Daga Fragmentada || Xiaother AU || TERMINADA

Capitulo XXI: Héroe

    Aviso: Este capítulo estará narrado desde diferentes perspectivas protagónicas, sin embargo pondré avisos para cada cambio de POV. No pondré el final del POV, como las veces anteriores, sólo el cambio de POV.
    ⚠️: Este capítulo contiene escenas de acoso sexual, violencia física y homofobia. No apto para personas sensibles al tema.

    ~Aether POV~

    Los años pasaban rápido, y no entendía cómo era posible que Alatus ahora tuviera 13. Era un adolescente en todo su esplendor, y estaba cerca de conocer a Mika. En mi vida anterior me oponía demasiado a la idea de que Alatus anduviera con un hombre mayor que él, pero mi mayor miedo era que se enamorara y perdiera a Mika, al igual que yo había perdido al amor de mi vida. No quería admitirlo, pero lo de Xiao me había afectado en todos los aspectos posibles. Así que no quería el mismo destino para mi pequeño.
    —¿Sobrepensando desde temprano? —Xiao estaba detrás de mí, y me rodeó la cintura con sus brazos mientras yo tomaba una taza de té mirando a la ventana—. ¿Sucede algo?
    —Hoy Alatus conocerá a Mika. —Me giré para verlo y dejé mi taza sobre el borde de la ventana—. Recordaba mi vida anterior y el porqué no los dejé salir, al igual que me preguntaba qué pasará ahora.
    —Aether, —acarició mi mejilla con delicadeza—, no tienes por qué preocuparte por el pasado. Sé una cosa por seguro, y es que todo será como tiene que ser. Lo que tenga que pasar, pasará, y tu vida pasada ya no es tu vida. No te preocupes más.
    —Sí, lo sé. Tienes razón. —Le di un corto beso en los labios—. Me pregunto por qué no recuerdas tu vida pasada.
    —La verdad yo tampoco lo sé. —Xiao miró al piso con el ceño fruncido—. Tal vez lo ignoro porque no es algo que me importa. Lo único que me importa es el aquí y el ahora contigo.
    —Eres un romántico.
    —Claro que no.
    Lo atraje hacia mí y comencé a besarlo. Ambos sonreíamos a mitad de beso, y cuando eso pasaba no podía evitar sentir mariposas como un adolescente enamorado. Quería estar con él siempre. No me parecía suficiente jamás. Quería pasar el resto de nuestras vidas juntos.
    —¡Papás! —Nos separamos de inmediato—. Yo sé que el amor debe ser muy bello, pero estoy hablándoles desde hace más de 10 segundos para preguntarles si han visto mi suéter beige. Pensaba llevarlo hoy a mi primer día de clases y no está por ningún lado.
    —Lo siento, hijo —respondí avergonzado—. No lo he visto.
    —Yo tampoco.
    —¡Mierda!
    —¡Alatus! —le reprendimos al unísono Xiao y yo.
    —Lo siento, es que me dio tristeza, pero está bien. Entonces me iré así, espero tener un buen día. —Alatus nos abrazó—. ¡Los amo! ¡Ya me voy!
    —¡Ve con cuidado por favor! —Le grité, pero ya se había ido—. Es apenas su segundo año, no es como que vaya a conocer a gente nueva, a excepción de Mika…
    —Tengo el presentimiento de que será un buen día. Pero ahora que lo he visto crecer y lo he criado junto a ti… me siento extraño de verlo crecer. Quisiera poder protegerlo siempre de todo…
    —Es mi segunda vez teniéndolo, y esa sensación jamás se va.
    —Somos muy afortunados por tenerlo.
    —Lo sé.

    ~Alatus POV~

    Salí corriendo de la casa. Iba unos minutos tarde a la escuela, pero tal vez podría compensarlo si corría un poco. Así que corrí tanto como pude hasta llegar al último callejón donde tenía que dar vuelta. Estaba un poco solitario y siempre me daba algo de nervios pasar por ahí, pero ya estaba llegando.
    —Al, hasta que nos encontramos nuevamente. —Escuché una voz de detrás de mí que me hizo querer darme vuelta de inmediato e irme a casa, sin embargo, opté por seguir caminando e ignorarle—. Vaya, ¿piensas ignorarme?
    —No pienso seguir más tu juego. —Seguí caminando—. Si quieres seguirme acosando, me encargaré de decírselo a la directora y a mis padres, porque estoy harto de tus juegos absurdos.
    Sentí un jalón fuerte en el brazo, y luego sentí como ese mismo jalón se tornó más violento y me tiró al piso. Miré con odio a Gerard desde el piso húmedo. No era un bully exactamente, pero yo le gustaba y siempre veía maneras de acosarme. Cuando lo ignoraba respondía de manera agresiva y me jalaba con fuerza o me tiraba, pero este año ya no estaba dispuesto a dejarlo pasar.
    —¿Por qué tienes que ser así conmigo? —Se acercó a mí mientras seguía tirado en el piso—. Alatus, yo… de verdad estoy enamorado de ti. Si tan sólo me dieras una oportunidad.
    —¡Entiéndelo Gerard! No siento nada por ti, y con estas actitudes tan asquerosas que tienes mucho menos pienso darte una oportunidad.
    Me levanté del piso molesto, pero Gerard me empujó nuevamente y me tiró al piso. Estaba tan asqueado de esta situación que me levanté con rapidez y lo empujé esta vez yo. Ya no iba a permitir que él siguiera haciendo lo que quisiera sin consecuencias.
    —¡¿Qué demonios, Alatus?! —Gerard se levantó enfurecido, me tomó del brazo y me pegó a la pared—. ¿Acaso crees que puedes huir de mí para siempre? Eventualmente serás mío y jamás podrás escapar. Yo no sé por qué te espantas, tus padres son maricas, seguro que sabes también cómo aflojar ese agujero tuyo.
    —¡Deja de insultar a mis padres, hijo de perra!
    Intenté zafarme, pero su agarre era muy fuerte. Entonces intenté darle un puñetazo con el otro brazo, pero lo tomó con fuerza y también lo pegó a la pared. Se acercó a mí demasiado e intentó besarme en la boca, pero me giré incontables ocasiones para evitarlo.
    —¡Déjame en paz, Gerard!
    Le tiré una patada en la espinilla, provocando que se retirara unos pasos y me soltara. En cuanto me zafé intenté correr, pero me tomó por el pelo y me jaló. Entonces me pegó dos puñetazos en el rostro, causando que me mareara y no tuviera un buen equilibrio durante un tiempo. Entonces me dio un puñetazo en el estómago y me tiró sobre unos escalones que había en el callejón. Sentí su peso sobre mí, pero no podía reaccionar correctamente.
    —¡Suéltame! —Comencé a sentirme desesperado ante su fuerza tan superior a la mía. Me sentí ahogado al ver que no podía hacer nada por defenderme—. ¡Ayuda!
    Me tapó la boca con una mano, así que lo mordí, pero no fue la mejor opción, ya que se enfureció más y me golpeó con más fuerza, dejándome casi inconsciente. Sentía sus asquerosas manos tocando mis glúteos por debajo de mi ropa interior. También sentía sus labios recorriendo mi cuello. Me sentía tan asqueado y desesperado que sólo podía suplicar por una ayuda divina.
    —¡Basta, Gerard, por favor! —Lo empujé con mis manos mientras suplicaba llorando—. ¡Suéltame!
    Con la última pizca de fuerza que me quedaba, le doblé los dedos de una de las manos que apretaba mi glúteo con fuerza. Se retorció de dolor durante unos segundos, pero no fue demasiado para mi infortunio. Sentí como ganó estabilidad rápidamente, y entonces sentí como apretó mi brazo de tal manera contra el escalón que provocó que se rompiera.
    —¡AGH! —Grité de dolor—. ¡Ya basta, Gerard! ¡Ayuda, por favor! ¡Ayúdenme!
    Me golpeó en el estómago con fuerza, sacando mucho aire de mí, dejándome sin respirar bien y tosiendo. Entonces apretó mi cuello entre sus manos. Quería defenderme, pero eso cada vez parecía más imposible. Sólo podía sentir cómo mi cuerpo se negaba a responder a mis suplicantes órdenes cada vez más y más. Ni siquiera podía mantener los ojos abiertos. ¿Acaso esto sería mi fin? ¿Acaso moriría a manos de un infeliz cuyo único objetivo era satisfacer sus deseos?
    Pude ver una silueta acercándose a toda velocidad en medio de mi visión borrosa. Pude notar que algo jalaba a Gerard y lo alejaba de mí, al igual que pude notar que ahora podía respirar un poco, pero aún seguía mareado y estaba a punto de perder la consciencia.
    —¡¿Alatus?! —Una persona de cabello rubio se acercaba a mí y me llamaba por mi nombre—. ¿Puedes oírme? ¡Hey! No te duermas, ¿vale? Quédate conmigo, por favor. ¿Alatus? ¡Alatus!