Capítulo 10. Quiero estar con él

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POV Narrador

—Nemi... —al escucharlo el mayor no lo pensó dos veces y fue hasta la cama donde estaba su hermano—.

—Estoy aquí, Nemi está aquí —dijo cogiéndole la mano derecha a lo que el otro sonrió —Creí que te perdería, ¿Por qué hiciste algo como eso?

—Tenía que proteger a mamá —dijo mirando a la mujer —¿tú estás bien mamá?

—Si cariño, estoy bien —el pelinegro solo sonrió aunque la mujer podía sentir la mirada amenazante de su hijo mayor —tus hermanos también están perfectamente, estamos deseando que vuelvas a casa.

—Yo también quiero verlos —Sanemi estuvo a punto de responder a su madre sobre la segundo parte de lo que había dicho pero un apretón en su mano de parte de su hermano lo hizo calmarse y mantenerse el silencio —Mamá me hacer un favor.

—Claro mi pequeño, ¿qué quieres?

—He oído que han traído unas chocolatinas nuevas y quiero probarlas, ¿puedes traerme una? Himejima-san me ha dicho que puedo comer dulces.

—Claro —le besó la frente —ahora mismo te las traigo.


Nada más que la mujer salió de la habitación Sanemi caminó hasta la posición donde estaba su madre y se inclinó y besó suavemente los labios para después juntar sus frentes.


—No tienes ni la menor idea de lo preocupado que estaba, cuando Gyomei me dijo que estabas aquí —le acarició levemente la mejilla —podría haberte matado.

—Lo siento, pero cuando vi el cuchillo... ¿Dónde está él?

—Por lo que me ha dicho Gyomei está en la cárcel, pero no sé hasta cuando.

—Quiero volver a ver a nuestros hermanos, pero no quiero volver a la casa, no me regreses a casa —lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas—.

—Shh...shh...—mientras que con una mano le acariciaba el cabello con la otra le secaba las lágrimas —no voy a volver a dejarte solo, nunca más voy a dejarte solo.

—Mi pequeño ya estoy aquí —el moreno se secó las lágrimas—.

—Gracias mamá.

—Yo voy a ir a hablar con Uzui para decirle que me quedo aquí contigo, ¿vale?

—Vale aniki —el mayor le besó la frente y salió de la habitación—.


Caminó hasta donde estaba Uzui y a decir verdad se sentía con las energías renovadas, el ver la sonrisa de su hermano lo había hecho muy feliz, y todavía más al saber que en pocos días acabaría toda la pesadilla de tener que esconder lo que ambos sienten.


—¿Cómo está tu hermanito?

—Bien, dentro de lo que cabe.

—Los médicos me han dicho que ya hoy podría irse para su casa ya que solo son cortes sin ninguna gravedad, pero como mañana tiene su padre el juicio, saldrá de aquí directamente para allá.

—Quiero ir con él.

—Sanemi, tu padrastro estará ahí.

—Por eso quiero estar con él —el más alto sonrió al ver la seguridad de su amigo—.

—Está bien, vamos a la habitación para hablar con él y ya te quedas con él hasta mañana.

—Yo me voy para casa, me llamas con lo que sea, como si hay que recogeros e ir a por las cosas de Genya.

—Gracias Uzui te debo una bien gorda.

—Jajaja, no lo olvidaré —tras acariciarle la cabeza se fue hacia su coche—.

—Ve adelantándote, voy a avisar para que tú puedas no solo quedarte con tu hermano sino que puedas estar con él en el juicio.

—Gracias Gyomei.


Sanemi volvió a dirigirse hacia la habitación tranquilamente pero se calmó cuando escuchó a su hermano casi llorando.


—Por favor mamá, no lo quiero hacer.

—¿Qué diablos ocurre?

—Cariño tu padre te aprecia —al escuchar eso la furia de Sanemi aumentó y corrió hasta su hermano haciendo que su madre se alejara de Genya—.

—No vuelvas a decir eso, ¡No vuelvas a acercarte a Genya!

—Solo quiero que no metan a tu padre a la cárcel.

—No vuelvas a decir que ese bastardo es mi padre y sobre todo en serio quieres que Genya mienta para que no metan a ese hijo de la gran puta en la cárcel —suspiró profundamente —llevo tres años aguantándome lo que pienso pero ya no la aguanto más, para mí que ese tipo entre en la cárcel es lo menos que le podría ocurrir, por mi pediría que directamente le dieran la perpetua o lo condenen a muerte, ese tipo solamente porque se casó contigo se creyó mi padre y me trato como una basura desde el primer maldito día, lo único bueno que tuvo ese documento es que ya no podía tocar a Genya si quería que se mantuviera vigente pero antes de que me echase de casa trataba a mis hermanos como si fueran una mierda —volvió a respirar y se tranquilizó con lo que iba a decir— ahora voy a hacer lo que tendría que haber hecho hace mucho, soy el hermano mayor y voy a proteger a mis hermanos y ahora mismo aunque seas mi madre estás poniendo en peligro la vida de mi hermano.


Continuará...

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