Capítulo 8. Sigues teniendo la misma sonrisa

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Quiero decir que la madre de Sanemi y Genya me parece una de las mujeres más fuertes del anime, pero he tenido que cambiar su forma de ser para que se adapte a la historia, así que disculparme por si no os agrada su forma de ser.

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POV Narrador

Era llevado por Uzui hasta la habitación del hospital que estaba Genya, desde que Gyomei le dijo que Genya estaba en el hospital debido a que su padre lo había atacado, su mente y su cuerpo se separaban, intentaba pensar en que había podido ocurrir para ese ataque, esa misma mañana Genya le había comentado que su padrastro jamás había llegado a tocarlo ni hacerle ningún daño físico. Sintió que su caminata paró, el dirigió la mirada hasta el más alto y después miró hacia donde se dirigía la mirada y se encontró con Gyomei, al verlo todas las preguntas que tenía en su cabeza se redujeron a solamente una y por fin desde que colgó el teléfono habló.


—¿Dónde está mi hermano?

—Ahora mismo se encuentra dormido, intenta no hacer sonidos bruscos —el de las cicatrices solo pudo afirmar, justo después el más alto de los que se encontraban ahí le dejó pasar a la habitación—.


Esta era pequeña a causa de que esa habitación era solamente para un paciente, el único sonido de la habitación era el pitido del monitor de signos vitales, dando a entender que el corazón del menor seguía latiendo, Sanemi se acercó un poco más y donde primero se fue su mirada fue a sus brazos estos estaban vendados por completos, después de eso su mirada subió y se paró en el rostro del moreno, una línea de gasas usando esparadrapos para que se sujetaran a la cara cubría la parte superior de su mejilla derecha y de su nariz, ese maldito no solo le había realizado heridas en sus brazos de las cuales no sabía el tamaño a causa de las vendas, sino que se atrevió a dañar su rostro.


Aguantando su furia llevó su mano hasta la mejilla izquierda, le sorprendió que aunque yacía dormido, parecía que sabía que ese roce había sido causado por su hermano por la sonrisa que se formó en su rostro.


—Sigues teniendo la misma sonrisa cuando duermes — sus pensamientos se interrumpieron al escuchar abrirse la puerta, creía que era Gyomei, pero la persona que vio hizo que se enfadara—.

—Gyomei me ha dicho que estabas aquí.

—Tienes más hijos ¿Por qué no estás cuidándolos?

—Están con tu abuela hasta el juicio de tu padras... —Sanemi la interrumpió—.

—Ni se te ocurra decirlo ese no es ni mi padre ni mi padrastro, no sé si recuerdas el último día que estuve en casa, ese maldito me echó y tú no hiciste nada, lo preferiste a él.

—Hijo, él tenía razón.

—Él te cree cuando le dices eso, tu sabías lo que yo sentía por Genya desde incluso antes de divorciarte de nuestro padre y nunca te ha importado, hasta que a tu nueva pareja si le molestó.

—Sanemi por favor tranquilízate —la mujer levantó un poco la voz lo que hizo que el pequeño se moviera un poco incómodo por el ruido—.

—Tu eres la que deberías relajarte, y si quieres hablar levantando la voz, hablamos fuera.

—Está bien —la mujer salió de la habitación dejando la puerta abierta para que su hijo mayor saliera, el mayor solo beso la frente de su hermano, salió al pasillo y cerró la puerta —hijo, sé que te preocupa tu hermano, pero esta es la primera vez que le hace daño.

—Claro, vamos a esperar a que lo mate, y cuando eso ocurra seguirás diciendo que tu pareja es una buena persona y que no quiso hacerlo.

—No estoy diciendo eso.

—Mira mama, sabe lo único bueno de que esto le haya ocurrido a Genya.

—¿El qué?

—Que el mierda de documento que hiciste para tenerlo controlado ya no es válido y que cuando salga de aquí podré llevármelo.

—Sanemi, por favor, no hagas eso.

—Tenías que haber suplicado cuando ese cabrón me hecho de casa y ni siquiera echaste una maldita lágrima —el alvino no quería seguir hablando, aunque quería quedarse necesitaba un poco de aire, y le gustase o no ella era su madre, tenía el mismo derecho que él en estar al lado de Genya, al acercarse a la puerta se encontró a su compañero—.

—¿Cómo estás?

—No lo sé, me siento mal al ver a mi hermano en ese estado pero a la vez me siento bien ya que esto servirá para que pueda salir de allí y alejarse de ese bastardo.

—¿Qué quieres hacer?

—¿Qué?

—Ains, ¿Quieres volver a casa o quedarte aquí?

—Voy a ir a hablar con Gyomei y dependiendo lo que me diga, así haré.


Sanemi volvió al interior y no tuvo que acercarse mucho a la habitación donde estaba Genya para encontrarse con Gyomei, tras hablar un poco ambos vieron que lo mejor era que esa noche Sanemi volviera a su casa y ya al siguiente día volvería al hospital.


Continuará...

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