor precaución la puerta, después de todo, no estaba del todo cerrada, así que me abrí un pequeño espacio. Él no estaba en la habitación. Todo parecía ordenado, y ni siquiera parecía que él estuviese en casa, de no ser por la lámpara encendida sobre su escritorio. Me acerqué para apagarla, ya que estaba acostumbrado a limpiar un poco su habitación debido a que él siempre salía de casa para hacer algunos encargos nocturnos. Entonces lo vi, algo escrito…

    —Año actual de Teyvat. —Empecé a leer en voz alta—. Querido diario, hoy hablé con Alatus acerca de las almas geme…las.

    Me detuve antes de seguir leyendo al ver que sí era un diario, y peor aún, que era el diario de mi padre. El leer su diario significaba cruzar un límite que no podría recuperar por mucho que tratara. La privacidad de una persona es sagrada, y si mi padre hiciera lo que yo estoy pensando hacer, perdería mi confianza.

    Me alejé y me senté sobre la cama a meditar. No quería hacerlo, pero otra parte de mi quería respuestas, y quería saber qué era lo que mi padre protegía de mí por tantos años.

    —El que yo lo haga, no quiere decir que él tenga que enterarse, ¿no? —Me sentía mal por esos pensamientos, pero ya había comenzado—. Lo siento, papá, sólo será lo necesario.

Daga Fragmentada || Xiaother AU || TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora